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28 de febrero de 2012

Quintetos del veintisiete




Palabras dichas junto al mar con él van son
Del agua las verán surcar océanos de edad
Alzarse en atolones asomar en delfines
Hundirse con anclas gravitar naufragando:
Las palabras como sus poetas son del mar.

Ellas respiran en profundidad no se inundan
Flotan si beben aire que el agua suspende
Surcan escrutando nadan copian la brisa
Que barre superficies: ellas voces del fondo
Brotes ramos de estrellas arenas numerosas.

A veces arrastran sus poetas si pobrecitos
Han querido beberse el mar pero entonces
Las palabras hacen monarcas a sus bocas:
Poetas que rigen las mareas reflejos del día
Y de la noche lamentos de rocas y petreles.

© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012


Este 27 de febrero, mi hermano de infancias y versos se ahogó en el mar. He salido a buscarlo y encuentro sus palabras: ellas viven. ¡Viven!

26 de febrero de 2012

Quintetos con azul y blanco




en la vida real o en esa vida
paralela que son las novelas…
Juan Forn


En el domingo ácimo de nubes a la carrera hojas
Desprendidas de un tiempo propio inconstante
La vista en algún punto donde nubla y viste hoy:
Ellas se alzan las pinturas claras lacas del sol y ellos
Barnices exteriores desnudo de las conciencias.

Mientras los interiores vienen exhaustos de días
Tardes salpicados manchados goteados pinceles
En perpetua imaginaria. Ellos teñidos con azul
Descascarados surcados por gruesas telarañas y
Plumas sueltas y piñas con dedos abiertos y hojas.

Las lecturas se alzan esperan en el banquito ellas
Discontinuas tras la previa hoja de afeitar blancas
Antes de la inmersión tersas cuando es pendiente
Deglutirlas. Teñidas mezcladas en azul en ultramar
De tanta sorpresa tanto contagio prontas al salto.


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012 

Ilustración: Pablo Picasso
 

24 de febrero de 2012

Quintetos con amnesia




Cada vez que te recuerdo me respondo: te olvidé
Porque no distingo entre otros tu perfil a contraluz
No está tu mirada escrutándome la piel ni logro
Distinguir tu voz en las jaurías del sueño. Es así
Mi andarivel es otro sin lunas para encontrarnos.

Tu olor voló desde mis sábanas no existe paradero
De tus labios ni me enlazan tus dedos no siento ya
Sedas de tu pelo en mis sienes y sigue fría
La tenaza de mi sexo. Dulces amnesias barnizan
Estancias de mis tardes entre libros y escritura.

No digo que los quiera pero tampoco me desvelan
Historias sin concluir porvenires tronchados amores
Perdidos entre abrojos. Desde la palabra final todo
Vuelve a comenzar: tu paz mi libertad las infusiones
Que cada cual templa cuela y bebe sin más necesidad.


© Carlos Enrique Cartolano, de Negro de hueso, 2012

23 de febrero de 2012

Quintetos de uno





 Termina uno acostumbrado a la píldora
A levantarse varias veces con la noche:
Es que mantiene su equilibrio y ritmo
Cree que lo esencial late aún más fuerte
Que con uno la libertad sienta y desayuna.

Por eso elige una casa una fecha el libro
Salomónico divide augusto impera escribe
Define en versos la medida de su canto.
Uno deja detrás selección de piel y chispas
Pero eso también lo porvenir lo arrebatan.

Abre uno la ventana (bien podría ser hoy
Nápoles o Capri): no está seca la ropa pero
La brisa un pájaro bien valen asomarse:
El tiempo vuela con la independencia va
Vuelve todo cambia recrea de lejos imagina.


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012

21 de febrero de 2012

Quintetos del sueño


Un té de melisa precede la siesta. Se duerme
Porque los sueños empujan por sobresalir
Y además porque son cicatrizantes. Ordenan
La mente al cuerpo –ahora desentonado-:
Sus túneles depuran limpian y domestican.

Sobre la piel no se trazan planes ni se tatúan
Parlamentos y acuerdos de la cabeza. Aletargan
Té y sueños porque el cuerpo escuche acate
Órdenes de lucha o retirada: en tierra arada
No caben rebeldías ni locura ni tan siquiera celos.

Vuelto del laberinto subcutáneo hay un recuerdo
Que vale más: generalmente un clima sensación
De compañía voces rodeando el conflicto. El faro
De la otra orilla enciende hasta que suba el telón
Pintado con historias previas: mañana y mediodía.

© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012  

Ilustración: Rod Steiger en El hombre ilustrado
 

20 de febrero de 2012

Quintetos de guerra y agonía




Amadas heridas nobles cascarones sangrados
De la memoria que fijan geografías. Filigranas
De la historia mapas que sujetan entre nubes
Y tierra ¿Desde dónde gobiernan al muñeco?
¿Quién blande espadas quién trae las vendas?

Sabia hemorragia de noche a filo de las luces
Tirana del insomnio emperatriz del terror juez
De la línea más delgada que evoca soledades
Y desierto. ¿Quién ve quién logra presagiar
En plena oscuridad? ¿Aciertan entre lágrimas?

Allí los barcos bogan sordas oquedades. Velan
Aquí las armas al pie de la muralla: por Helena
Y las riquezas. Las tiendas se vacían y el viento
Barre dudas. ¿Acaso apuestan por la muerte?
¿Sin rumbo quién alienta nortes y  hogueras?

Sólo una mano sueña con néctares alambiques
Que destilan poesía: alma y labios húmedos
De vino empuñan carbón sus dedos y tiende
Puentes a la agonía. ¿Quién podrá someterla?
La heroína de los ejércitos asegura su victoria.

Monta un corcel de cabellos reales osamentas
Ciudadanas se alimenta de miserias y dolor. Va
Cantando y enamora la siguen bruma y miedos:
La palabra libera estirada al horizonte enciende
Ríos de sangre los hace brillar con soles nuevos.

© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012

17 de febrero de 2012

Quintetos por otro autorretrato




¿Soy yo el del espejo? Esa vaga sombra atada al día
De hoy junto conmigo éste del gesto ambiguo clavado
Al vermes de mi espalda: no me contesto ¿Soy yo
La sombra o es el reflejo en que me miro la copia
Que no reconozco el visitante ausente o desaparecido?

¿Visto yo este largo sayo con botones o es él: el bufón
De tiempo completo que lo ha adoptado? ¿Y los anteojos
El bigotito la barba rala el cuello de pieles flojas: míos
O del otro el del reflejo? ¿Quién sabe? No me contesto
Sólo arrojo algodones al fondo del abismo: ¿Quién sabe?

Si estos surcos en la cara son fronteras si limitan
Con desiertos o vergeles. O si son ríos y el agua corre
Por mis piernas enjuagando reflejos engañosos responde
Por mí y espeja un camafeo en cada piedra. Nadie sabe
Ni yo siquiera abismado contemplando tras los vidrios.


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012

Ilustración: Rembrandt, Autorretrato
 

15 de febrero de 2012

Quintetos de San Valentín (y una enfermera)





La enfermera elogió mi vena y dijeron que afuera
Festejaban San Valentín. Claro que yo no creía
En un día de amor por más enfermera zumbona
O alabanzas a la vena que por entonces se veía
Azul bajo la piel: un talud conteniendo desbordes.

Entonces el día de San Valentín transcurría manso
Entre dos bordes como casi todo lo que me ocurre:
Claro que un extremo era yo bajo la aguja
Y el otro las pulseras brillantes de una enfermera
Que parecía haberse enamorado de mi vena azul.

Cuando ella retiró la jeringa (yo no quería más
Por supuesto) los dijes de semillas agitaron azules
Rojos y amarillos. Después uno de los bordes fue
Mi piel y del otro lado el sol brilló hasta tatuarme:
Al medio San Valentín se nacionalizó argentino.


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012

12 de febrero de 2012

Quintetos de cura






Remedios y milagros: la vida se rebela
Y entre pliegues canta glorias o derrotas.
Bajo un cielo amarillo lo inexplicable ata
Amarras con la cura y lo irremediable
Compara muelas con albas transparentes.

Hay magia en las manos: bisagras y aleros
Siempre brillo en la hoz del tiempo. Lágrimas
Entre carnes del mediodía y luna amortajada
Porque ganan a nuestro lado cantan victoria
Y estamos solos cuando empujan las mareas.

Dormir o despertarse vivir entre agujas:
Hay medicamentos en el aire y condenas
Que lleva el río. Canta el benteveo y suena
La radio el conteo interminable del sucederá
Ese latido que traslada de marca en marca.

Hechos asombrosos que no dejan polvo
Ni señales de saliva ni ardor en comisuras.
Tanto puede abrirse la boca como clausura
El pecho visitantes: donde sangró aroman
Rosas y contagia esencias de amor este veneno.

9 de febrero de 2012

Quintetos sobre evidencias



El mar, el cielo, fuerzas sin fatiga,
Concurren bajo luz serenadora.
Sólo soy yo en la tarde el fatigado.

