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30 de noviembre de 2010

Destierros



Ahora que la primavera
Se demora entibiando
Firme en mis capilares
Me recuesto
Quito los anteojos
Y recito un argumento:

¿Es posible despedir la tierra
-sus gorjeos extremos-
Cerrando los ojos?

La visión a oscuras
Es de mar y cielo/ De cielo y mar
Sin tacto ni fronteras.

Hasta que el sueño
Pose su pájaro en mi frente
Y el mar penetre
Su guadal celeste.

Podré suponer al fin:
La valija de aire. Espaldas
De vidrio flameante
Y mi jadeo
Recortando el horizonte.


(c) Carlos Enrique Cartolano
de  A ojo y de oídas, 2010-2011

23 de noviembre de 2010

El tirano



Al capitán Domingo Martínez de Irala le bastó con dos hijas para fundar su estirpe. Y a un tiempo comprar lealtades y sepultar revueltas. Porque alguien dio a elegir a Ortiz de Vergara y Riquelme de Guzmán, entre la horca y dos hijas del tirano. Que no lo comunicó el propio padre de las huríes de luengas cabelleras negras, ténganlo por seguro.

Dicen que esa oferta partió del confesor de los condenados a muerte, aunque esta opinión es de los enemigos de la Iglesia. Deben creer que fueron lugartenientes, laicos de rango inferior que disfrutaron contemplando el sometimiento de los jefes.

Lo cierto es que ambos jóvenes optaron por tomar por esposas a esas dos niñas que no llegaban a los catorce, y que Úrsula y María conocieron con cierta codicia a sus novios por imperio del poder paterno.

Así fue como en la Asunción de Mahoma, paraíso como hubo pocos en estas tierras, reinó el capitán Martínez de Irala sentado en la yernocracia. Con azafrán e incienso condujo al altar a dos de sus hijas, reservando ámbar y almizcle para siguientes parlamentos.

(c) Carlos Enrique Cartolano. De Hormiguitas operarias, 2010-2011

20 de noviembre de 2010

VIII. Últimos soles




Diariamente el corte
De uña.
El rigor de la poda
Seca. Sin lágrima
Ni sangre
Tal vez sí dolor.
Y quejas del toldo
Que remueve rumores
Del este.

La tarde y la leña
Consumidos
En una misma hoguera.
Por detrás forman hilera
Los muletos:
A un lado tejidos
Enfermos. Sentimientos
Provisorios.
Flores oliendo acre
En franca reverencia.

Escarbo en las cenizas
Como en arenas
Milenarias.
Hace tiempo estoy absorto
En este vértigo
De historias paralelas.
Coincidamos o no
Con la lente restante:
Siente por mí
Completa la mirada.

Las manos tiemblan
Torpes por lo común:
Desacostumbradas
A niños/ Caricias/ Palabras
Líquidas y mudas.

Pero los fondos revelan
Premian y transportan.
Soplo el polvo acumulado
Brillo el estandarte
De la pasión visitadora
Entre filos de la noche.

(c) Carlos Enrique Cartolano. De A ojo y de oídas, 2010-2011

16 de noviembre de 2010

El poema fúnebre de Adriano




Animula, vagula, blandula
Hospes comesque corporis
Quae nunc abibis in loca
Pallidula, rigida, nudula,
Nec, ut soles, dabis iocos...

Pequeña alma, blanda, errante
Huésped y amiga del cuerpo
¿Dónde morarás ahora
Pálida, rígida, desnuda
Incapaz de jugar como antes...?

fuente: Historiaclasica.com

Otra versión:

- ¡Callad, callad todos…! ¿Habéis oído ese siseo…? Es el alma del augusto Adriano, que acaba de despojarse de su cuerpo y se marcha.
“Pequeña alma, blandita, cariñosita, huésped y compañera de mi cuerpo, ¿a qué regiones te encaminarás ahora, palidita, yerta, desnudita, sin gastar bromas, como solías?”
- Esas fueron sus propias palabras, dictadas ayer mismo, poco antes de entrar en la agonía. ¡Que ninguno grite, ni llore, ni haga aspavientos! No hay que asustar a un alma que no sabe a dónde va.

NOTA 1: El emperador Adriano murió el 10 de julio del año 138 d.C.
NOTA 2: El entrecomillado corresponde a la traducción de los versos compuestos por el emperador Adriano en su lecho de muerte. Aquí os pongo el texto latino, pues supongo que a muchos os gustará proponer otra traducción. La que yo presento la he tomado del Calendario greco-romano de José Contreras Valverde. A pasarlo bien.



fuente: Mujeresderoma.blogspot.com

Los pies del Cristo de Grünewald




por Joaquín O Giannuzzi

El nervio expuesto y condenado
hace de todo sufrimiento un principio general.
Todavía es la hora de descenso
y toda carne debe seguir aquí, resolverse
en una pesada concentración.
El tono de la pintura
define el desagüe de la masa desesperada.
La anatomía es gruesa, de tierra sangrada
y allí donde los dedos se enciman
-los caminos de este mundo están bloqueados
el límite de la torsión es crítico.
La promesa de toda resurrección tiende a la oscuridad
en las fibras musculares, giradas
sobre sí mismas. Cada detalle
aguarda un orgánico estallido,
pero el conjunto fija el tormento hasta el fin de los
tiempos.
Un solo clavo y se acaba la vieja danza.

Joaquín Giannuzzi, Violín obligado (1984)
Matthias Grünewald, La Crucifixión (Retablo del altar Isenheim),1515
Museo Unterlinden. Colmar


30 de octubre de 2010

Esas que sobran y no importan. Esas: son



Otras yerbas

- Mire vuestra merced, señor, pecador de mí, que yo no soy don Rodrigo de Narváez, ni el Marqués de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino; ni vuestra majestad es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana.

