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25 de agosto de 2022

Antes del sueño...



 

213.

  Antes del sueño, también vacío, he visto a tres o cuatro mujeres envueltas en mantas, cada una en silla de ruedas. He escuchado a dos técnicos repasando el instructivo de manejo de algún aparato médico desconocido. Y también a mi cirujano que dialoga con su compañero de tareas acerca de la cantidad de estudiantes inscriptos este año en la Universidad, y en la carrera de medicina. Son la mayor cantidad, concuerdan. ¿Cuántos llegarán? ¿En qué tiempos y proporciones irán abandonando la carrera?

  Después me entero de que ambos médicos son profesores de la carrera universitaria. Es una arista más donde apoyar la confianza.

 

  Es difícil ahora separar lo que tuve por supuesto, de lo efectivamente escuchado y vivido. Sobre todo cuando he partido de tres o cuatro palabras escritas para ayudarme a comprender y revivir una experiencia extraña e irrepetible.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: PSAFE (c)

Máximo es el primer ...


 

212.

  Máximo es el primer recuerdo. Antesala del quirófano; nuestras camillas han quedado arrinconadas en paralelo. Máximo Lucaroni, Máximo… ¡Máximo Lucaroni! Le gritan. Estamos en situación diversa; yo espero al anestesista, y Máximo debe volver de la anestesia. Yo en la previa; él ya operado. Llevo la cabeza a mi izquierda: ha de contar con mis años, más o menos; su perfil es potente: nariz aguileña y buenos perfiles bucal y de barbilla. Vamos ambos vestidos de blanco; ambos compartiendo un tiempo inexplicable. Finalmente responde; ha logrado salir de la inconsciencia y se lo llevan. Me quedo solo; el cirujano me envuelve las piernas con sábanas, ignoro por qué. Finalmente, abandono la realidad sensible.

 

  Con dificultad interpreto las anotaciones en mi teléfono celular, para dar forma a estos textos. La memoria es definitivamente incompleta, o las sensaciones vividas son de imposible codificación ulterior.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Francisco Catala (c)


Horas antes ...

 


211.

  Horas antes de la cirugía apunto en mi cuaderno, al proseguir con lo inacabado. Es un tiempo vacío, digo; todo queda al otro lado de los sentidos y el deseo es territorio yermo que solo el recuerdo contempla. Mucho cicatriza cuando se enfría el ojo, mientras el torrente interior arremolina y amenaza desbordar.

 

  Las fuerzas ingobernables pasan del cuerpo a la escritura. Son las de la enfermedad medida por el tiempo. Presente y pasado se muestran en un prisma de cristales empañados.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Espai Viral (c)


Y al otro lado ...


 

210.

  Y al otro lado del Atlántico me reitera y se repite Miguel Veyrat,  quien parece componer poemas con puño paralelo a mi teclado. Hoy mismo dice el poeta: Pero yo seguiré por aquí/ despierto y extendido, arañando la niebla/ con las manos. Deseando/ ser metáfora de nuevo. Y lo comparto; en consecuencia escribo.

 

  En una imagen, en color y saber de las palabras, en línea y vértice, en ritmo y melodía, el poeta echa fruto de claridad y certeza. Y Miguel es grande en maestría.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Diana Dowek (c)

20 de agosto de 2022

Mi pareja de este tiempo ...



 209.

  Mi pareja de este tiempo, amada visitante que repite viejos ritos al compartir satisfacciones, es Helena en mi Troya devastada. Hay otros mitos. En tanto, la misma y otra historia continúan gravitando en volúmenes de paces tras la guerra. Es la razón de los aromas en mi cuarto de baño y en las calles, una presencia cuya disolución demora nombres para sábanas y sueño. Y es también la luz que brilla al despertarme.

    Ella logró en mí la risa, sorprendiéndome y sorprendiendo a todos quienes me conocen.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Lucian Freud (c)

Ella, dice Watson...




 

208.

