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30 de septiembre de 2013

bélica


La cólera canta…
Homero –Ilíada, Canto I-
… cuando Atena, nacida del dios que la égida embraza,
exhaló una gran voz y detuvo al ejército entero…
Homero –Odisea, Canto XXIV-


para no interrumpir el canto
levantaron catedrales
plantaron espejos las candelas surtieron
minas de mármol y metales
como tajos sus gargantas
                            después
talaron ébano
fundieron oro reflotaron perlas
                            desde veintitrés centurias

la existencia plasmó en género exclusivo
mitad eternidad
derrota el resto
troya continuó vertiéndose en cada cáliz
y el canto navegó su tinta sangre
bajo columnas del idioma
                            garras como dioses
picos floridos en las diosas

la ciudad encarna aún ayes de cuna
no cesa el canto
vuelve en cada lumbre y todo terrón
del escenario

para no interrumpir los coros
fueron a la guerra
supieron al fin que de ella no se vuelve
                            aún suenan sus carros
y fuertes voces

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración:  Cortés Carrasbal 

protagónica



supo en verdad homero no era
ulises falaz deshaciendo castigos
actuando su héroe ínfimo
ni tampoco aquiles traidor
incapaz de medios ciego de ira
o de deseo según  su dios
amaneciera

era héctor con su carro
 también
a mí me mueven domadores
en esta tierra de caballos
y era Penélope que con su espera
estiró el poema la tragedia
sus días una a una frustraciones
                            nocturnas
maduro su sexo envilecía

por no cargar con muertos
con infieles hipócritas
troya incendiada
embarcó sus odiseas
recaló en ítaca cada día
en cada vida
sin importarle quien regresa
ni quien desteje
tampoco pretendientes vengadores

troya es adrómaca
con su muerto
no apagado  
y es la mujer que mira el infinito egeo
envejecida

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: Penélope -Museos Vaticanos-

Presentación de mi poemario ¨A ojo y de oídas¨

Y la palabra de JORGE NÚÑEZ ARZUAGA: profunda calidez...



Cada vez que me dispongo a leer un texto me surgen dos intereses:
1º el de comprender lo que se dice en forma explícita, o se sugiere elípticamente; y 2º  descubrir desde “dónde” habla el autor, cuáles son sus motivaciones, su entorno y la circunstancia en la que se emplaza, o de la que pretende desplazarse.
De seguro que en la narrativa uno puede pesquisar huellas y rastros que delatan una dirección, un “ir hacia”, una referencia temporal y espacial: el texto va para algún lado, el autor lo está llevando, y el lector lo sigue; tal vez los relatos se crucen o superpongan, pero siempre habrá un antes, un ahora y un después. En esos universos las cosas tienen cierta estabilidad, se cumplen algunas convenciones y las palabras tienen credibilidad, aunque sean historias fantásticas.
Pero en la poesía las referencias son difusas. Hay mutaciones permanentes. Casi como un agujero negro trastoca las leyes de la física, la poesía se fagocita a sí misma o se reproduce a velocidad viral.
La poesía se puede construir en un proceso de evolución del ser; se puede destruir porque la época la atrapó con un manto de implosión;  o se puede deconstruir para salvarse del olvido: es decir, estudiarse a sí misma y dilucidar su árbol genealógico, las experiencias y saltos cualitativos que le permiten reconocerse como tal, como Poesía.
Con estas prerrogativas abrí el libro “A ojo y de oídas”, de Carlos Enrique Cartolano.
Antes de empezar con sus poemas, el autor eligió esta cita:
“La poesía… esa energía secreta de la vida cotidiana,
que cuece los garbanzos en la cocina,
y contagia el amor y repite las imágenes en los espejos”.
                 Gabriel García Márquez (La soledad de América Latina)