- Yo sé quién soy –respondió don Quijote- y sé qué puedo ser, no sólo los que he dicho, sino todos los doce Pares de Francia (°), y aún todos los nueve de la Fama (*), pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías.
Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, capítulo V


I.

Crecieron al principio como yuyos
Rondándome los pies. Después fueron hierbas
Y sahumaron mesiánicas.
Culturales. Sociales. Hermanas en soledad.

Cuando aprendí a estar solo
Me acompañaron las palabras
Acechándome en realidades. Me levantaron
Acelerando el giro.

Supe descansar en movimiento
Me lancé a zurcir
Palabra con palabra. Imagen por imagen.
Fugando de la esterilidad.

Ahora sé quién soy. Se quién puedo ser.
Son mis yerbas las que definen
Cada hora. Caminan encolumnadas
Respetan químicas orgánicas.

Lo demás son otras yerbas:
Estoy solo en medio de ellas
Añorando mi soledad.
Porque aún reconozco mis labios.

(La conciencia va más arriba de las narices
Todavía puedo abrir los ojos
Mis manos asen con fuerza tierna
Y curo el resfrío de la imaginación)

Las leyes y las culpas. Esas:
Son otras yerbas.


II.

Y tuve un nombre. Lo pronunciaban
A mi paso y aprendí a silabear.
Compartí/ Fui compartido. Amé
Sin saberlo y fui amado.

Después reconocí a mi parejera
La otra mitad que alumbró miradas
Soportó el ancla/ Convocó mis hijos:
La que releyó originales.

Yo continué tamborileando
Midiendo y escandiendo: Era mi rebaño
Pastoreaba día y noche
Almohadas/ Mesas de bar/ Altares.

Detrás venía la prosa confundida
Embrollándome / Mezclando todo:
Se movía en ella densidad ajena
Otras yerbas/ En verdad impuras.

Porque sólo el verso era curado
Y magnífico: una daga azul
Atravesando cortinados
Y ensartando primicias en palabras.

Por entonces un bosque fue mi mundo
Poblado de nidos/ Nacimientos.
Aunque sólo en el nosotros
Logré subir para avistarme.

Lectores y editores. Esas:
Son otras yerbas.


III.

Rigor y coherencia: ¡Arduo afán!
Caminar por la viña de los altos
Expone a cerrazones y dolor:
El éxito no sirve. Ni alimenta mundos.

Antes bien los quita poco a poco
Enmudece la piel y ciega
Y araña viento sur y llueve
Bajo los toldos y en las manos.

Llegan los naufragios. Son menores
Lentos como alfileres. Parciales.
Hoy se renuncia a cocinar
Animalitos con arroces. Mañana

Serán ardores/ Entregas/ Conquista
De aromas extranjeros. Corceles
Dibujando el horizonte.
Naufragios al fin. También parciales.

Y la memoria: esa subversiva
Que socializa placeres
Y condena el peor de los temores.
Esa es la yerba en flor. Encapullada.

Pero lo que va en carros ajenos
Lo robado. O marchanteado
Injusto. Siempre injusto:
Esos botines/ Son otras yerbas.

IV.

Pablo y yo. Pablo y nosotros
Caminantes de fe almenada
Vamos a derramarnos hoy
Mañana. No importa cuándo.

Como libaciones sagradas
Agotándonos. Raspando cuencos
Y conciencias. A sabiendas
De lo que somos y seremos.

No importa cuándo. Cada cual
Su cuchitril aterido/ Estrecho
Con sus hoyos. Su resbaladera
Su palabra última. Su alarido.

Aunque se está solo al final
Enroscado en mí mismo
Escupiendo para arriba/ Cacheteando
Mi carne fatalmente adormilada.

Lo que no se alcanzó entonces
Y en la lista quedó sin tachaduras
Esas cosas imposibles (prohibidas)
Esas: son otras yerbas.


V.

Evoé. Gigante cascarón
De tolerante oreja. Paraíso
Para inaudibles y profetas.
Bocina restada al olimpo

De estos dioses. Los de abajo:
Mercachifles de internet
Y propagadores de asepsia:

Filosofía de piel al sol
Seducción pública y pillaje.

Y los que corren a ambos lados
De toda frontera. En hileras
Trabajadores que no pisan
La franja amarilla. Hormigas

Negras afeitadas de sonrisas
Y genioles y aguas vivas. Donceles
Condenados de cuna y por vida
Si es que la vida alcanza

Para todos dijo Malthus-Thomas-Sir
A comienzos del diecinueve
Y encadenó pared con opiniones
Marcó senda al asesino

A sueldo. Cuando era postrimería
De los conquistadores
Y eran convenientes las reservas de gas
Y de moral por almorzar

Durante veinte siglos.
Evoé. Ñenque. Eureka. Lupus
De la lengua sometida:
Hormigas como esclavos

Devoran la yerba. Y caen
Mis lágrimas sobre la hierba
Como huevos de coleóptero
Son palabras huecas:

El futuro envasado en cajitas
De la felicidad. El cepillo
Pendiente del cuello. La pastilla
Cada ocho horas y en ayunas.

Sinfonía de los despertadores
El prado colmado de chatarra
Vuelcos del corazón de madrugada
Me despiertan a martillazos.

Lo que quedó sin consumir
Y lo que consumí sin querer
Eso: son otras yerbas
Drogas del encandilado.

VI.

¡Arre!
La medida. El vector ideal. Escuadra
Que encierra y ordena lenguaje
Imágenes/ Estrofas y pausas
Con ritmos de la creación.

