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31 de enero de 2016

reflector


tu imagen traspone la mirada interior
blande pluma en vuelo/ corta mi realidad
ráfaga del aire puro           es la memoria
animalito más fiel/ recuerdo de dos
su espejo no corrompe

antes crece dora espigas devuelve sol
suma de crepúsculos/ soy la mejor versión
de mí a tu luz

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Anunnakis (c)

30 de enero de 2016

sin cenizas


a despecho del volcán chileno mi palabra
no lleva cenizas/ gamada en azul y verde ella
se mantiene en pie

soy de letras cuanto dibujo digo no atraganto
sin filtros voy/ ya no me arrastra el viento
ni precipito exangüe

estoy vivo en letras/ mi existencia consiste en
despachar trenes del lenguaje ancha trocha
sugiere amor cobijo

letrapalabra arde pródiga sin fotografiar ceniza

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Pompeya

29 de enero de 2016

detrito



la noche fue paso a la medida
de esa bola de fuego/ ella ardió sin luz
y al amanecer contemplé la herida

ahora soy cicatriz de calcio/ huellas
en la ciencia del dolor/ el mismo llanto
desciende en carnes y palabra

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015


Ilustración: Cai Guo Qiang

praderas



mi cabeza sale al claro y me despierta
en sábado/ es inútil escarbar en desórdenes
consumados ya        le digo a mi gendarme
gravitar operaciones financieras/ estoy
en plena espesura y por ahora no amanece

otra vez recaigo en la materia palpo cascarón
en cada cosa/ me visto de pueblo ambulo
andrajos del deseo y la ventura/ atrás quedan
otros crepúsculos los versos de mañana
la paz vacila

como nunca agradezco la carne de tu espera
cabello de tus roces y sábanas de abrazo
estoy porque somos/ ya voy amor ya llego

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015


Ilustración: Pilobolus ©

27 de enero de 2016

altares


es la misma piedra el ritmo los reflejos
sobre sólo un punto/  el material que vine lijando
lavé y pinté infinitos amores día a día
todos diferentes/ sobre el mismo punto de la piedra
este reflejo que me nombra

el recuerdo es dimensión del hombre/ la memoria
atraviesa alientos y afila dientes en tanto
pule sinfín mi mano altar obrero

porque soy la piedra y el recuerdo de la piedra
el nombre lo que nombra/ la tierra y sus migrantes

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración:  Arte romano

21 de enero de 2016

lineas



qué alegría escribo por fin mansa la tarde
relumbrones de las quince al balcón/ la existencia
consiste en saltar las líneas que me trazan trazo
cesan de borrarme y no borro/ más que fronteras
breves precipicios declives del cuerpo
por los que el interior ventila soplan filo imagen

finalmente al teclado director de cámaras casi
batuta primer lector de tinta derramada sólo levanto
palabras sueltas/ no hay otro cubículo otra visión:
este es un orgasmo/ la existencia consiste en saltar
divisorias de cuerpo y llama/ la línea que separa
realidad de sueños ansias de espejo/ de mí a los otros

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Tribu dl Omo (c)

lingual


tan terrestres tal cual oliverio pasan
yo las miro en soledad/ dentro del bar aunque
es como si las viera desde el vuelo
en plena vida flamear sinfín porque todo
alguna vez lo di por ellas/ tan en una todas
ellas son una sola mujer

suelto el corazón tras aquella pierna
múltiple/ y rebota hasta extenuarse en terrazas
por aceras soliluna/ tumbado es un fracaso
el sentimiento exangüe en pos del triunfo

entonces me abrazo a una/ toco su boca
voy por julio y le pongo nombre/ ahora sí
concreta objetiva abandonada de sí sobre la línea
sigue el ritmo/ palabra en plenitud ella músculo
y sangre ella representante con todas
a cuestas decola/ se hace conmigo lengua vuela

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: En Femenino (c)

temblor


somos en suma esta idea del contacto
la búsqueda del grano afín sobre el que
temblar en breve/ nada resta adelgaza
oestes un rosa como tu voz despuntes
al encuentro            después camino
hacia la subversión del verso

el sueño es un viraje de profundidad/
eso que llaman alma devuelve al piélago
mientras recupera el cuerpo su memoria
de alas         ir hacia allí en mi derrota:
ensayos de la forma/ temblores de rubí

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Barro Rojo (c)

