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30 de noviembre de 2010

Destierros



Ahora que la primavera
Se demora entibiando
Firme en mis capilares
Me recuesto
Quito los anteojos
Y recito un argumento:

¿Es posible despedir la tierra
-sus gorjeos extremos-
Cerrando los ojos?

La visión a oscuras
Es de mar y cielo/ De cielo y mar
Sin tacto ni fronteras.

Hasta que el sueño
Pose su pájaro en mi frente
Y el mar penetre
Su guadal celeste.

Podré suponer al fin:
La valija de aire. Espaldas
De vidrio flameante
Y mi jadeo
Recortando el horizonte.


(c) Carlos Enrique Cartolano
de  A ojo y de oídas, 2010-2011

23 de noviembre de 2010

El tirano



Al capitán Domingo Martínez de Irala le bastó con dos hijas para fundar su estirpe. Y a un tiempo comprar lealtades y sepultar revueltas. Porque alguien dio a elegir a Ortiz de Vergara y Riquelme de Guzmán, entre la horca y dos hijas del tirano. Que no lo comunicó el propio padre de las huríes de luengas cabelleras negras, ténganlo por seguro.

Dicen que esa oferta partió del confesor de los condenados a muerte, aunque esta opinión es de los enemigos de la Iglesia. Deben creer que fueron lugartenientes, laicos de rango inferior que disfrutaron contemplando el sometimiento de los jefes.

Lo cierto es que ambos jóvenes optaron por tomar por esposas a esas dos niñas que no llegaban a los catorce, y que Úrsula y María conocieron con cierta codicia a sus novios por imperio del poder paterno.

Así fue como en la Asunción de Mahoma, paraíso como hubo pocos en estas tierras, reinó el capitán Martínez de Irala sentado en la yernocracia. Con azafrán e incienso condujo al altar a dos de sus hijas, reservando ámbar y almizcle para siguientes parlamentos.

(c) Carlos Enrique Cartolano. De Hormiguitas operarias, 2010-2011

20 de noviembre de 2010

VIII. Últimos soles




Diariamente el corte
De uña.
El rigor de la poda
Seca. Sin lágrima
Ni sangre
Tal vez sí dolor.
Y quejas del toldo
Que remueve rumores
Del este.

La tarde y la leña
Consumidos
En una misma hoguera.
Por detrás forman hilera
Los muletos:
A un lado tejidos
Enfermos. Sentimientos
Provisorios.
Flores oliendo acre
En franca reverencia.

Escarbo en las cenizas
Como en arenas
Milenarias.
Hace tiempo estoy absorto
En este vértigo
De historias paralelas.
Coincidamos o no
Con la lente restante:
Siente por mí
Completa la mirada.

Las manos tiemblan
Torpes por lo común:
Desacostumbradas
A niños/ Caricias/ Palabras
Líquidas y mudas.

Pero los fondos revelan
Premian y transportan.
Soplo el polvo acumulado
Brillo el estandarte
De la pasión visitadora
Entre filos de la noche.

(c) Carlos Enrique Cartolano. De A ojo y de oídas, 2010-2011

16 de noviembre de 2010

El poema fúnebre de Adriano




Animula, vagula, blandula
Hospes comesque corporis
Quae nunc abibis in loca
Pallidula, rigida, nudula,
Nec, ut soles, dabis iocos...

Pequeña alma, blanda, errante
Huésped y amiga del cuerpo
¿Dónde morarás ahora
Pálida, rígida, desnuda
Incapaz de jugar como antes...?

fuente: Historiaclasica.com

Otra versión:

- ¡Callad, callad todos…! ¿Habéis oído ese siseo…? Es el alma del augusto Adriano, que acaba de despojarse de su cuerpo y se marcha.
“Pequeña alma, blandita, cariñosita, huésped y compañera de mi cuerpo, ¿a qué regiones te encaminarás ahora, palidita, yerta, desnudita, sin gastar bromas, como solías?”
- Esas fueron sus propias palabras, dictadas ayer mismo, poco antes de entrar en la agonía. ¡Que ninguno grite, ni llore, ni haga aspavientos! No hay que asustar a un alma que no sabe a dónde va.

NOTA 1: El emperador Adriano murió el 10 de julio del año 138 d.C.
NOTA 2: El entrecomillado corresponde a la traducción de los versos compuestos por el emperador Adriano en su lecho de muerte. Aquí os pongo el texto latino, pues supongo que a muchos os gustará proponer otra traducción. La que yo presento la he tomado del Calendario greco-romano de José Contreras Valverde. A pasarlo bien.



fuente: Mujeresderoma.blogspot.com

Los pies del Cristo de Grünewald




por Joaquín O Giannuzzi

El nervio expuesto y condenado
hace de todo sufrimiento un principio general.
Todavía es la hora de descenso
y toda carne debe seguir aquí, resolverse
en una pesada concentración.
El tono de la pintura
define el desagüe de la masa desesperada.
La anatomía es gruesa, de tierra sangrada
y allí donde los dedos se enciman
-los caminos de este mundo están bloqueados
el límite de la torsión es crítico.
La promesa de toda resurrección tiende a la oscuridad
en las fibras musculares, giradas
sobre sí mismas. Cada detalle
aguarda un orgánico estallido,
pero el conjunto fija el tormento hasta el fin de los
tiempos.
Un solo clavo y se acaba la vieja danza.

Joaquín Giannuzzi, Violín obligado (1984)
Matthias Grünewald, La Crucifixión (Retablo del altar Isenheim),1515
Museo Unterlinden. Colmar