  Ella, dice Albert Watson, y dispara; ella, pajarita final bajo la ropa, advierte Lucian –de gesto adusto, ceñido su abrazo al despertar en compañía–. E increíblemente para tantos, la menciona Jorge Luis Borges en el poema que volví a leer esta mañana: Una sola mujer es tu cuidado/ igual a las demás, pero que es ella. Ignoro por qué en algunos habitan recelos o temor; si algo tenemos los humanos en común es ella, quien nos alumbra y propina sinfín la descendencia.

   Ella: germen, socia y legado.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Albert Watson (c) -Kate Moss-


Colmados con velas ...


 

207.

  Colmados con velas no ardidas, dejo escritorio y cama. Ya nada puede hacerse con pabilos quemados, pero siempre habrá alguien que encienda nuevas mechas. La existencia, este prisma en viaje, carga amados convivientes, que comparten la mirada. Amores de ciclos breves o extensos que ya no confesaré, aunque son flamas que arden todavía al salir del laberinto.

 Fue cuando una inclinación culminó en miradas, o con un simple roce. Historias que encierra un nombre, nombres que cautivan un tiempo jamás perdido. Siempre bien gastado.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración:  Torange (c)


Salíamos del cine...

 


206.

  Salíamos del cine, como de otro mundo. Con otra ropa interior, porque una realidad desconocida hasta entonces nos poblaba. No nos reconocíamos por la voz, ni en los espejos. Por un tiempo nos veíamos en los personajes, en los sueños; quizás solo ellos nos devolvían. Con el tiempo maduramos, y entonces descubrimos en la lectura un efecto de extrañamiento todavía mayor. Y llegó la escritura, germen del propio dios.

   Películas que me impresionaron cuando niñaba: Rashomón, de Akira Kurosawa -1950- y Los cuentos de Hoffman de  Emeric PressburgerMichael Powell -1951-, entre otras. Curiosamente, eran poéticos los contenidos de ambas películas. En la primera, que volví a ver hace muy poco, me sentía transportado lejos por la voz y las palabras incomprensibles de la mujer violada. En la segunda película, realización inspirada en la ópera del mismo nombre de Jacques Offenbach, me sedujo la muñeca mecánica Olympia, interpretada por Moira Shearer. La imaginación transcurrió después desde la facundia natural hasta la belleza del sexo femenino. Fue en un tiempo, próximo a mis doce años, y las primeras lecturas estuvieron relacionadas con las mitologías greco-romanas, germánicas e indias.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Helmut Newton (c)


HIcieron centro en el significante ...

 


205.

  Hicieron centro en el significante: la palabra, su imperio de apetitos y conocimiento. Poblaron significados, al giro de su rueda de alumbramiento y despojo, encuentro y distracto, rebeldía y colonia, conchabo y abismo. El poema es acto de amor, y su palabra, matriarca fértil, sobrevive. Es la dulce, cruel batalla de opuestos: carne y cavidad de senos.

   Si el poema es viaje que acaba con los relojes, poeta es quien resulta capaz de dominar a Bucéfalo con solo una caricia. Al caballo de Alejandro, que vivió treinta años,  lo recordó una ciudad –Alejandría Bucéfala–, que dicen fue ciudad de excelsos poetas, aunque para algunos historiadores se haya perdido todo rastro de ella y su legado poético.  Otros dicen que es la actual Jhelum paquistaní, cuyo nombre deriva a la vez de agua clara y nieve, ya que se sirve de deshielos del Himalaya.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Helmut Newton (c)


15 de agosto de 2022

Casi todos mis días ..

 


204.

  Casi todos mis días son de la intertextualidad: cinco o seis seguidos-seguidores en twitter, bastantes más en facebook; ellos son qué leo, quienes me leen, la realidad multípara del poema. Reencuentros por la lectura, presentaciones entre comunes asiduos, recortes de Sergio A. Giuliodibari, que me permiten reescribir con sobrantes de la campaña anterior, recorridos, descubrimientos en seis direcciones, aunque el latido continúe siendo monocorde.

