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25 de abril de 2011

Mis libros digitales


HOY COMENZARON A DISTRIBUIRSE MIS TRES LIBROS:
DOS DE POESÍA Y UNO DE ENSAYOS

La editorial es EMOOBY, de Madeira, Portugal. Y se trata de e-books, libros virtuales, que se adquieren ¨en¨ Internet, se pagan a precio muy bajo mediante tarjetas de crédito, y se vierten en soportes informáticos para su más fácil lectura. Los dos libros de poesía corresponden al período 1998 – 2009, y cada uno de ellos reúne dos poemarios independientes: Cuerdas (1997-2003); El piquete y otros poemas (2002); Avisos y señales (2004-2007) y Poemas del amor que vence a la muerte (2007-2009). Por su parte, el volumen de ensayos, corresponde al período 2008-2009, y bajo el título de Tierra Regada –la independencia mal tenida-, se ha anticipado periódicamente a través de mi blog Diáspora Sur, un espacio asiduamente visitado por los paisanos del suroeste bonaerense.


CUERDAS –poemas-
EL PIQUETE y otros poemas

La crítica realidad económica y social argentina durante el período 1997-2003 y una situación familiar cambiante, fueron determinantes de los textos poéticos que integran este volumen.   CUERDAS es poesía en tránsito (Buenos Aires – Isla Negra – Valparaíso – Punta del Este – España – Buenos Aires otra vez), y de mirada profunda, decidida a conquistar brotes de esperanza. EL PIQUETE – y otros poemas- nace en el asesinato por la policía de dos jóvenes manifestantes en 2002 y proyecta el ojo lírico sobre el panorama general de un país crecientemente pobre, dependiente, entregado, saqueado, democráticamente inmaduro. 


AVISOS Y SEÑALES y
POEMAS DEL AMOR QUE VENCE A LA MUERTE

AVISOS … tiene mucho que ver con las sensaciones –siempre nuevas, aún las cotidianas-, con percepciones de la madurez, con límites físicos y fronteras espirituales. Hay que saber escuchar los avisos y saber ver las señales, dice la sabiduría popular. Estos poemas se lo proponen, algunos con mayor eficacia que otros. POEMAS DEL AMOR… vuelve sobre la cuestión matriz del género humano, intentando rescatar y ofrecer nuevas resonancias, o explorar en acústicas escasamente transitadas. Los recuerdos son la primera materia de estos poemas; lo que se observó años atrás, vuelve a colocarse en el centro y es sometido a esta nueva mirada, seguramente con mayor experiencia de vida.



TIERRA REGADA es un pasaje de regreso al escenario de mis primeros años. Claro que no se vuelve con la mirada original, sino que este segundo bautismo se concreta desde un par de ojos maduros. Y ya no es una mirada lírica, que simplemente proponga justicia y cambio. Se trata de prosa situada en la mesa de operaciones, que secciona y revela. Las coincidencias geográficas e ideológicas conducen esta secuencia de ensayos, desde las postrimerías de la conquista española hasta el último genocidio de los años setenta.




¿Dónde pueden comprarse?


En el blog de la editora:  http://emooby.blogspot.com/

Y, hasta ahora, en 9 librerías virtuales:










22 de abril de 2011

Viernes Santo 2011


¿Viste a Claudia?


Trenzar sus cabellos, cubrirse con uno u otro lienzo como eligiéndolos, frotarse las manos y las plantas de los pies para acostumbrarlos a una seguridad representada. Cuando todavía los patios no se despoblaban. ¡Si! Cuando eran más los que corrían hacia la plaza. La vi con un anillo aferrado en su mano derecha, fuera del anular, claro. Abrazado.

Claudia había recibido esa piedra morada como señal de amor; yo la vi. Así él advertía por segunda vez que aceptaba sus deseos; que no había estado errada acompañándolo al extranjero, allí donde una mujer nunca sigue a un funcionario de gobierno si la recta costumbre se cumple. Pero ya se sabe; una mujer sueña y profetiza. Interrogaba al anillo. Yo la vi. Desesperándose porque  los esbirros de su marido recorrían las calles requisando y cautivando a los seguidores del enjuiciado. Y la vi quejándose de políticas ordenadas por la mentira y el miedo. Porque el poderoso, como es sabido, disfraza sus errores con medias verdades.

Claudia se puso en camino cuando la advirtieron.  Ella –rumoreaban- conspiró a espaldas de su marido con los mismos perseguidos.  ¡Qué disparate!. Yo mismo la vi.  Deslizarse por la ciudad como un fantasma vaporoso, llorosa, aferrando la esperanza de que ésta no fuera la última de una vulgar colección de traiciones.

Y yo la ví a Claudia Prócula, nieta del César, descorrer con desesperación los cortinados de la casa de gobierno, en el mismo momento en que su marido, Poncio Pilato,  se enfrentaba al bramido de la multitud y respondía: ¡Aquí tienen al hombre!




El precio

Aunque amanecida la luz del viernes, las monedas sin dueño continuaron color noche y reflejaron sangre y negro. Cuando los doctores descorrieron el cortinado el hombre, manos de tizón y corazón envenenado, se alejaba de todos y de él mismo. – Compraremos campos, dijeron – Estas no son tesoro, no tienen dueño, consideraron. El hombre se detuvo y ajustó el nudo: ¿Por qué le puso precio a la traición, si no le interesó el pago? ¿Para qué busca un árbol si rechazó la cruz?

(c) Carlos Enrique Cartolano, de Hormiguitas operarias, 2010-2011