Aquí llegamos. Íbamos con ímpetu
De mar amarronado. Náufrago yo
Y mi entorno a la zaga del madero.
Limpias las caries/ Bragadura fría

Y corazón en andas de la mente
(Monarca que disipa cerrazones):
Llegamos. Y al tocar paisaje
Mudamos a flecha/ A celo urgente

Nos vestimos escultores del barro
Yo inventé una corte de amigos
Para nacerme vestido/ Y reír
Porque era escuchado. Merendado.

¡Arre!
Ellos me arrastraron hasta la orilla.
Insistieron con la reanimación
De enciclopedias. Pero estaba echada
La suerte. Y me hundí en la arena.

Entonces fue cuando todo lo de pie
Transcurrió el drenaje de otras yerbas
Las verdaderas hierbas alcanzaron
Talla de árboles. Y nació el incendio.


(°) Los doce Pares fueron caballeros escogidos por los reyes de Francia, a quienes llamaron Pares por ser todos iguales en valor, en calidad y en valentía.
(*) Los nueve de la Fama fueron tres judíos: Josué, David y Judas Macabeo; tres gentiles: Alejandro, Héctor y Julio César, y tres cristianos: el rey Artús, Carlomagno y Godofredo de Buillón.

(c) Carlos Enrique Cartolano. De A ojo y de oídas, 2010-2011 

29 de octubre de 2010

Nunca más oportuno





QUISIERA QUE ME RECUERDEN      

Quisiera que me recuerden
sin llorar ni lamentarse,
quisiera que me recuerden
por haber hecho caminos,
por haber marcado un rumbo,
porque emocioné su alma,
porque se sintieron queridos,
protegidos y ayudados,
porque nunca los dejé solos,
porque interpreté sus ansias,
porque canalicé su amor.

Quisiera que me recuerden
junto a la risa de los felices,
la seguridad de los justos,
el sufrimiento de los humildes.

Quisiera que me recuerden
con piedad por mis errores,
con comprensión por mis debilidades
con cariño por mis virtudes.

Si no es así, prefiero el olvido,
que será el más duro castigo,
por no cumplir con mi deber de hombre.


En: “Joaquín Areta. Siempre tu palabra cerca”, Libros de la talita dorada / Colección Los detectives salvajes, 2010

Joaquín Areta fue un poeta, secuestrado y trágicamente desaparecido en La Plata durante la última dictadura. Este poema recuerda también la lectura que de él hizo Néstor Kirchner y que algunos canales de TV pusieron al aire hoy viernes 29 de octubre de 2010.

Tomado por nosotros de la acertada publicación que también hoy hizo el poeta JOSÉ MARÍA PALLAORO, en su inefable AROMITO (http://aromitorevista.blogspot.com)

9 de octubre de 2010

El 12 de octubre no se trabaja. ¿Por qué?


Del Sur



No era un fantasma quien surgió entre la niebla, sino Fuegia Basket oscura como la noche en su vestido azul con estrellas muertas. Detrás el teniente y luego York Minster, Jemmy Button y un par de sirvientes con menores privilegios que los tres niños de los mares del sur. Volvían de palacio, por eso la niña llevaba el vestido azul que le había obsequiado Adelaida. Es que la reina insistió. Fuegia, que lloraba, se amparó en la oscuridad para no ser vista y dejó pasar adelante a Fitz Roy. Entonces, el mayor de los yaguanes, que el navegante bautizara como York, atenazó a la niña por la cintura y reclamó propiedad a cambio de consuelo.

La pareja se propuso despojar a Jemmy de sus regalos y de las preferencias. Vueltos a la isla de los fuegos, terminaron con la misión anglicana, y empujaron al tercero excluido al bandidaje y condena en falklands.


(c) Carlos Enrique Cartolano
De Hormiguitas operarias, 2010-2011

22 de septiembre de 2010

Motivos del Guernica




Pues nada hay oculto
que no quede manifiesto,
y nada secreto que no venga
a ser conocido y descubierto…
Lucas 8, 17

Poema uno. Golpe de vista

Una cesura entre palabras
Una cadena de plegarias.
Horizonte.
Antes el pintor en su inconsciente
Después las bombas.
Una bandera/ Un escenario
De sombras gesticulantes salidas
De la sombra:
Iluminadas.

Artista en su estudio
Como cualquier otro
Despierto a la ducha matinal
Desde la confusión
O el sueño. Pero él:
Él primero
Antes de la muerte desde el aire.

Un trazo ondeante. Un alarido:
Una señal puesta a brillar
Para las generaciones.
Cenit. Origen. Materia estelar
Línea gris. Frontera de la vida
Con las bombas.
Donde es terreno Dios
Y Guernica santifica.



Segundo poema. Lenguas con punta

Habla. Canta metralla y explosivo
Sordina el llanto. Esparce polvo
Suena alarido y musical.
Es brutal y oscuro
Confuso: nadie es lo que fue
Todo se parece a lo demás.
La picadura divide/ Infecta
Necroparasita.

El pintor evoca a Rubens
(en Los horrores de la guerra. El demiurgo
que apila condena/ ejecución
y muerte atea):
Pero Pablo invierte su tiempo
Es subversivo:
Guernica avanza a contramano.

Su destino es el pueblo
Ese toro velado entre escombros
Gesto fiero. Él / Indiferente
Parche de tambor
Rabo u oreja de tanto vencedor
Prosaicamente existencial.
La escena transcurre hacia él
El toro nos contempla
Triunfa en la desolación
De polvo. Olor de muerto. Apagado
Ardor. Sofocación y amnesia.
Él espera. Sabe esperar.

Todos llevan lenguas
Puntiagudas. Como bombas:

El pueblo incendiado
Bajo el ronquido alemán.
El brazo opresor de sueño
Y mentiras de Franco.
El pueblo parecido al toro
El toro encarnando a Marte
El pintor habitando el toro
Y la esperanza.

Pablo nos levanta porque cree.