¿Por qué nuestro amigo poeta le hace decir a García Márquez lo que él quiere demostrarnos con su obra?
Quizás la autoridad literaria de ese tal Gabo ayude a validar lo que Cartolano sabe per se. Porque apenas empezamos a recorrer sus propios versos la poesía brota de los objetos que lo rodean: los eucaliptos, el agua, las carnes mustias,
el frescor de la hierba, las estrella fijas y los teclados celestes…
Pero todo aquello tiene vida, se mueve, percute: la brisa y el aire; las alas; redoble de timbales y agudeza de violines; y la luz que está al final del tiempo.
Esa energía secreta de la poesía ya fue pescada in fraganti por Cartolano, que se regocija como un niño poeta jugando con los colores y las melodías. Las esparce en las páginas y el libro se convierte en un campo de trigo con cuervos, como esa pintura de Van Gogh que aturde los sentidos: estallan amarillos en los ojos, claman los graznidos en los oídos.
Así escribe nuestro amigo poeta: a ojo y de oídas. Está atento: mira para ver, escucha para oír. Intuye que en las formas del mundo y en los sonidos del universo anida el sentido de lo más valioso por develar: el porqué de la existencia en el pulso de lo cotidiano.
Cartolano no es un observador imparcial, y su diversión no es banalidad. Él se siente involucrado. Se cuestiona y se exige a cada paso. “Llego rumiando mi último texto”, dice, y en otro poema exclama “¡Hay que descubrir! Oler. Palpar. Gustar”
Niño poeta y hombre explorador.
“¡Poeta! ¡Poeta!
¿Quién llama? ¿Es por mí que vibran las circunvoluciones?
O alguien puede llamarme
como sólo yo sé que me llamo…”
Nuestro amigo poeta, Carlos Enrique Cartolano, dice de manera explícita que la vida está aquí, al alcance de la mano, y elípticamente confiesa que a veces se siente solo, pero siempre esperanzado.
Y desde “dónde” lo dice: desde la profundidad de un corazón agradecido; un niño poeta que no resignó su ludismo ni ante la injusticia ni la tristeza; un hombre explorador que se detiene para oler, palpar y gustar, y luego avanza con tesón porque quiere verle la cara al futuro.
Él tiene una certeza que sólo puede verificarse empíricamente:
“La poesía está escondida en un rincón del alma.
Ella no tiene frio: arde siempre…”


Presentación de mi poemario ¨A ojo y de oídas¨

La presentación estuvo a cargo de los escritores Marcela Predieri y Jorge Núñez Arzuaga. Aquí, las palabras de la primera de ellos:




Sobre A OJO Y DE OÍDAS
de Carlos Enrique Cartolano

por Marcela Predieri

 El tiempo no es sólo El tiempo como magnitud física o sea aquello con lo que medimos la duración o separación de los acontecimientos, ni tampoco únicamente aquello que permite ordenar los sucesos en secuencias para poder establecer un pasado y un futuro. En la mecánica relativista, por ejemplo, el concepto de tiempo es más complejo porque está condicionado por el observador, que a veces acelera su ritmo, a veces lo rechaza, o lo ve interrumpirse ante lo inesperado.
 También solemos hablar de ganar tiempo, perderlo o ahorrarlo, pero lo cierto es que no puede atesorarse.  Esto lo demostraremos al tiempo: que es la expresión que indica que el futuro demostrará la verdad de lo que se dice. Hay que dar tiempo al tiempo o sea: esperar el momento oportuno. Y ya va a llegar.

 En la vida, ¿qué es el tiempo? Y sobre todo ¿cuál es su sentido?
 El tiempo encuentra su sentido en la eternidad, afirma Heidegger. Ahora bien: si sólo Dios es eterno, la pregunta qué es el tiempo está mal formulada.  Deberíamos decir: ¿Quién es el tiempo?
 ¿Y si Dios no existiera?: ¿Seríamos nosotros mismos el tiempo? ¿Somos el tiempo? Y con mayor precisión todavía: ¿Soy yo mi tiempo? Esta formulación hace que la cuestión adquiera mucha mayor seriedad porque somos mortales, o sea no tenemos demasiado tiempo, lo que nos obliga a salir de la indiferencia y compro- meternoa con las ideas y las personas para no matar el tiempo, lo que significa simplemente evitar el aburrimiento con alguna actividad o distracción.