22 de abril



la tercera dimensión del tiempo/ ese misterio
fondo falso del día cuando una nube cubre
el sol/ esta noticia abisma la ignorancia porque ya
el interrogante formó parte de mí

y por él hacía el amor de tal forma/ me lavaba
los dientes las manos la entrepierna
disfrutaba las lociones mientras intuía cómo
arrancar días al calendario/ la primera dimensión

descubro ahora es de papel y me seduce
trazarle casco o alas para sujetarle el hoy sudestes
autopista memorias del arroyo/ charco de infancia
permitirle que entre cómodo a la segunda dimensión

yo el marco ni siquiera cristal o pupila cuaderno
en un momento soy sólo invitación/ el reposo esta
condición de plancha planitud la tensa superficie
de pradera cuanto puedo imaginar entre sus líneas

porque nada queda del escrito sin lectura/ nadie
muda su lugar el viaje esto que el deseo idea celulosa
del aéreo/ el recuerdo del será aún no fue
la mirada vacila tras asientos y después bajo el ocaso

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración:  Aarón Kobling

poema de amor


quién podía asegurarme la cima/ que flameaba
en crestas del paraíso o deslizaba sobre muelles
de sus aves/ he pecado señores de mi tiempo
leyes indiscutibles del decoro y la edad sólo soy
la ignorante presa de un gallo azul y sanguinario

ahora mismo bajo presión del pico pétreo digo
pequé al suponer que el amor no cronometra
al saltar cercos del tiempo/ alentar realidad en la
palabra y concluir que soy este poema no mi
cuerpo de frente al sagrario con teclas cada día

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Pulp Fiction

dedos


como janus el toro bifronte o creación de zeus
previa a sanciones/ dos son las miradas la vista
de una y en dos el tiempo/ acaso dos mitades

una el deseo otra el volumen a la distancia
si se acerca/ si alcanzo el objeto de amor será
que coinciden pregunto o será rechazo y fuga

vacío el abrazo mustia llama/ acaso la imagen
del deseo calca al sujeto la sed en piel y hueso
sólo esta chispa es el presente el punto bendito

en que mi pasado vuelve a repetirse/ leo roma
amor leo ave eva nada y adán escribo río oír
cuando llegues tragues distancia este deseo en pie

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Anabel Bottarella

sumario


cuando viste andrajos la razón/ apuesta
el recuerdo en los rincones           trastabillo
ruedo mi bolilla acerada
por un borde sin sorpresas/ aunque brille
todavía llevo sombras entre ojos

la misma espera en la pantalla/ la cuenta
regresiva siembra azar sobre las manos pero
otro sol es este/ otra agenda de valor y cobardía
dónde quedó el antídoto: por comprimidos
alientos pregunto/ y por amnesia

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Taringa Net (c)

19 de enero de 2016

posesión


mirada azulejo lobo de la imagen
poeta violador del límite/ consuelo de la belleza
pespunte de otra lengua domo él
domesticador de bocinas al parir palabras
línea/ látigo/ viste sexos azules del amanecer

poeta trono/ boca universal sin alambre tijera
del crepúsculo luna para la sed y bebida
entre nubes él misterio/ él diferente cavernario
guante del mundo sinfonía entre distancias
trépano de su tiempo/ poeta brisa alivio

estuario del amor embalse siempre él deidad
del río y río mismo/ delta de ternuras
poeta: color huella brillo sal pájaro mi piel
un ojo

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Serie "Miradas"


18 de enero de 2016

raptos


rapto de conciencia: en cada sentido
extremidades/ convención el tiempo la
distancia/ triunfa el memorial por sobre
el decurso nada pasa y todo planta
huellas al profundo

rapto la atracción/ saberse en polvo amado
y al otro  incluido en verso y  torrentes
respirar un mismo viento tender sólo
una sábana
rapto este amor: cárcel de musgo de tibieza

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015


Ilustración: Giambologna


17 de enero de 2016

migración



esa punta temida la brasa filo
de diamante/ esa pregunta interrupción
sin tiempo lazo del sitio parálisis
en sueños sinfín del sopor/ palabra
carente de cepa o cabo

este dolor de piel adentro y corazón
en superficie/ esa respuesta ecos del eco
reverberación del labio/ flujos
del deseo en vilo y crispación en tactos
esta negación de prolongada sombra

ausente el otro/ hay vacío hielo espera

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Juan 314 (c)

16 de enero de 2016

humores


     


es agua la noche el sueño/ llueve
sin coto recuerdos de agua canta la lluvia
qué trae y lleva/ qué sonido como antes
al desaguar sobrenadar disecar
del líquido primero último también

llovió toda la noche/ el recuerdo inmediato
en los oídos es agua palabras de lluvia
medio líquido en los párpados
y entre piernas mojado el torso busca aún
mi humedad de amante.