  Hoy repetí tras la ausencia de Jorge Paolantonio querido: es posible la neblina sobre el aguaviva del entendimiento/ que un domingo me levante y no sepa tu nombre/ ni qué hago en esta casa/ llena de recortes y libros. Por cierto, también aquí flamean o arden fragmentos en paredes, cajones, entre páginas de mis libros, en bastión de la memoria. Y otro lejano Miguel Veyrat, desde Sevilla exclama: A menudo/ la niebla me habita. / Con su abrazo rasga el fulgor/ a jirones de miedo/ - ¡Ah de la lumbre!, porque también él presta Instrucciones para amanecer. Ya se ve que sea bruma, niebla o neblina, es común el despuntar, que nuestros cantos vayan imperdibles al poema, sean únicos pretensión y combustible en la adánica Babel que reconstruimos.

  Nos queda la emoción, gemidos, un abrazo o su recuerdo, para proseguir el día de trabajo: eso sí    no me hagas caso si lloro   o te maldigo/no tiene caso dicen/ una vez que el nubarrón está instalado/ sobre el aguaviva del entendimiento, ha concluido Jorge. Y terminamos todos dispuestos, limpios para otro amanecer de la escritura.

 

  Mis guías en la escritura, estos tres geniales comunicadores de interior, que saben contagiar sus emociones, a despecho de tiempo y distancias. El poema es un viaje de solo segundos al punto más remoto en la galaxia.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Cultura inquieta (c)

Fui por esas comisuras ...

 


203.

  Fui por esas comisuras, y las llevaré conmigo adonde vaya. 

 

  Porque son talismán que salva el recuerdo y ahuyenta el olvido, que no es sino para sí la propia muerte.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Kim Sung Jin (c)


Mi cuerpo es ...


 

202.

  Mi cuerpo es por sus comisuras: la magia elástica que acerca y separa, imanta bordes codiciosa, retiene humedades y sabor, vive ignorante de pasión y entrega.  Sabiduría de puerta y cerradura, antesala de la noche, misterio de interiores que arriesga a plena luz.

 

  Si hay algo que en mi cuerpo asegure el recuerdo en otros, eso son mis comisuras. Desde la que separan los párpados, después los labios, y hasta las que es posible contemplar en genitales.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Kim Sung Jin (c)


Mi cuerpo se precipita ...

 


201.

  Mi cuerpo se precipita en franco deterioro, quizás no tan pronunciado como el de Antonin Artaud, la visión de cuyas últimas fotografías temo. Al mirarme al espejo noto que mi párpado derecho se detiene a mitad de camino, mientras el izquierdo está perfectamente abierto. Recuerdo el mismo párpado de Borges; al menos la ptosis aponeurótica supo igualarnos.

 

  En suma, prefiero contemplar fotografías de grandes artistas, y me alejo de las propias. En este tiempo de más liviano lenguaje, e intención poética, me desvive conocer toda la obra de Masao Yamamoto. En él descubro lo que quisiera hacer con mis manos y con mi cuerpo todo, sin jamás haberlo logrado –los haikus visuales–.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: El ojo derecho de Borges



Mis pasos llevan ...

 


200.

  Mis pasos llevan rumbo incierto. Sin embargo, camino por mi departamento con la sensación de ir llegando. ¿Adónde? Mi cuerpo ignora hacia dónde se proyecta. Solo arriesgo una lógica del punto de atracción, allí donde realidad y delirio me envuelven y se despliegan a la vez.

 

  Los ambientes que habito son hojas de papel y tintero. Busco la palabra, y voy siempre tras el libro.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Teresa Lanceta (c)


Intonso todavía ...

 


199.

  Intonso todavía, un recodo del jardín insiste en preguntarme.  

 

Del jardín que ya no administro, pero sí recuerdo.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Laura Makabresku (c) 

 


Soy en el otro ...


 

198.

  Soy en el otro. Estoy de pie, plantas del tiempo; me aluden tras pronunciar cada nombre, y en legión respiro con brumas del planeta. Se van en mí las manos, reniega de mí la vida. Eternidad llaman a la máxima invención humana.