Jorge Guillén. De El cuento de nunca acabar


Son de todos las riquezas mayores las que algunos
No divisan en sitios como éste: la librería de viejos
Que alguien puso sobre pasos cansinos y acalorados.
Febrero en Buenos Aires sólo puede ofrecer brisas
Como ésta: Guillén Jorge -¡el cántico lo lleva el aire!-.

El poeta de evidencias nos arrastra con su mirada
Como quien encañona una presa sólo por verla
Iluminarla de digna creación contemplarla en otra
Balaustrada (diversos son rostros y nombres de Adán
Y por descifrarlos albrician gloria y prodigios).

La luz fecunda el día: es su evidencia clara y rotunda.
La noche se demuestra con la luna aún mancha fugitiva
Tras cortinas y celajes. El hombre entonces ¿cuál
Será la gota con que horade la piedra y su horizonte
El tiempo? El amor sin duda don Jorge: el amor.

Pero la memoria -esta edición farragosa y agotada
Esta fatiga de la vida naturalmente extensa o aún
Quien angosta toda realidad en competencia- falla:
Vuelve atrás con frecuencia borrando y diluye lija
En franca dispersión. ¡Cuenta sólo quien cuenta!

El relato varía eternamente como cambian apariencias
Terrenas del alba hasta la noche. Las miradas
Son múltiples infinitos los lectores y quien repite
Vuelve a traducir creación o alteración del molde:
La realidad es líquida la palabra semeja el agua.


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012

5 de febrero de 2012

Quintetos por palabras




Mirándonos el ombligo que iguala por buscarnos orígenes
Fiel y destino: las fuentes del arco iris advierten los plásticos
Acceso a yacimientos diamantes y sus predecibles pepitas
Encuentran los financistas. Yo sólo veo palabras: pájaros volando
En parlantes que revolotean por poetizar y acaso para narrar.


Van por un paraíso de etimologías. Flamean contra el viento
Por Dylan Thomas o Whitman también por Cardenal por frágiles
Huidobros y Felisbertos y Federicos. Las sostiene el otro. Bob digo:
Contra el viento y tanta borrasca del maldecir. Algunas
Me abandonan. Otras morirán conmigo: con ellas copulo.


Pretensiones de biblioteca arriesgó el maestro pero basta
Con sólo una y vibrante. Su filo es de puñal su vuelo de verónica:
Desborde o languidez abedul vastedad hembra y sonrisa. O
Escuela abrazo y brasa. Colorado y no rojo. O verde y amarillo.
Revolotean anchas las palabras: con sangre sugieren vida y muerte.


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012

3 de febrero de 2012

Quintetos de viaje




Negro para blanco niebla para argumento carne
De cartón húmedo para hueso noche por mediodía
Estruendo de la risa tras lágrima y estiércol. Primicias
Por sequías por impotencias y aridez lastimadura:
No se detiene el poema estanque de llantos y sonrisas.

De larva a resurrección de vísperas a aniversario
Desde el estallido los latidos y por un ojo de aguja
La mirada adelgaza la vista es infinita canto alabanza
A la libertad: de anciano a feto de caníbal a lactante
El poeta ojo en equilibrio ilumina la noche oscurece el día.

Suma riquezas y adornos esta vida en alto de tribunas.
Quisiera llevarme algunas fotos (mis hijos sonriéndoles)
El rumor entre piedras del río. Ensueños de las seis
Bajo las causarinas: bienvenidas abrazos y festejos
Compartidos. Me llevo poco. Restan líricas herencias.


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012

2 de febrero de 2012

Quintetos del fin



Quintetos del fin

Será que nos gana el miedo que esa tierra final
A medida de cada uno es un espejo de sí una broma
De atmósferas y temperatura ni siquiera una puerta
Por la que entrar en otra realidad. Será que finisterre
Es simplemente nada y ante su espejo nos plantamos.

O será que de allí vinimos y extraviados vivimos
Regresando sin saberlo. Porque quién puede asegurar
Destinos y camino o cuál es el mapa la derrota ideal
El culmen de las mejores intenciones. ¿Será finisterre
Una barca una cornisa: otra oportunidad de observación?

Será que estaremos solos o con afines compañeros
De camino y de posada. Será Finisterre una estación
Más: que vinimos engañados y habremos de marchar
Otra vez en tren de oriente o al atlántico occidental
Y cruzar las cordilleras por fotos de paisajes ideales.

O será que alcanzamos finisterre hace tiempo ya pero
No lo comprendimos. Ciegos a la gloria mudos frente
A la belleza cada uno fuera de sí medroso en el espejo
Sin saber si esperar o saltar si disponer o que le ordenen.
¿Será que llevamos finisterre adentro y lo ignoramos?


© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012