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015


Ilustración:  Wic Careen Carnada (c)

15 de enero de 2016

contesta



la cabeza delimita tiempos traza fronteras
sin memorias del dolor/ consagra la dicha
añeja/ deriva su alambique alambra el fin
cuando decae si corrompe

por ella se hace miserable la distancia vos
madurás tras la mirada/ la cabeza abre grifos
cierra esclusas pone cursos allí donde
era pobre la corriente aunque siempre

gasta bromas/ canta jaques juega conmigo
la escondida del amor
es la ley: ella gobierna
escena
acción
la realidad
pone lejos o próxima
la imaginación y el deseo: esto que somos

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Caravaggio

14 de enero de 2016

el viaje


concedeme esa píldora que mitiga el mundo
la mirada de dios tras mis pupilas/ que corran
tus manos la poesía responda a la sorpresa
ocupe el hallazgo tu piel mi soberana

soplame el alma navegame/ ocupa/ tripulante
del regreso/ acaso hay otro viaje pregunto
al verte mi certeza detiene su vuelo rueda
por la lengua asoma su blasón en la palabra

no hay fortuna sin tu nombre/ ni hay memoria
sin presente vuelta al beso. corona el amor
inventa la inmortalidad con cada abrazo/ repito
concedeme esa píldora que mitiga el mundo

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Marcianos mx (c)

13 de enero de 2016

gen



la aparición del hombre respondió
a una crisis de ansiedad y la primera mujer
fue eufemismo  de las miserias
que contenía el libreto del creador

no hubo expulsiones/ al contrario dios
fue un error de la inexperiencia
nadie podía prever que el carbono
se encadenara en pieles de serpiente

© Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015

Ilustración: Jahiliyyah (c)

12 de enero de 2016

a bordo


migrar es la distancia/ viaje cuanto media
entre huidas y regreso                 acaso
ocupo espacio en las esferas o soy sólo temporal
y extinguen sitios sensaciones horizonte

hacia qué ancho hasta qué largo el paso
ambula mi jardín desierto/  pregunto soy el pie
sobre el casco o la cubierta misma planicie   
de madera o piel. qué rol actúa la otra mano

soy la mirada en viaje el catalejo/ ansiedades
de quien contempla a bordo.

© Carlos Enrique Cartolano. Lunángel, 2015

Ilustración: Erasmusu (c)

11 de enero de 2016

migraciones



cuál de los maderos sobre qué barco
acaso alguno de cinco mares/ o es sólo uno
cómo se llamaba el arca
no importa cuál/ cualquier nombre sube en ella
será de gilgamesh noé de erik del genovés
la búsqueda/ habrá otras migraciones acaso es una
vivo en su destino con ella viajo y así me llamo

cómo conjugar repetir en mi lengua
con mis pasos sobre esta banca/ otro báculo
para moisés y su nombre regado en el desierto

cómo/ cómo se llamaba el navío de ulises/ cuándo
trasponer el horizonte/ ir a tu encuentro.

© Carlos Enrique Cartolano. Sudestes, 2015

Ilustración: Vanitatis (c)

10 de enero de 2016

libre flotación


      

… modula en torno rondas
suspensas o dormidas,
y coros sordos cóncavos como la hora…
César Mermet, La lluvia I
será la libertad pregunto esta antigua
sensación de hueco en superficie/ cáscara
de nuez en inmensidad de furias
que no importan ni dañan lejos
de esfínteres y dientes/ cuándo pregunto
otra vez me engañó esta voluntad
de niño enamorado de mi tierra de la carne
y de la lluvia.

© Carlos Enrique Cartolano. Sudestes, 2015


Ilustración: Charly Nijensohn

9 de enero de 2016

cerrojos


la edición es de interiores dije y el papel
un signo/ apenas el filo de luz
alrededor de la puerta la tanza que tira
de la palabra porvenir

pero es memoria/ códice de pasiones
sangrados y delirio. te costará entenderlo
dije después

porque cuando salgo de mano a tinta
en realidad escribo del corazón adentro
y aquí la llave no admite copias.

© Carlos Enrique Cartolano. Lunángel, 2015

Ilustración: Sisal Deco (c)

8 de enero de 2016

tres veces


puta digo esta realidad que sopla
la boca/ me tira tironea mientras
apila en la memoria

acuerdo conmigo cuanto pasó/ bien
pasado por agua y tierra
quizás ponga la otra mejilla/ puta
digo cuánto tiempo perdí
cuánto tendré por ganar presente

contemplo y no me dan/ el sudeste
me sube la actuación mientras digo
puta.