 

  Sin embargo lamento hoy mi error de seis años atrás. Entonces pensaba  eternidad al pronunciar un nombre. Y sólo cabe predicar eternidad del arte: única herramienta que contiene el tiempo.

(c) Carlos Enrique Cartolano "Scherzo", 2021

Ilustración: Laura Makabresku (c)


Un meridiano terrestre ...

 


197.

  Un meridiano terrestre cabe entre recuerdos del roce y despertar a mitad de un abrazo. Otro tanto entre transitar el puente y sentir otra mano en mi mano, ya traspuesto el paso sobre una multitud. Hay coros en mí, sesenta años de ritmo compañero con mi nombre, latidos que el amor acompasó, desembarcos nocturnos, la mujer en mi lengua. Entre labios, la palabra alumbra, poblando sueños en torno.

  Maravilla que el recuerdo proporciona. La evocación por la escritura supone el regreso de emociones y contactos. Todo vuelve a suceder; y en esto –otra vez–, no soy nada original.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Laura Makabresku (c)


Durante años he pensado...


 

196.

  Durante años he pensado en el pesimismo de Joaquín O. Giannuzzi; como en algunos, su conciencia del fin, certezas que la muerte planta en unos pocos –y no es mi caso–.

  La ironía, su sonrisa de cadáver vivo verso tras verso, sabiendo de armas y despojos, tras un amor de última estación. Sabio mortal del verbo y los abrazos. Poeta vivo. Pensarlo sí; también leerlo, redescubriéndolo siempre. Imitarlo: imposible.

 

  Joaquín fue mi segundo padre, y seguramente mucho más próximo a mis necesidades de entonces que el primero, ya muerto. Tuve también una segunda madre, también vinculada a la literatura: Antonia. ¿Quién no ha tenido progenitores de su faber?

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración:  Joaquín Giannuzzi




4 de agosto de 2022

Todo lo dicho esfuma ...

 


195.

  Todo lo dicho esfuma, fuga por tuberías que antes no vi, muta a la imperfección en horas, y otra vez resta la sala vacía, extrema. Cenit y piso brillan, casi floto, primero mis pies, después mis manos van de hocico a rabo; este es un animal salvaje y nada sacia su apetito.

  Concepción. Parto. Ocupo sin títulos; llego del sueño, casi inconsciente. Escribo otra vez, y de pronto comprendo ausencias del tiempo en la escritura.

 

  ¿Acaso se escribe para una eternidad incomprobable?

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: La mente es maravillosa (c)


Esta sensación de vacío ...

 


194.

  Esta sensación de vacío es mi condena, aunque al cabo es gozo –y del mayor, entre existentes–. La necesidad de descolgar palabra tras palabra, completar el recipiente que cifra la imagen, cuando ha cavado en interiores un aire liviano y en las teclas deambulan casi volando diez dedos. Llenar, hasta el colmo digo, hasta la paz. Y el drenaje permanezca abierto.

 

   Porque no hay paz sin deseo satisfecho –al menos en parte, que ya es mucho–, y consecuente contacto con arte y belleza.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: La mente es maravillosa (c)


Plinio el joven ...


 

193.

  Plinio El Joven fue un observador horrorizado, desde el mediodía hasta la noche del 24 de agosto del año 79 dC. Pero en tanto escribió lo observado, cinceló una de las llaves más caras a la historiografía. La descripción de Plinio permitió que hoy saludemos en Pompeya, a una población de dos mil imágenes humanas de piedra volcánica.

 

  Historia a la intemperie, que visité entre horror y emoción en 2000. Uno de tantos ocasos de los dioses en nuestra antigüedad. He querido que la Villa de los Misterios sea parte de este libro, y tanto el color, como las imágenes precursoras del futuro de la humanidad, estén presentes en la cubierta. Porque los propósitos de este conjunto de textos: deseo, arte y belleza, se encuentran presentes en ese recinto de Pompeya.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2022

Ilustración: El fauno de Pompeya 

En torno a "Intertextos"...



192.