 Por eso vamos a entrar de lleno en literatura: Borges define el tiempo como ¨la sustancia de que estoy hecho¨; señala: ¨es un río que me arrebata, pero yo soy el río; él es el tigre que me destroza, pero yo soy el tigre. Esun fuego que me consume, pero yo soy el fuego¨. Y lo resume como ¨el momento en que el hombre sabe para siempre quién es¨. Me pregunto: ¿Podemos decir para siempre? Las enseñanzas del Budismo sobre el tiempo están basadas en la doctrina de la impermanencia: ¨Nada permanece igual en dos momentos consecutivos¨. Y afirma:
esto es para ayudarnos a penetrar profundamente en la realidad, porque nuestro sufrir es producto de la creencia de que las cosas son permanentes.
 Recordemos esto porque vamos a intentar penetrar profundamente en el poemario de Carlos Cartolano, aunque sólo sea a ojo y de oídas.

 Ya desde el título nos enfrentamos con la primera complicación. A ojo, titula… pero el tiempo no se ve. De oídas: pero el tiempo no se escucha. Entonces ¿cómo se percibe? ¿Cómo lo percibimos cada uno de nosotros? ¿Cómo lo percibe, cómo lo hace suyo Carlos Cartolano? ¿Cómo lo relacionamos con el concepto de impermanencia?

 En La edad de oro escribe: ir y volver son uno, y en Cuarteto para cuerdas: habla de la vida como una partitura que se estira y vuelve a ejecutarse. Pero en Segundo poema, Lenguas con punta, cito: confuso: nadie es lo que fue. Entonces ¿qué es ir, qué es volver? Y si nadie es lo que fue, ¿cómo lo recupero? La respuesta es: A través de la memoria, y no es casual que sea éste el nombre de la primera sección.

 Escribe en Tempo: El tiempo filtra eucaliptos y el agua, pero también filtra recuerdos, buenos o malos. Dicen que el tiempo es sabio, y que el diablo sabe por sabio pero más vale por viejo. Habrá que preguntarse que nos quiere decir cuando subraya: El anciano el tiempo… y ¿qué pretende?, o por qué –cito-: Demora cada vez si sube su historia al aire.  Y por qué no también: ¿por qué nosotros, a veces, como señala en Efemérides uno: añoramos una copa de vino para espesar la historia? ¿Significa esto hacer el transcurrir el tiempo más lentamente? ¿Detener su discurrir para poder gozar de la tarde inmóvil a la que se refiere también en Cuarteto para cuerdas?
 ¿O será porque necesitamos que fluya? ¿Qué se balancee como un borracho, que no detenga su movimiento? Me pregunto: ¿cuál es el tiempo que vale? ¿El vivido? ¿El por vivir? El único tiempo que tenemos es el presente, el ahora: una Instantánea –tal el nombre del poema que podría definirlo-. Cito: Más cerca de una foto /Que del film. Igual que el tiempo o los recuerdos. Esto lo va a repetir varias veces a lo largo de todo el poemario: lo único que tenemos, como escribe en Arenero, es el breve tiempo que media entre ola y ola, o entre sístole y diástole.  Por eso nos va a recordar que –y vuelvo a citar-: es Sabido que muerde, que Tiene filo el tiempo. Esto nos obliga a estar atentos, a tomar conciencia de nuestra fragilidad y de la urgencia, lo imperioso que es detenernos para preguntarnos como lo hace en Uvas, si nos queda tiempo.  Cartolano nos interpela: ¿Te verás mañana? Fíjense que aparece acá, feroz, la idea de la muerte. Por eso la desesperación cuando profetiza: Pensarás en el fin del fin… pero ese fin pertenece al futuro o sea que estará, cito: Prófugo de tu memoria.

 Por suerte, o no, el hombre es el único animal que tiene conciencia de la muerte, por lo tanto podemos hacer algo, y no perder el tiempo que nos fue asignado. Si no, tendremos que preguntarnos como en Poema tres. Incertidumbre y bruma: ¿Qué amancecerá qué día y para qué?

 Escribe Carlos en Nocturno: No hay tiempo ya/ para ayudar a sobrevivir, o curar/ corregir/ cambiar deformaciones que todos conciliaron.// Corramos: es tarde… La garra del tiempo ahoga hasta matar.
 Eso mismo lo refuerza en En esta hora: Sólo estoy conmigo y solo en esta hora en que la gota culmina el recorrido. No es tiempo de remendar medias/ palabras o silencios.
O sea no hay sólo que hacer tiempo: o sea esperar que una cosa suceda o se termine haciendo otra para que esa espera no resulte molesta. Hay que vivirlo intensamente.

