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26 de junio de 2022

Ahora vengo a enterarme...

 


153.

  Ahora vengo a enterarme del final común. Este trabajo confluye en la fusión de géneros, que ya había anticipado el genio de Charles Baudelaire. Porque el autor de Las flores del mal dijo que el futuro de la literatura estaría representado por una escritura que albergaría a la vez el ensayo, la prosa y la poesía.

  Esa bendita mezcla que me ha permitido escribir tan cómodo, desde Pajareras Imaginarias, libre de fronteras y alambradas. Hoy he dicho que la crisis de los géneros literarios es, en realidad, crisis de los escritores. Porque nos sentimos siempre inclinados a definir qué estamos haciendo, y de qué género se trata todo producto final, como si ello fuera necesario para la compresión y la emoción compartida. Que no podemos dejar de ser esquemáticos y de encasillar. Y todo eso va a contracorriente de nuestro tiempo.

 

  Lo esencial ha resultado siempre, y hoy más que nunca, el buen escribir, que no debe confundirse con el respeto de norma alguna, y que va de la mano con riqueza en la imaginación y experimentación lingüística sin barreras.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Charles Baudelaire 


 


Es cierto, Gabriel...

 


152.

  Es cierto, Gabriel Rodríguez Molina. En la poesía de Vicente Zito Lema está …la palabra como alma. La palabra como fuente de sentido del dolor de una identidad que se afirma en el grito, una palabra que sostiene a un pueblo; la palabra como la voz del sueño y del delirio, como artificio, como cuchillo que limpia la tristeza. La palabra como la herramienta que evoca la belleza para llenar los vacíos de la historia… (1)

  Y epiloga Vicente Zito Lema en uno de los poemas que prefiero:

La vida es el principio de la vida/ La belleza es el fin de la belleza/ En los escondrijos de la belleza anida la verdad/ La verdad de la belleza brilla en la vida sin olvidos. (2)

(1) Gabriel Rodríguez Molina, en La Tecla Eñe, 30.11.2019.

(2) Fragmento de El arte no olvida, tampoco perdona: crea la mañana, de Vicente Zito Lema.

  También contra la presencia de Vicente Zito Lema en la ciudad, conspira el confinamiento pandémico. En cuanto me sea posible lo invitaré; en él se unen las miradas poética y política, fenómeno poco frecuente en nuestra literatura. Condición propia de la revista –Ideas, letras y artes en la CRISIS–.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Vicente Zito Lema 

 


Tras la mampara...

 


151.

  Tras la mampara de vidrio martillado hay tres árboles en manos del viento. Solo sombras de este lado, piruetas chinescas que recuerdan manos de un demonio, arman variables escenografías del insomnio. En una de cada diez noches quedan inmóviles, a tono con mi aburrimiento.

 

  Un año después, vuelve vegetación primaveral a los dos árboles y a la palmera, que se reflejan en mi mampara. Son fantasmas, cuando otra vez sopla el viento –aquí siempre sopla–; ellos se aprovechan de que el cristal solo permite contemplar sus sombras en movimiento constante.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Tengo sed de ti (c)


He sido parte ...

 


150.

  He sido parte de distracto y abandono. ¿Acaso hay peor contienda para el indefenso? Además, demasiado joven para compartir amores en conciencia; siempre se es verde para cosas con que la existencia sorprende. Situaciones paridas con odio o amor, da igual: duelen hasta tanto los sentidos se acostumbren. Son sangrados que duran décadas. Ahora, cuando purgo la prisión del desencuentro, mi memoria es carcelera, y el futuro, lugar común de la judicatura.

 A esta edad mía es siempre saludable el balance de amores. Sobre todo, de aquellos que se detuvieron en lo platónico; no para confesarlos públicamente, sino para confesarme sus porqués, e imaginar cómo se hubiesen alojado en cada uno, de superarse su categoría de simple admiración o proximidad inconfesada. Me causa gran placer esta reflexión, y resulta apta para interrumpir sangrados.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Nahui Olin 




23 de junio de 2022

La muerte llega ...