  En torno a Intertextos, de Sergio A. Giuliodibari, escribo. No hay poesía sin la mirada del otro; no existe la imagen sin que el lector la recree. Flotamos sobre la memoria literaria, con ojos que facetan mil miradas, y de aquí hasta donde nos sea posible recuperar texto en otros textos, de otros textos; en juego de espejos y visión encadenada pervivimos. Desde que el hombre escribe, comunica los mismos textos –son grandes libros cuantos se reiteran segundo a segundo, comprobándose tanto en sueños como en realidad–. Sin embargo, nos mantiene en pie la mayor diversidad.

 

  En efecto hay tantos mundos como miradas, variadas interpretaciones de imágenes, mitos y sueños. Un solo libro: las mismas preguntas, y muchas aún sin respuesta.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Fotocommunity (c)

Por cierto, no hay idas...


 

191.

  Por cierto no hay idas a Troya, sólo regresos –de Néstor, Agamenón y Menelao en diferentes textos–. Claro que por sobre todos importa el de Ulises, origen de la Odisea, la búsqueda de Ítaca.  Esta característica de los textos homéricos, es interesante para al lector de todos los tiempos, porque aparece como un recurso literario moderno. Supongo que en todos emociona más, como en mí mismo, regresar antes que ir.

  La tradición prehomérica, sin embargo, contiene multitud de relatos de las idas, y preparación de la campaña militar contra Troya. Revela Robert Graves, que se dedicó a estudiar dichas tradiciones previas a los textos escritos, que Ulises fue vital en la tarea de convencer a los diferentes monarcas de su tiempo para avanzar sobre Troya.

 

  Hoy, 31 de octubre de 2020, murió en Madrid Javier Reverte Martínez, un par de años mayor que yo, conocido como el amigo de Ulises. En él, escribir y estar de regreso de sus viajes, fueron uno. Reverte consideró de la naturaleza del hombre, el dar vueltas permanentemente. Este solitario navegante del horizonte me aventajó, porque su profesión de periodista y corresponsal le quitó contrapesos. Ahora lo veo en un documental de la televisión española, comiendo pescado con su amigo Dimitris, en una playa de Ítaca. Dimitris recuerda entonces a Konstantinos Kavafis, y repite: No hables; el silencio lo dice todo.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Regresos (c)


Para la performer...

 


190.

  Para la performer serbia Marina Abramovic, no existe en Occidente nada que permita al artista descargar la energía excedente. Quizás su rutina artística de repetición y lento desarrollo, con fuerte exposición, permitan la tan ansiada liberación de cargas, y reemplacen el recurso a las drogas.  

  Gran noticia, de ser así. Marina representa con excelencia a la primera mujer sobre el planeta.


(c) Carlos Enriqe Cartolano. "Scherzo", 2021

Marina Abramovic (c)


Mi amigo Sergio...


 

189.

  Mi amigo Sergio A. Giuliodibari acaba de enviarme Intertextos, una colección de observaciones tras la lectura de Pajareras Imaginarias. Él subtitula Recortes y plagios, y digo que no hay mejor recorte que el de un lector inteligente –mi principal lector hoy, afirmo–, ni puede haber plagio ninguno, cuando con esta nueva versión de mi trabajo yo obtengo un manantial de consignas. El talante del lector es mi desafío, y estos textos superan la condición de intertextos. Digo, Sergio, que el libro de arena no es sino uno, y que venimos hojeándolo a la vez, sin término posible.

 

  Por cierto, la demorada presentación de Pajareras Imaginarias –enero 2020–, me da letra para este Scherzo que parece no tener fin. Y nunca un lector de la envergadura de Sergio, confesó escritura a partir de alguno de mis libros. Estoy profundamente emocionado, porque esto me pone en franco contacto con la belleza. 

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Mariano Sardon (c)

Tras fantasear ...


 

188.

  Tras fantasear con cuanto quizás suceda, sólo me queda imaginar qué sucede. Y aseguro que es mucho más interesante.

 

  He aquí la  herramienta que pone en contacto con un dios propio, individual.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Emol (c)


2 de agosto de 2022

Inmerso en continente ...

 


187.