Poema tres. Incertidumbre y bruma

Es afuera y es adentro
A una vez. El sentimiento y el gesto
Exterior es íntimo. Negro
Y gris aunque es la tarde
Ancha gama de grises el infierno
De las bombas incendiarias.

Apenas si una mancha de azul
O pardo en los extremos.

Es de día. Es de noche.
Han probado el poder de fuego
De los mosquitos letales
Y es de noche.

Las bombas siguen cayendo:
Caen en Guernica
Y la ciudad vasca crece detrás
Y por delante en la historia
Del hombre. Es Guernica
Hoy porque luchamos
Con la confusión/ Con su noche:
Velos densos de las dictaduras.

Siguen cayendo las bombas
Y los soles se extinguen
En todas partes. Continúan apagándose
Sus grandes ojos vigilantes.
Es de noche. Impotencia
De las bombillas eléctricas.

¿Quién traerá el quinqué
Quién iluminará esta noche eterna
Qué amanecerá qué día y para qué?

También es Guernica entre nosotros
Mientras tensan los hilos
Y nos malarrean.

Mientras caen bombas
Muerte que gravita
Por primera/ Por última vez.



Cuarto poema. Fraguas

El lienzo es universo:
Lleva una vida recorrerlo
Comprenderlo. Meterlo dentro
Repetirlo. Es un gatillo
Y una flor. Es imagen
De Dios y es reflejo en el hombre.

Guernica sucede y no concluye.

Uno:
A la derecha la mujer llameante
Conocido el horror
Desde el primer periódico
Es devorada por bocas
De odio y esterilidad.

Dos:
La conciencia despierta
Al dolor del hijo muerto
-no hay mayor infamia
que la guerra- repite
La madona bajo el toro
Vencidos pechos: lágrimas vacías.

Tres:
Debajo la furia
Herida y sangrante
Henchido el vientre/ Arrastrada
Hasta el centro de la imagen
Por encarar al enemigo ausente.
Sus pezones ansiosos
Son cascabeles doloridos.

Cuatro:
Y por encima Venus
La amante Dora del quinqué
Ilumina y rescata y resucita
Glorias terrenas
Eternidades y coronas.

¿Qué es lo que se ve?

Cuatro mujeres: cuatro fraguas
Hacedoras.
Son cuatro principios
Ignorantes de la muerte.



Poema cinco. Otra vez el engaño por caballo

Aquí el caballo al centro es la pasión
Aunque herida y con golpe letal.
Nunca más impropio ardor
Que el moribundo.
Arma mortal es la impotencia:
Termita en la corteza cerebral.

Al caballo lo atraviesa una lanza
¿La del jinete?
¿O es cabalgadura de tirano
Corneada por el pueblo?
¿Qué se lee en su grupa
En sus hijares. En sus carnes
Descendentes/ Ya raídas?

Es caballo inocente. Preso
Del sueño y mentiras de Franco
Propietario de aviones y de bombas
Fuentes del estallido
Verdugo del artista. Incendiario.
Domesticador de caminantes
En el Reina Sofía.

Pasión herida. Débil y corrupta:
Caballo asesino del jinete
O guerrero esculpido. O descuartizado
Pintor o héroe monumental
El de espada rota. Él roto
Él: un muñeco florecido.



Sexto poema. Lírica es la herida

Antes maceró sus labios
Esponjó la carne
Preparando sus profundidades
Al aguijón
La intimidad al explosivo de aceite
El fuego eterno.

No hay carnes más arrasadas
Que las del artista
Ni herida menos lírica
Que la de Pablo.
Las bombas lo despedazan
Armándolo. Lo descuartizan
Volviéndolo comprensivo
Del conjunto
Al centro del testimonio.

Pablo es la señal
Él es Guernica.
Vino por la defensa. Destapó
Tantas miradas.
Cerró la diáspora
Concentró y espesó
Desde angustias claridades.

Y todos fuimos Guernica
Todos fuimos Pablo:
Tanto creció la herida
Para tamaña alegría.

De la sombra emergen
Sombras iluminadas.
Porque costuras de días
Con noches
Laten humanizadas.

Lírica es la herida.



Poema siete. En esta Guernica

Tierra criolla es tehuelche
De comienzos del diecisiete
Cuando éramos colonia
Y el franciscano Bolaños se entendía
Con Tubichamini. Entonces
No había bombas ni antiguo roble:
Las libertades eran anchas
Para vascos conquistadores
Aquí y allende.

La laguna de San Vicente
Amanecía francamente. Estaban lejos
Los tábanos incendiarios.

Tres años antes del primer bombardeo
Aéreo tuvimos nuestra Guernica
Réplica de la predestinada.
Si los nombres significan
Ella fue símbolo argentino
De sangre inocente derramada.
Fue tierra de tangos y después
Jorge Antonio apacentó caballos
Cuando era fuerte Perón.

Y porque no hay casualidades
Sus calles se llamaron
Con nombres de artistas
Siempre supo de corceles y toros
Populares.

Después cuando en junio
Cayeron más bombas que
En la original Guernica
Esta tierra argentina iconoclasta
Demoró sometimiento
Y pactos.

Conociendo la traición
No traicionó
Mantuvo limpias sus mañanas.

Dicen que las madres son más madres
Aquí y en la Guernica vasca.
Que los artistas como Pablo
No se venden
Ni transigen con poderes asesinos.



Octavo poema. Epílogo


La poesía es caballete
Si se trata del artista herido:
Ganar su llanto. Tomar la espina
Dulcemente sentados a la mesa.
Y compartirlos.

El poeta y el artista son
Ocho personajes. Aquí están
Todavía. Guernica sucede
Aún Pablo nos pinta las pupilas
Y ahora de pie cantamos.