© Carlos Enrique Cartolano. Lunángel, 2015

Ilustración: 10 Puntos (c)

7 de enero de 2016

Enero, mes de ofertas


Vení y hacé tu pedido: http://lagrimasdecirce.com

Exclusivo para poetas:


Las bases en la página de Facebook Lágrimas de Circe

lunario


materia del sueño es tu piel embriagos
de luna y soplo del sudeste misma ráfaga
dibujo de playa sólo una marea/ piel
de anhelo

soñar que te sueño es salto/ presencia
de tu roce el cristalino/ el silencio viste nombre
urge el llamado y encontrarme en tu voz
piel de mi palabra.

© Carlos Enrique Cartolano. Lunángel, 2015

Ilustración: Dora Maar

6 de enero de 2016

doble


sujetas por hilván de un mismo día tu noche
mi noche/ plateas a la luz de sólo un astro

me prolongo en cama doble entre las manos
piel de dos espeja/ las habitaciones repiten

un abrazo comparten balcón confluyen goteo
en los desagües/ así mis ojos se asoman

a tu amanecer corona la mirada un mismo río
nos sabe igual la noche/ bendice esta palabra

cuando dibuja la memoria certezas del encuentro
pasan el tiempo y la distancia derrotados.

© Carlos Enrique Cartolano. Sudestes, 2015

Ilustración: Bochornoso (c)

5 de enero de 2016

angostura



si oscurece en tu ventana/ si la noche
se sienta a la mesa y una misma luna
brilla sobre el asfalto/ si el mar vence
este estrecho miserable de mis brazos

cuando sopla sudeste digo/ y no basta
el pestañeo de tu río en la corriente
del cuándo cómo acaso pronto o falta
derivo en soledad no ciñen ya mis labios

un mismo horizontal/ prensa del grito
el tiempo agota y la espera desfallece.

© Carlos Enrique Cartolano. Lunángel, 2015

Ilustración: La última crónica (c)

4 de enero de 2016

babel


como papel tisú en el agua así
extingue el tiempo blanquea su cuerpo
es calendario/ en tanto acopia la memoria
sus códices suman arena en libros
de la biblioteca/ única
sus anaqueles
ocupan de uno y otro lado los espejos

sólo este poema hace lengua entre mis manos.

© Carlos Enrique Cartolano. Lunángel, 2015


Ilustración: Gabriel Valansi ©

3 de enero de 2016

Rafael Felipe Oteriño -Viento Extranjero-



Acaso el mismo río

//Ediciones del Dock –Poesía del Náufrago-, Buenos Aires 2014//

Tecera y definitiva lectura de Viento Extranjero, de Rafael Felipe Oteriño. Marca registrada dice él, y tiene razón; siento que esas tres palabras se atraen y permanecen unidas porque constituyen un clásico de la poética contemporánea. En esta tercera recorrida fui levantando los testigos y dejé tan sólo cuatro señaladores. Diré entonces, a partir de cuatro poemas, lo que siento y comprendo al leer al poeta que me acompañó ya en dos presentaciones de mis libros. La última vez, a propósito de Lunángel, durante la 11ª Feria del Libro Mar del Plata Puerto de Lectura. Y digo que eso supuso un privilegio que cada día intento merecer; como también algún elogio de mi anterior Satori, a partir del cual seguramente miro al destinatario con mayor claridad.
Me pregunto si eso supone que nuestro río sea el mismo. Si la corriente que nos atraviesa, el idioma de emociones, sorpresa en las palabras, los poemas aluvionales, estas islas de lecturas, los descubrimientos espirituales y la avulsión cultural, son acaso los mismos. Pregunto si es una patria la poesía, si somos compatriotas navegantes, luces en medio del río cada noche. Si acaso comunicamos fuego al decir, y éste va con el agua en oxímoron eterno:

Volverse sabio:
decir dos palabras en lugar de ninguna
y una sola
cuando se escucha más fuerte la voz del abismo.

Recibir el día como una propiedad
y de inmediato devolver esa propiedad
a los que todavía no despertaron.

Observar el río correr dentro del río,
rápido como las nubes, persuasivo como las olas.

Sentir la dureza de la piedra y la docilidad del viento
y saber que ambos son argumentos de Dios.

Porque el viento sube a los techos,
y las ráfagas son montañas
y el cuerpo es una ráfaga que se deja llevar.

Volver al lago donde se hundió la infancia
y ver que en su bosque anegado está tu imagen.

Quizás el polvo sea una maniobra de purificación
en cuyo puente estamos solos, suspendidos.