  Inmerso en continente de poema y narración, en medio de tanto objeto sublimado, corazones disueltos y siembras a la grieta, me pregunto si acaso me alcanza alguna línea, si hay rescate y mutación de carne en retirada.  ¿Alguien me llama su amor? ¿Quedan bocas que apetezcan mi querencia? Huelo mal. Deshago la cama en estas noches de septuagensaurio disconforme, y demorado hipercinético.

 

  Por qué los síndromes de infancia, pregunto. Y me respondo que la esfinge tenía razón, y ya próximo a las tres piernas, quizás vuelva a gatear.

(c) Carlos Enrique Cartolano, "Scherzo", 2021

Ilustración: Michelangelo Pistoletto (c)


Es un dios que no es nadie...

 


186.

  Es un dios que no es nadie, y es un dios, dice Jorge Boccanera. Y coincidimos: habrá tantas deidades como días del humano, aunque solo un artículo confunda jaurías del olimpo: el deseo, la certeza y lo imposible.

 

  En la dicotomía hombre-dios fui educado. Con el afán de alcanzar lo imposible, abracé lectura y escritura. Forjé vida y memoria. Al cabo, experiencia y recuerdo son mis herramientas divinas.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Tivadar Kosztka (c)

 


El poema es esta ...


 

185.

  El poema es esta última mujer, cuando suma y hace digna la palabra. La única, cuando trae a muchas otras en el vientre, próxima en significados aunque distante en geografía. Ella usa piedra por moler ajonjolí, es india: su piel oscura, alba a la vez si abre de par en par el balcón de grandes pechos.

  Matrona que dice en mí hasta agotar el mundo de ambas manos, perfil de última mirada, la que se lleva puesta.

 

  El arte es balcón del encuentro de razas, testimonia patronazgos, discriminación, y hasta esclavitud. Aunque al fin libera y empareja. ¡Que se nivele hacia arriba!, casi grito. ¿Alguien me escucha?


(c) Carlos Enrique Cartolano "Scherzo", 2021

Ilustración: Laura Dodsworth (c)


Vivo desde hace poco...


 

184.

  Vivo desde hace poco más de doce meses en un complejo habitacional, conocido popularmente como Las torres. Aunque son solo tres torres, rodeadas por un cuadrángulo de edificios achaparrados de tres pisos. Ocupo la planta baja de uno de esos bloques exteriores. Soy la antítesis de una torre, aunque me ocupe de la palabra para volar, e intente poner en vuelo a otros.

  Ocupo una pajarera de puertas abiertas; nada tengo que ver con las torres de cristal.

 

  Cómo devinieron en Scherzo las Pajareras Imaginarias, me pregunto ahora. Existe una sencilla continuidad, a la que se agrega la intención siempre presente de que el lector se identifique y me comprenda.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Zacagnini


La cajera de la carnicería ...

 


183.

   La cajera de la carnicería me ha dicho del placer que sentía al escucharme hablar. Yo mantenía al momento de pagar, una conversación telefónica con una hermana poeta de mi ciudad. Quedo sorprendido por la observación, pero recuerdo el dicho de Rafael Felipe Oteriño, cuando manifestó que la poesía ennoblece y atilda sin fin la palabra.

  Dos días después, en una entrevista radial me preguntan qué hacer con el mal uso de la lengua en boca de nuestros convivientes, más allá del Plan Nacional de Lectura que se ha anunciado. Y vuelvo a sorprenderme, y pienso en las conversaciones a la hora de las comidas entre padres e hijos en mi país y en mi tiempo. E intento medir la enorme tarea pendiente de la educación por el idioma en las familias; y pienso en la interferencia de los medios de comunicación masiva, y pienso en el poder, que vino minando el progreso cultural de los pueblos.

 

  Porque en qué piensan en su mayor tiempo los padres, sino en sus hijos. En qué los hijos sino en sus padres. Y hay misterio, zonas prohibidas, muchas veces error al que induce el desborde de la imaginación. Andrés Di Tella dice en Ficción privada, que no se sabe quiénes inventan a quiénes: si padres a hijos o hijos a padres. La existencia en cada uno es, por cierto, una ficción privada.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Scoopnest (c)


Es también insoslayable ...