Hay hombres y mujeres que así lo han hecho. Por eso rinde homenaje y hace muchas referencias a los inmortales (Picasso, Neruda, Gabo, Pizarnik, Borges, Mozart, Whitman, Victoria Ocampo, Woolf entre otros, personales que escribieron páginas de la historia porque supieron estar ahí cuando era el momento, y se abrieron paso en medio de los sucesos parea marcar su huella en el tiempo. Pero también escribe sobre los olvidados, los indianos, los inmigrantes, y sobre esas pequeñas cosas cotidianas que nos marcan el tiempo. Por ejemplo en últimos soles nos trae a  la memoria: Diariamente el corte de uñas. El rigor de la poda seca… Y las diferencia de aquellas que son Otras yerbas, como El futuro envasado en blister de la felicidad… La pastilla cada ocho horas… La sinfonía de los despertadores. Porque todo hace a la historia y Es saludable escribe en Efemérides tercera tanto cuando manchas de superficie se eternizan, o vamos perdiendo la memoria. Tal vez por eso haya necesitado otra sección en su poemario, llamada Prolongación de la mano y nuevas observaciones.

El tiempo es tirano dicen en los medios de comunicación, por eso voy a ir cerrando este análisis de A ojo y de oídas. Es tirano, sí, pero no invencible. El mismo Cartolano nos confiesa que lo derrotó tantas noches derramándolo en tinta. Porque Sólo la mano sobrevive, y sobrevive a través de la obra; y en este caso particular a través de la poesía, porque como dice en El mar/ siempre el mar: las imágenes/ estrofas y pausas son los ritmos de la creación. Y es necesario a veces: tomarse un tiempo.

Así que para finalizar: si hablamos de creación tenemos que hablar del Creador, ese Ser todo tiempo de quien Carlos dice: Sabio tiempo Dios/ que todo lava y persona/// Mientras caliente el sol despegarán tus sueños// porque el tiempo es la última oportunidad.
Tal vez estemos a tiempo, expresión que indica que algo se hace en el momento oportuno o cuando todavía no es tarde. Podemos, cíclicos como Borges, o como subraya en últimos soles, permanecer absortos en este vértigo de historias paralelas, o tal vez podamos ordenarlo en un pasado y un futuro; tomar la postura que adopta en el 1er poema Tempo con respecto al pasado, donde dice: Olvidando el pasado es como el tiempo puede volver a dar a luz; y también aquella a la que exhorta con respecto al futuro: nunca jamás permanecer como las cuatro mujeres del poema fraguas, ignorantes de la muerte.

Los invito entonces a que se den tiempo para la lectura de este poemario. Les aseguro que van a invertir muy bien el tiempo y será en su provecho.


                                                        Mar del Plata, setiembre de 2013 

29 de septiembre de 2013

mendicante


la playa es un abismo
por ella cuela la memoria
aunque nausicaa sólo vea un hombre
a vestir y celebrar
éste que esperó por tanto tiempo

pero ya no se puede arropar a ulises
ni armarlo
o siquiera despertarlo
cuando por última vez exánime
duerme a las puertas del origen

ítaca es una diosa a la que nadie
puede mentirle
ni siquiera troya vestida de mendigo

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: Pere 70505 (c)

28 de septiembre de 2013

desnuda


será que la distancia pacifica y por eso
pasa el día como yo
contemplando el cielo hundido en el egeo

apátrida de la piel ulises inconforme
no queda reino en alguna mujer
que alcances perdido así en crestas carnespuma

tampoco yo
fuera del mar encuentro testigos del regreso

cargo cinco años de calipso en la balsa
amante de mil y ochocientas noches llevo
cuando sin notarlo
otro naufragio desnuda mis memorias

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración:  Balsa de Ulises

amenazante



no atado sino asido esta vez al mismo mástil
del recuerdo incompleto
así yací anoche hambriento y medio muerto
a orillas de calipso

fui cegado por el rayo mar y tierra sumaron
uno mientras espumaba el tiempo
se llevaba de mí lo frecuente
para clarear amenazas de lo desconocido