Dar señales de cuál es el lugar
y al instante borrarlas
porque no son claras ni precisas
y todas conducen a un sitio que no es el lugar,
pero que lo anuncia.

Buscar abrigo en lo invisible y en lo callado,
soñar con agua y con fuego.

(Soñar con agua y con fuego, pág 33 y 34)

O quizás la existencia es cauce de tantos ríos como hombres, la corriente se renueva a cada momento, y cuando corren aguas cristalinas, libres de limo, suenan poemas de Rafael y de pocos más (los cuento quizás sólo con los dedos de una mano). Seguramente es cuando el río se permite remansos, quietas aguas que pueden penetrarse y compartirse porque son cristalinas y colmadas de vida. En esas quietudes esta todo: la realidad y los sueños, el mundo entero, pero a través de una mirada global que aprecia como ninguna la belleza de lo existente. Remansos que se ofrecen a la humanidad toda, porque son legados del edén. A todos:

El que observó a medianoche la espuma blanca del cielo,
el que oyó un galope prolongado en la estepa de la mañana,
los que presintieron la lluvia y se refugiaron en ella,
el pescador que aguarda el próximo pez que prenderá esa tarde,
el que recuerda el olor del café detrás de una puerta que no existe,
quien siente en la boca la primera palabra de un verso:

todos, alguna vez, estuvimos en el paraíso;
las manos lo tocaron y el pecho aspiró su aroma,
el Paraíso cedió por un instante –se detuvo allí-
alzó un vivac en el que cada fragmento coincidió con su parte:
las sombras con el árbol, el árbol con el camino,
el río de Heráclito con el río a secas.

(Todos alguna vez, estuvimos en el Paraíso, pág 18)


Porque sabio es el que sabe ver y el que reconoce el paraíso. El que en plena fugacidad “sabe” el río, asumiendo que cruzarlo es ser de agua, encontrarse en los pies de Heráclito y encender  la luz siguiente. Encontrarse a solas, pero con la humanidad completa a cuestas:

         Cruzar el río es una tarea solitaria:
         un árbol llama a otro árbol,
         una puesta de sol a otro sol,
         los destellos se disparan desde ambas orillas
         y forman un pentagrama en la tela del viento.

         Es como una respiración
         Sólo que en ella se libran todas las batallas:
         lo no dicho y lo impronunciable,
         lo que sale al encuentro
         y lo que se mantiene indemne en el aire.

         La corriente muda del verde al gris,
         los remolinos y los helechos de agua
         se envían mensajes cruzados.
         Una estrella temprana
         es, para la amistad, una estrella temprana,

         pero también designa algo distinto,
         que linda con la alucinación y el espejismo.

         A estos nacimientos da lugar el río
         cuando agrupa colores y anticipa el mar.
         Son pares de un país reconquistado
         a expensas de la seguridad y  el equilibrio,
         de la certidumbre y la semejanza.

         No, cruzar el río no es una tarea solitaria:
         el remo, los dos brazos
         y las piedras que ruedan por el fondo,
         saben de qué hablo.
(Cruzar el río, pág 49)


         Claro que también puede cruzarse a nado, poeta. Lo digo porque recuerdo ese poema de Rara Materia que leí para recibir a Oteriño como presentador en 2011. También en ese texto, la realidad del fondo (la estrella, por fin, en el lecho que tanto buscó… El nadador, 1980) testimoniaba la proeza de cada día en la escritura. Y aquí estamos, con Rafael Felipe Oteriño, leyéndolo y releyéndolo, mientras el río (aún no se me revela si es el mismo que surca el poeta) nos trae al mar. Desde la historia, desde el origen; ese río es el tiempo. Fluye desde cada palabra y en nosotros mismos: 

¿Quién me despertará si no este río?
        
         Viene desde la infancia
         y lleva piedras grandes en lugar de navíos,
         ramas sueltas, velámenes rotos
         y un camalote para señalar que corre aún.

         Un impulso lo ciega,
         una columna de humo lo sigue desde la orilla,
         dos motas de polen marcan el rumbo.

         Quiero asirlo, pero no puedo: es de agua,
         recoger la espuma y no alcanzo: se aleja,
         respirar su perfume,
         pero no es de aquí: resuena en mi cabeza.

         Con dedos lisos golpea los postigos
         y abre los picaportes:
         en su cama de aullidos duerme el tiempo.
(¿Quién?, pág 9)

Humedecido por su voz  colmada de afecto, continúo leyendo al poeta.

Carlos Enrique Cartolano
03.01.2016