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24 de abril de 2022

Muchas cosas cambiaron...


 

91.

  Muchas cosas cambiaron junto a mí y tras fronteras inmediatas. Pero las de cada primera vez no se olvidaron; el recuerdo las conserva inalterables. La realidad por tanto se compone de infinitas versiones de objetos, opiniones, geografías e imágenes en general. ¿Sucede lo mismo con las personas? ¿O acaso, en las de cercanías, nuestra sensibilidad social asume las mutaciones, y refresca la composición del personaje, hundiendo en el olvido perfiles anteriores?

  Algo que en redes sociales parece imposible. Porque aquellos a quienes conocimos a la distancia, en perfiles fotográfico y de preferencias, permanecen iguales a su primera vez. En este terreno son posibles dos conocimientos: el de la pantalla, y el del encuentro personal, si llegase a producirse. Y este último, si bien puede refrescar el perfil original, tampoco será de alguna profundidad hasta tanto la socialización no se transforme en hábito. Es decir, cuando esa persona alcance la categoría de cercana.

 

  Podría mencionar varias experiencias de amistades en redes. La característica de todas ellas es la fatuidad, el conocimiento parcial que obtenemos de las personas a las que llamamos “amigo”. Existen en mi caso amistades que se cuentan con los dedos de una mano, en las que subsiste el interés por conocer personalmente al “amigo”, y finalmente establecer si asume o no dicha condición. Menciono ahora los ejemplos de dos poetas: la mexicana Isabella de Jesús Bautista y el español Miguel Veyrat; hay otros. Pero lo que importa es que las amistades que comenzaron fuera de la red, se mantienen sin que existan dudas, y son generalmente durables.

(c) Carlos Enrique Cartolano, "Scherzo", 2021

Ilustración: 20 minutos (c)


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