La poesía es caballete
Carreta. La siempre rueda
Fumigando traiciones y odio.
La pintura fluye. Mana la poesía.

En las manos cruces
Del Cristo diario.
Rosarios del dolor que salva:
Es el amor que vence
Única ametrallada la muerte.

Una paloma emerge de la niebla
Dibuja su contorno
Rehaciéndose en el aire
Primero un ala/ Después la otra
Es el anuncio final:
Eterno triunfo.

(c) Carlos Enrique Cartolano. De A ojo y de oídas, 2010-2011

9 de septiembre de 2010

La edad de oro



¿Qué es entonces la frontera
Si no este intercambio
De suspiros/ Lágrimas y brisas
Amasados largamente
Y lanzados en diluvio?

Es esta cinta amarillenta
Que contiene el horizonte
Por donde lo esperemos.
Y al hombre/ A su energía:
Idea y corazón abiertos.

A la segunda aurora:
Esta senda de oro y seda
Que separa ayer y porvenir
Donde se reconoce
La antigüedad sobreviviente.

Porque respiran todavía
Grandes manchas escarlata
Pinceladas verde y amarillo
Que alumbran el ascenso
Hasta coronar un gran amor.

Mamá empuña sus esmaltes
Papá enciende el cigarrillo
Y silba un tango de De Caro.
Yo arrodillado: ato
Mis cordones y después
Vuelvo a levantar las medias.

Ir y volver son uno
Si se alcanza el fundamento.



(c) Carlos Enrique Cartolano
de A ojo y de oídas, 2010-2011

Huesos de jibia




No nos pidas la palabra que escrute íntegramente
nuestro ánimo informe, y con letras de fuego
lo revele y esplenda como flor de azafrán
perdida en medio de un campo polvoriento.

¡Ah el hombre que se marcha seguro
de los demás y de sí mismo amigo,
y no cuida su sombra que el ardiente calor
graba sobre un descascarado muro!

No nos pidas la fórmula que pueda abrirte mundos;
sí alguna contrahecha sílaba, seca como una rama.
Esto solo podemos hoy decirte:
Lo que no somos, lo que no queremos.




Eugenio Montale. De Huesos de jibia – Las ocasiones. Traducción de Horacio Armani. El autor nació en Génova el 12 de octubre de 1896 y murió en Milán el 12 de setiembre de 1981. Fue poeta, ensayista y crítico musical. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1975.

28 de agosto de 2010

Lamento para el sur




La luna roja, el viento, tu color
de mujer del Norte, la extensión de nieve...
Mi corazón ya está en estas praderas,
en estas aguas anubladas por las nieblas.
He olvidado el mar, el grave caracol
que soplan los pastores sicilianos,
las cantilenas de los carros en los caminos
donde el algarrobo tiembla en el vaho del rastrojo,
he olvidado el paso de los airones y las grullas
en el aire de los verdes altiplanos
por las tierras y los ríos de Lombardía.
Mas el hombre grita doquiera la suerte de una patria.
Ya nadie me llevará al Sur.

Oh, el Sur está cansado de arrastrar muertos
a orillas de pantanos de malaria,
está cansado de soledad, de cadenas,
está cansada su boca
de las blasfemias de todas las razas
que han gritado muerte con el eco de sus pozos,
que han bebido la sangre de su corazón.
Por eso sus muchachos retornan a los montes,
empujan los caballos bajo mantas de estrellas,
comen flores de acacia a lo largo de sendas
nuevamente rojas, aún rojas, aún rojas.
Ya nadie me llevará al Sur.

Y esta noche cargada de invierno
aún es nuestra, y aquí te repito
mi absurdo contrapunto
de dulzuras y furores,
un lamento de amor sin amor.

(De La vida no es sueño. Poemas 1946-1948)

Salvatore Quasimodo (Modica, Sicilia -Italia-, 20 de agosto de 1901 – Amalfi, 14 de junio de 1968). Poeta y periodista miembro del movimiento hermético italiano, recibió el Premio Nobel de Literatura en 1959.

25 de agosto de 2010

¿Orgullo represor?




23 de agosto: En la segunda audiencia de la causa
BASE NAVAL, los tres represores encausados se negaron a declarar

Primero pasaban los acreditados: representantes de organismos de derechos humanos, abogados, periodistas… Después nosotros, el público. La limitación impuesta por cincuenta y cinco lugares disponibles obligó a los policías de la dotación a realizar algunas cuentas mientras nos hacían pasar. Se trataba de la segunda audiencia de la CAUSA BASE NAVAL, que se celebraba en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata. La primera jornada, cumplida el 17 de agosto, estuvo dedicada a las cuestiones preliminares. Una de ellas, la posible acumulación de esta causa (llamada UNO) con la otra (llamada DOS) no ha prosperado por el momento, según se aclaró hoy. Tampoco la postergación ni la pretendida prescripción opuestas por los abogados defensores de los tres militares puestos frente al juicio oral.

Nos hicieron dejar los celulares y los llaveros en bandejas individuales y nos pidieron que abriésemos nuestras camperas. En esta situación de virtual entrega a los vigiladores, nos pasaron un peine detector (de armas u otros objetos metálicos) por todo el cuerpo. Fuimos ingresando al salón sin interrupciones, no bien quedó claro que cada uno de los que llegábamos para asistir a la audiencia donde se recibirían declaraciones indagatorias a los represores, lo hacíamos por legítimo interés, o quién sabe, por curiosidad, y sin que existiesen indicios de que hubiésemos planificado atentados terroristas para ese día.