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013


Ilustración:  Gustav Klimt

26 de septiembre de 2013

impotente


ya no hay amaneceres con cabos sueltos ni amarras
manos de circe tersas no quedan compañeros
con miradas del amor pendiente
ni recuerdos de la sangre troyana encendida todavía

ni calmas de poseidón ni arenas que propicien carros
poco resta

ulises es una brizna de polvo
que arrastran los vientos sólo un navío
y tras los remos todo oídos que la cera clausura

allí contra el mástil el presente se hace atar acaso detenido
el decurso podrá ser testigo de cuanto transcurrió
y también del porvenir
para marca apenas sobre los arrecifes una probabilidad

que cauterice en aleteo de urracas
sirenas quizás de la opulencia sensorial fantasmas
de la miseria
siempre intentando quebrar el horizonte

yo no creo en el suicidio lejos ya ulises impotente
salpicado con sal y canto

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: Vaso Pintado

25 de septiembre de 2013

lacrimosa




creyeron que Circe
sometía sus encantos
lágrimas de circe océanos cautivos
detrás de la mirada
inundan su última nave esa que recorta
el horizonte

circe de rodillas con lágrimas joyas
de tres años
para tanto castigo el perdón es azul
e infinito

lágrimas de circe devuelven al hombre
de su felina gloria del ulises
corrupto de tanto marrano
sentándose a la mesa

porque queman salan muerden
como si la hierba de vida consumiera
ella única mujer ella diosa
llora su océano las fuentes del azur


y reptan llamas bajo los mancebos

Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: Wright Barker

24 de septiembre de 2013

ensoñada


pensaron que allí adentro
había vino y quitaron el hilo
a la bolsa de cuero
acaso ha de ser el sueño mi enemigo
quien suelte los cuatro vientos y ellos bramen
al unísono
silbando alarmas de júbilo ajeno

mientras inconsciente de pie navego
por la llanura de cuanto antepasado retoñe
la nave sigue presa
en sargazos de la realidad

las rutas preceden a la voluntad
no hay hilo de plata capaz de sostener huellas
hálitos en cautiverio
hay quien duerme sobre tablas sin bruñir 

o acaso si sueño con ítaca vuelvo a troya

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013


Ilustración: Fran Recacha

23 de septiembre de 2013

temporal


los peligros
del viaje

así navegué sinfín de veintitrés centurias
entre ambos taludes del odio y el fuego
como ulises pasaba entre caribdis y escila

de nada le valió y de qué me valen
la mentira el sarcasmo tanto hipócrita
en servicio

cuando al fin del día las antropofagias
van dejando huecos de existencia
sinsabores yermos inodoros y desprecio


© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración:  Caribdis y Escila

huérfana


desde Polifemo

de la noche vengo atado al vientre
                                      de la oveja
ciego mi padre embebidos en alcohol
sus ademanes
porque se sabe todo humano insinúa genio
                            por los ojos y las manos
y a quien ocupa ajenidad
lo pacifican oscuridades
         que continúe minusválido
                            cuanto alguna vez fue cosido
desde aquí y hasta su muerte

con mis hermanos gálata celto e ilirio
huérfanos vamos cantamos desde teócrito
la desventura
         anchos como lamento de cíclope
buscamos patria el peñasco suficiente
para hundir al invasor y quebrar su orgullo
aunque poseidón y nuestras lágrimas
lo esperen en las navegaciones     

de ulises hablo                  de ese que edificó
caballos de madera
por no domarlos

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –Troyanas-

Ilustración: Ulises y Polifemo

22 de septiembre de 2013

errante


Hacia adelante
hay un incorpóreo ente de seducción
que no puedo distinguir
Juan Disante –Misterio platónico-
hay vientos que dividen por un lado fue
ulises camino de Ítaca y por otro
se perdió un seductor que escondía al hombre

el odiseo de homero como el de cavafis
fueron aventureros del aprendizaje
que soñaron con destinos de pecho blando

este otro en cambio mecido por el pueblo
en sumas agonías abusó del vino fue homicida
mentiroso esclavo en los anales abusador del loto

fue luego sentenciado en desmemorias
del amor y de sus nidos

ahora en piélagos de castigo va extraviado

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración:  Iván Lucas

21 de septiembre de 2013

gloriosa


su dignidad estuvo en aquel otro cuerpo
donde sembró y tanto amaba
él no llevó esclavas las tuvo en su tienda
cada noche
untándolo con mieles y aceites

por eso iba y venía con su carro en la batalla
no desnudaba aceros sólo venteó
cada día junto a sus corceles
daba voces sedujo a los guerreros
néstor de memoria numerosa

y fue con gloria su retorno
murió en tierno abrazo viejo monarca
con su edad de último escalón
vecina al cielo