 

182.

  Es también insoslayable la referencia al Poema de los dones, porque: Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta declaración de la maestría/ de Dios, que con magnífica ironía/ me dio a la vez los libros y la noche  Y me pregunto si este dios borgeano, capaz de regir a la vez sentidos y bibliotecas, fue concebido a imagen y semejanza de los hombres –como predicasen los griegos–, o si acaso el donado fue vástago del dios, aquella existencia a la que Occidente premió con mayúscula y exclusividad.

  Tan grave cuestión, tanto como gravita el peso de aquel año 1955 en Borges, en Indoamérica toda, y en mí, que fui parido en el mismo serpentario.

 

  En 1955 yo tenía ocho años, y aún vivía en el puerto militar del que procedía la flota que extorsionó a la nación bombardeando los depósitos YPF del Puerto de Mar del Plata, y amenazó con hacer lo propio en las refinerías de Dock Sud. Mi padre era un liberal, Borges procedía de una estirpe militar y oligárquica a la vez.  Sin embargo, todo peso ideológico vuelve al valor de una pluma, cuando el maestro nos lega su escritura.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Jorge Luis Borges

 


Pienso hoy en la palabra ...


 

181.

  Pienso hoy en la palabra entrevista. Aquella de la entrevista parra del patio vecino.  Escucho ahora un tango instrumental, que suena por igual de uno y otro lado. Y esa palabra, utilizada por el maestro en su poema El Tango, me pone en condición de vencido por esta lengua que alumbraran en Rioja.

 

  Así, la belleza del idioma se aprecia en el espejo. Y por tan apalabrado, me deja sin palabras.


 (c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Pablo Brescia (c)


Mi cuaderno diez ...

 


180.

  Mi cuaderno diez –cuenta de apuntadores que se iniciara en 2011–, arranca hoy. Es una fecha clave, que muy pronto dejará de serlo en mi existencia. Tengo por seguro que a lo largo de las notas de este cuaderno develaré alguno de los misterios con que, siempre imperturbable, me somete el oleaje en cercanías.

  Llevo un promedio de un cuaderno por año, aunque ya perdí la cuenta de cuántas respuestas formularon para mí los poemas dichos, escritos o leídos. El instante, por mínimo que resulte en la existencia, cobra importancia cuando encierra un vuelco, al formular la cuestión vital, una respuesta, la prueba de amor.

 

  La búsqueda de la verdad está en las notas; también la de un idioma que defina con precisión y sugerencia a la vez. La confesión de amor, el pulso de un deseo; donde palpita el arte.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Vicio de poesía (c)


 


Jamás el ojo podría ...

 


179.

  Jamás el ojo podría ver el sol si no fuese de alguna manera semejante al sol; ni un alma podría ver lo bello, si ella misma no fuese bella. 

 

  He aquí la sentencia de Plotino que categoriza la visión del hombre.

(c) Carlos Enrique Cartolano "Scherzo", 2021

Ilustración: Jorge Luis Borges


Finalmente, al leer...


 

178.

  Finalmente, al leer a Plotino, comprendí razones del culto que le rindiese Jorge Luis Borges. La permanencia del color amarillo en la mirada del maestro, obedecía a la existencia del sol tras ella. Su memoria, prodigiosa como ninguna otra que yo conozca, combinó perfectamente las lecturas anteriores y posteriores a 1955, cuando declaró su ceguera –paradójicamente año en que fuera designado Director de la Biblioteca Nacional–. Y esa mirada, que jamás oscureció por completo, dictó el concepto borgeano de belleza, reflejo del espíritu maestro que heredamos.

  Borges viene a mi encuentro siempre, sea lo que sea que escriba o lea. No existe tal artificio con ningún otro texto o escritor. Porque lo que otros han escrito, pasó previamente por el cedazo borgeano, aun en tiempo previo al paso del maestro. 


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Mundo oculto (c)