En primera fila, dos Madres de Plaza de Mayo –Línea Fundadora- nos recordaron quiénes convocaban: MEMORIA, VERDAD, JUSTICIA. En realidad –pensé- esa convocatoria tiene muchos más años que los que nos separan de la última dictadura militar. Casi tantos como doscientos, o más…

Una gran filmadora apuntaba a la mesa de los magistrados y al escritorio en el cual declararían los procesados. Se trataba de una grabación oficial, claro. Estaban presentes las cámaras de los canales de televisión 8 y 10 de Mar del Plata y algunos cronistas gráficos que se hicieron notar permanentemente con sus obturadores. Nosotros, los asistentes comunes, los que logramos sobrevivir a la voracidad de estos señores de la vida y de la muerte, treinta y cuatro años después no teníamos permitido utilizar ni celulares, ni cámaras fotográficas (digitales o de las anteriores…, daba igual), ni por supuesto filmadoras.

Los primeros en mostrarse fueron ellos, los que seguramente serán condenados. El ex capitán de navío Justo Alberto Ignacio Ortiz (78 años); el ex contralmirante Roberto Luis Pertusio (76 años) y el ex general de brigada Alfredo Manuel Arrillaga (77). Hago gala aquí del uso de mis minúsculas, arte que me enorgullece porque me permite referirme a un capitán igual que a un carnicero, o a un pescador, o hasta a un médico. ¡Ninguno de todos ellos se adjudica mayúsculas! ¡Y éstos, que son ¨ex¨, las merecen menos todavía! Del lado de los acusados –era a la derecha de los jueces, y muy cerca de donde yo pude sentarme- primaban los colores oscuros, la sobriedad en las corbatas. Ortiz lucía risueño, aunque su jocosidad no convencía de nada a nadie. Pertusio impecable: un saco azul cruzado, con escudito de rigor sobre el bolsillo y un pantalón gris de raya bien marcada. La mirada clara y casi transparente de este marino especializado en estrategias para la muerte, me produjo sensaciones de zozobra y mareo. El militar Arrillaga era el único que revelaba cansancio, cierta desprolijidad en el vestir, comprimidos los maxilares con aparente violencia, ausencia o extravío en su mirada. Era el único que vestía campera.

Cabe aclarar desde aquí que los dos pescados más gordos de la causa quedaron al margen del juicio oral. Uno: el ex contralmirante Juan Carlos Malugani, quien fuera jefe de la base naval Mar del Plata en 1976, y sellaba su papelería como comandante de fuerzas de tareas; el mismo que continuó su misión diabólica en la Esma y al que el Juez español Baltasar Garzón acusó del secuestro de 42 personas, la privación ilegítima de libertad y torturas a 68 personas y la desaparición forzosa de 15 personas, llegando a librar orden internacional de captura y solicitando extradición en octubre de 2001. El segundo: el ex teniente coronel Alberto Pedro Barda, que comandó la represión en la zona de Mar del Plata y Necochea  y que ya ha sido condenado a prisión perpetua en causas previas. En ambos casos, no concurren ante el tribunal penal oral por sufrir una enfermedad mental degenerativa (algunos dirán, no sin razón, que tal enfermedad es de nacimiento. Yo creo firmemente que la de éstos, y la de todos los demás, es una enfermedad moral degenerativa).

Vuelvo a la sala de audiencias. Los únicos destellos de color se advertían en la mesa donde se sentaban los abogados defensores y del lado opuesto, donde se apiñaron el Fiscal General, fiscales adjuntos, secretarios y abogados querellantes (Gloria del Carmen León, Alejo Ramos Padilla y César Sivo). En lo que respecta a la mesa de la judicatura, los magistrados (Doctores Nelson Jarazo, Alejandro Esomoris y Jorge Michelli) se presentaron una vez que estuvieron instaladas las notebooks desde donde siguieron la lectura de las resoluciones previas, así como la individualización, identidad, acusaciones, encuadre jurídico de conductas y pruebas existentes para los tres encausados. También aquí primaban la formalidad, los colores oscuros, sólo una corbata roja delató la esperanza de una nueva primavera a menos de treinta días contados desde la fecha.

  • Los hechos

Como destacase Carlos Aurelio Bozzi en su libro (1), en numerosos artículos publicados en internet y en diversos medios gráficos durante los últimos años ¨… en la ciudad feliz, incorporada al paisaje del turismo, existió un centro de exterminio de personas que funcionó hasta después de la asunción del presidente Raúl Alfonsín, habiendo alojado posiblemente en sus últimos días a la joven Cecilia Viñas hasta su desaparición definitiva (…) La Base Naval se estructuró como centro clandestino de detención creando compartimentos distintos según fuera el carácter o la militancia del secuestrado y la división de inteligencia que requería a cada persona. Así funcionó un sector en el mismo edificio de la base, otro en el área de buzos tácticos, uno en el sector del arsenal y otro más en la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (…) De todos ellos, la zona de buzos tácticos, ligada a la base de submarinos fue tan cruel e inhumana que una sobreviviente llegada al centro clandestino La Cacha le confesó a su amiga: esto parece el Sheraton, comparado con lo que padecí en Mar del Plata…¨ (2).

De la multitud de casos expuestos en el libro antes mencionado, vienen ahora a juzgarse las causas que por su potencialidad probatoria han llegado a juicio oral. Tales, las privaciones ilegítimas de libertad de Nelly Carricabur, Stella Maris Nicuez, Liliana Iorio, Patricia Lazzeri, Liliana Retegui, Omar Tristán Roldán, Delia Garaguso, tormentos a detenidos, agravados por su condición de presos políticos, robos, homicidios doblemente agravados de Liliana Iorio (22 años), Liliana Retegui (22 años), Patricia Lazzeri (21 años), Omar Tristán Roldán (20 años) y Delia Garaguso (22 años y embarazada de tres meses). Omar y Delia habían sido detenidos el 19 de setiembre de 1976, en un operativo en el que actuaron una docena de efectivos. La mujer había sido herida de un balazo en una pierna.