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: La copa de Néstor, Rey de Pilos

20 de septiembre de 2013

vengativa


y otros hubo que dejaron mitades ocultas
bajo ruedas de los carros
troyanos que al regreso continuaban
blandiendo su acero y el escudo
esperaban resucitar un príncipe aqueo

canta la cólera de aquiles firme rienda
de su hijo juez de apolo
el que arrastró altares de la sacerdotisa
en delfos saqueó e incendió el oráculo
torpe temerario neoptólemo

vengó a políxena el hacha del sirviente
y la mitad del griego devuelta
por la guerra fue cimiento de pericles
herodoto y jenofonte

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: Miguel Ángel

19 de septiembre de 2013

trágica


se conoció finalmente que tras veintidós siglos
el mismo friedrich nietzsche esperaba
a quienes derivaron de troya
condenados después de tanta lucha nauplio
y su pregón el avance del desierto
en cada lecho

y no fue anacrónico dicen
que ya entonces participase de la historia
ese sindiós que ayudó al buen destierro limpia
muerte de los débiles guerreros
entre tanto semidios y dios manando ícor

los griegos volvían con esclavas en los brazos
para develar odios y despojo
como teuero del hábil arco que emigrado en chipre
refundó salamina o diomedes
primero en brindisi al sur de italia

de qué valieron entonces aceros y pasión
en la memoria
si la tea humeó extinta

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: Gonzalo Carrasco

18 de septiembre de 2013

dialéctica



mejor sería que ulises llegase atado al mástil
del trirreme que nada lo diferenciase
del hombre descubierto por adorno y horkeimer
entre multitud de esclavos

que en su parábola del retorno desoyese
castigos las más viejas tradiciones
los gemidos placenteros de Penélope con quince
amantes poderosos

que permaneciese en etolia desterrado nunca
reconociese a telémaco también viajero
al cabo la espina de raya alcanzada ya su ítaca            
homero y su película reinaran

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración:  Waterhouse

17 de septiembre de 2013

heredada


idomeneo rey de creta encontró destruida
a su familia y tan sólo supérstite su hijo idamante
un héroe que prometió su amor a ilía
princesa troyana

pero el compromiso de matar al primero
que cruzase en tierra por saldar deudas con poseidón
el que libra de tormentas y naufragios
puso a Idomeneo en trance
de asesinar a idamante

porque al incumplidor culparían de pestes
                            o voracidades marinas

aquí mozart wolfgang amadeus fue fiel a la leyenda
pero a pedido del público arreglos posteriores
liberaron a padre e hijo
beneficiaron a ilía y frustraron a electra la de argos

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013


Ilustración:  Relieves medievales

16 de septiembre de 2013

predestinada


muertes de Egisto y
Clitemnestra

columnas de combatientes de regreso
lucharon con las guardias de egisto
                            pero ya nada cambió
electra protegió a orestes sobreviviente

y siendo rey éste entregó a su madre
                            al juicio de jurados
dicen que clamó por ella merced
después de la condena

aunque el único mandato de su hermana
fue sesgar la vida al asesino

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: Bouguereau

tirana


los tiranos
de argos
a la guerra prosiguen asesinos
y la esclava a la que toman por querida
huele sangre          

ella es casandra
un despojo de otras propiedades
burlada aún pero en jardines de argos    

egisto hiere al rey pesa troya en su espada
y todavía se resiste agamenón
bajo la red              con ese pomo
que vuelve a dividir el reino

rió entonces clitemnestra en la casa de baños

ya hace falta orestes
para regar con sangre el campo de batalla

© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela –troyanas-, 2013

Ilustración: Antiguo friso griego