¨… El jefe del grupo ordenó dejar todo como estaba, mientras se llevaba la llave de la casa, manifestando que iban a regresar. Y efectivamente, cuarenta y ocho horas después volvió un camión militar con soldados y gente de civil que ingresaron al domicilio de los jóvenes utilizando la misma llave que el anterior grupo había sustraído. Cargaron todo el mobiliario y enseres de la vivienda, haciendo comparecer como testigo a la esposa del dueño de la casa delantera, que observó que el vehículo ya traía otros muebles de anteriores procedimientos (…) El comandante de la base naval, Juan Carlos Malugani, en nota dirigida al padre de Omar, en fecha 26 de noviembre, desconoció la detención de la pareja, alegando ignorar las causas de su desaparición. Pero, en cambio, Pertusio comunicó a los familiares el 25 de enero de 1977, lo siguiente: Personal perteneciente a esta Fuerza realizó un procedimiento en la vivienda que habitaba su hijo juntamente con una persona de sexo femenino. Al presentarse el personal militar en la casa, esta se encontraba deshabitada, procediéndose a requisar entonces los muebles y demás enseres en busca de documentación, armas o cualquier otro tipo de material comprometido (sic!), dichas pertenencias fueron trasladadas a dependencias militares donde personal especializado las hizo objeto de un detenido estudio (…) Esta Fuerza desconoce el paradero de su hijo y su amiga, ya que el procedimiento que usted menciona, y en el que habrían sido detenidos, de haber ocurrido, no fue protagonizado por personal de la Armada... (…) Similar situación se planteó frente al secuestro de Nora Inés Vaca (24 años) ocurrido el día 16 de setiembre de ese año. El padre de Nora reclamó en la base por los elementos robados del departamento en que habitaba su hija. Otra vez respondió Pertusio: 1) Es falso que su hija haya sido detenida por efectivos de la Armada 2) Ante la denuncia de que había ocurrido un secuestro de personas jóvenes, personal de esta Fuerza se hizo presente en el lugar encontrando la casa deshabitada; la concurrencia de las Fuerzas Legales respondió a su responsabilidad de velar por las vidas de todo ciudadano…  La compañera de Nora era Lidia Elena Renzi (24) años y ese mismo día la había ido a buscar un grupo de hombres, pero como no la encontraron dejaron a la propietaria del departamento que alquilaba la joven, un teléfono para avisar si la veían. El número era 8-0070 y casualmente correspondía a la base naval Mar del Plata. Lidia fue posteriormente secuestrada y aún permanece desaparecida…¨(3).

También se les han imputado a los encausados los casos de Juan Raúl Bourg y Alicia Rodríguez de Bourg (desaparecidos), de Alicia Carricabur y Stella Maris Nicuez (secuestradas), así como de Luis Salvador Regine (privación ilegítima de la libertad y tormentos agravados). Con respecto a este último caso, los hechos se remontan al 24 de marzo de 1976, cuando personal militar irrumpió en la casa del matrimonio Regine y retuvo en el lugar a la pareja, a su hijo y a la suegra del propietario. Regine fue trasladado a la base naval y torturado mediante inmersión en un recipiente con agua hasta su sofocación. Más tarde, Regine fue liberado tras informársele que el operativo había sido producto de una confusión, ya que buscaban a Diego Ibáñez, un dirigente ya fallecido del Sindicato Unido de Petroleros (SUPE), quien habría vivido en la misma casa algunos años antes.

¨… Hasta el mes de setiembre de 1976, la lista de personas vistas por testigos en la base naval, a más de las nombradas, era la siguiente: Carlos Alberto Oliva, Susana Laura Martinelli de Oliva (4), Rosa Ana Frigerio, Fernando Francisco Judi, Alberto D´Uva, Omar Alejandro Marocchi, Susana Valor de Marocchi, Jorge Audelino Ordóñez, Adalberto Sadet, Lidia Álvarez de Sadet, Enrique Daniel Nario y Liliana Pachano de Nario, todos con edades que no superaban los 24 años…¨(5).

  • Orgullo represor. ¿Quiénes son los que una vez más se callaron la boca?

El día de la fecha iban a recibirse las declaraciones indagatorias de los tres acusados. Sin embargo, ninguno de ellos declaró. Primó su orgullo de represores, de militares a los que la justicia civil no puede alcanzar, de patriotas que pelearon una guerra ganándola. Reservaron la posibilidad de declarar más adelante…  ¡Hipócritas! Prefirieron mantenerse ante la opinión pública como iluminados impunes, antes que –de una buena vez- ponerse de rodillas frente a Dios y a la nación. Se los invitó una vez más a la redención, llamándolos en el siguiente orden:

Justo Alberto Ignacio Ortiz. Hace 34 años, en 1976, tenía 44 años; ahora tiene 78. Camina apoyándose en un bastón; se lo ve perfectamente consciente y ensayando permanentemente una sonrisa despreocupada. En la época en que se cometieron los hechos por los que se lo acusa era subjefe (segundo de Juan Carlos Malugani) de la base naval donde funcionó un centro clandestino de detención, tortura y exterminio de personas. Se lo acusó de más de trescientos cincuenta delitos de lesa humanidad y su nombre –junto al teléfono de la base- figuró en el papel que el grupo de tareas dejó en la casa de una joven que secuestraron y que aún permanece desaparecida. Cumple arresto domiciliario, pero con la particularidad de que el domicilio donde el juzgado se encarga de efectuar controles –calle Los Pájaros- pertenece a un complejo de cabañas entre los cerros de Merlo, San Luis. El mismísimo administrador del centro turístico parece ser Ortiz; su emprendimiento turístico figura en la página oficial del municipio,  y está incluído en la oferta hotelera.

Roberto Luis Pertusio. Hace 34 años tenía 42 años; ahora tiene 76. Entonces era capitán de fragata y jefe de la Fuerza de Submarinos asentados en la base naval Mar del Plata. ¨… Varios testimonios lo sindican como el encargado de los operativos en los que la marina, bajo directivas del Grupo de Defensa de Artillería Antiaérea 601, secuestró a diversas personas en la citada ciudad, con posterior desaparición de las mismas (…). En 1984, según registros de la propia armada nacional, aún era jefe de la fuerza de submarinos. Lo extraño de su ubicación en el esquema de la base naval era que no aparecía con escalafón oficial alguno, porque cuando el estado mayor de la armada informa al Tribunal Federal Oral de Mar del Plata, las autoridades de esa unidad militar por el período 1976-1983, (Pertusio) no figura con cargo alguno en el listado (…) Es probable que la fuerza de submarinos haya operado en ese entonces con la de buzos tácticos, que para 1976 tenía como jefe al capitán de fragata Raúl Alberto Guiñazú, y en 1977 al capitán de fragata José Omar Lodigiani (…) Ya retirado, Pertusio se dedicó a la investigación y difusión de sus trabajos…¨(6).

En él se nota más que en los otros el orgullo que lo inflama. ¿Por qué? Por su trayectoria. Por su docencia… ¿Docencia? Nos declama hoy que no sólo es ex contralmirante, sino que ha sido –¡durante 10 años!- Profesor de la Universidad de Belgrano, en postgrado y en las carreras de Ciencia Política (sic!) y Relaciones Internacionales. También que ha sido integrante del Comité de Estudios de Estrategia Militar y Organización Superior del Centro Naval Argentino. Que se especializó en estrategia nacional e internacional, participando en paneles auspiciados por la Escuela de Defensa bajo el temario de Seguridad Hemisférica y Defensa en Espacios Regionales… Por supuesto, que ha sido también Profesor de la Escuela de Guerra Naval.

¡Tanto orgullo cuando tanto ha lastimando, dañando aún a generaciones posteriores a la del genocidio, este peculiar docente Pertusio! Y pensar que se le suspendió la prisión domiciliaria y se lo alojó en Marcos Paz cuando se comprobó que abandonaba su vivienda para concurrir a las reuniones de asesoría de la Armada… Pueden encontrarse –inclusive on line- algunos libros de este señor, tales como Una Marina de Guerra ¿para hacer qué? (7); Entre la guerra y la paz: ese corto trecho (8) y Estrategia Operacional (9).

Alfredo Manuel Arrillaga. Tenía 43 años en 1976. Ahora tiene 77. Pero este general de brigada retirado viene arrastrando otras historias posteriores a las marplatenses. Con los grados de mayor y de teniente coronel ejerció funciones como jefe de operaciones de la agrupación ADA 601. Alguna vez dijo ante un juez: No tenía a mi cargo, ni a mi mando, ni bajo mi responsabilidad, ninguna fracción orgánica del ejército… Admitió entonces que hubo detenciones de personas que quedaban a disposición del poder ejecutivo, pero negó haber participado en esos procedimientos. Se le adjudicaron cuarenta y siete privaciones ilegales de la libertad agravada, treinta y siete imposiciones de tormentos agravados, cuatro imposiciones de tormentos, un hecho de lesiones y dos homicidios calificados por ensañamiento y alevosía. Estos últimos, los asesinatos de los abogados Centeno y Candeloro. Fue también responsable en 1989 por las torturas y ejecuciones de militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP), secuestrados luego del intento de copamiento del cuartel de La Tablada, ocasión en que se lo encausó. Asimismo, registra participación en otra causa marplatense, la que juzga los delitos de lesa humanidad cometidos en La Cueva. En su momento hizo estudios profesionales en Alemania y en Francia, así como se especializó en agregaduría militar… ¿Estudios para matar mejor? ¿Para que ninguna clemencia pueda distraerlo …?

Escasa una hora de permanencia en la Sala de Audiencias. Total: que los tres acusados omitieron declaración indagatoria, prometiéndola para más adelante… Cuando salíamos me pregunté si a ellos no les habrían pasado ese peine detector de elementos extraños que pueden comprometer la seguridad de los demás. Si lo hicieran –concluí-, y si esos aparatitos pudieran detectar ideologías destructoras de la nacionalidad, sonarían todas las alarmas del planeta.

Mañana no habrá audiencia, ya que las partes recorrerán las instalaciones de la Base Naval. Volveremos el lunes 30 de agosto.


(1) BOZZI, CARLOS AURELIO. Luna Roja –desaparecidos de las playas marplatenses-. Mar del Plata, Ediciones Suárez, 2007.
(2) BOZZI, CARLOS AURELIO. Luna Roja
(3) BOZZI, CARLOS AURELIO. Jefe Navales detenidos en Mar del Plata. www.elortiba.com, 23.02.2007.
(4) Sobre este matrimonio de desaparecidos, véase mi artículo ¨De qué se reirá Racedo¨, en http://diasporasur.wordpress.com. El encausado Racedo llegará a juicio oral en algún tiempo más, ya que es uno de los procesados en la denominada CAUSA BASE NAVAL DOS. En esta misma segunda causa se procesó a Rafael Guiñazú, Mario Fórbice y Juan José Lombardo, entre otros.
(5) BOZZI, CARLOS AURELIO. Jefes Navales
(6) BOZZI, CARLOS AURELIO. Jefes Navales
(7) Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 1989
(8) Hardcover, Instituto de Publicaciones Navales del Centro Naval, Buenos Aires.
(9) Hardcover, Instituto de Publicaciones Navales del Centro Naval, Buenos Aires.

(c) Carlos Enrique Cartolano, 2011