 

149.

  La muerte llega de lo alto. Un hálito electrónico transporta la orden por más de diez mil doscientos kilómetros, sin desviarse un solo centímetro. Con Ho Chi Minh retirado, Patton ausente, Aquiles en su carpa, y Héctor muerto ya, la tarea es ahora del MQ-9 Reaper.  Un operador al que la soberbia de su jefe engañó, dispara con un click sobre los vehículos que conducen al iraní Qassim Suleimani y al irakí Abu Mahdi Al Muhandis, asesinando a ambos, junto a otros siete militares. China y Rusia apoyan a Irán; y de pronto, la guerra de mercados amenaza mutar a lucha armada. Aunque guerra de clicks. Los ratones giran en torno a cincuenta y dos objetivos de Asia, y otros tantos de América del Norte.

  Terrorismo internacional a la carta, y el precio del crudo se dispara otra vez, por lo que todo lo que se originó en la economía, termina en ella.

 

  Violencia perfectamente asequible para el ratón de mi computadora. Asesinatos a la carta, con guion, múltiples coberturas periodísticas, y fundamento ideológico del norte mandamás. Y si la cuestión lo amerita, miniserie o documental para millones de hogares en el mundo.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021 

Ilustración: Researtch Gate (c)

Aunque lo tengo a mi lado ...



148.

   Aunque lo tengo a mi lado, él se escapa volando entre colores del día. Debo proponerme verlo; es causa de la consabida existencia del vecino, este olvido mío que lo invisibiliza. Ya me he propuesto verlo; hablo del mar: la orilla más cercana del tiempo, donde el deseo apoya su plexo para operar el salto.

   Sopla ahora del noroeste, y un vendaval se arma en escasos minutos. Agua sobre el agua: insípido en salado, dos combatientes se esfuerzan por mutar a otros colores. Al amainar la lluvia,  algunos jóvenes con trajes de goma corren descalzos hacia el mar, alzando sus tablas.

  Este océano vecino es madre de eternos puerperios.

 

  Casi un año después, vivo algo más lejos del mar.  Ahora tengo el ventanal abierto esperando la lluvia; porque aunque ella ocurre en el pasado –dijo Borges–, no puedo sino desear carnal e interiormente su presente del único confinamiento venturoso. La espero, la deseo.

(c) Carlos Enrique Cartolano "Scherzo", 2021

Ilustración: Alamy Stock Photo (c)

 

Otra vez el itinerario...



 

147.

  Otra vez el itinerario Corinto-Delfos-Tebas, y después la peregrinación en tinieblas de Edipo. Nuevamente la pitia me habita a través del film de Pier Paolo Pasolini que vuelvo a presenciar –ahora con calma, más fina observación, y esta inapreciable posibilidad de ir adelante y volver al inicio el Edipo digital de recientes tecnologías de reproducción–.

  La esfinge anuncia los abismos de su matador, pero no existe aquí acertijo a responder, hay una misma espada que resuma sangre al cabo de seis muertes, y resulta al fin ilusoria la liberación en Tebas. Yocasta es amante y madre negadora, pero aquí es, además: boca, ojos y nariz de Silvana Mangano, esta de prodigios en corazones y entrepiernas, aun en su rol de ahorcada.

   Las profecías de Tiresias, la sangre que chorrean cuencas vacías, la vuelta a nuestro tiempo de ciego y nuncio, nos colman con el más meneado de los mitos. Sin dudarlo, digo, en la mejor versión que conozco.

 

  Mi madre falleció cuando yo contaba solo diecinueve años.

  Mi padre había fallecido a mis diecisiete. Como huérfano relativamente temprano el mito me acompañó durante la mayor parte de mi vida. No digo que fuera marcado por él, sino más bien que razonaba a partir del mito, interpretando situaciones y personajes familiares. A Silvana Mangano la aprecié desde muy chico, cuando pegaba en mi álbum de artistas las fotos de Arroz Amargo (1),

(1)       1949, Giuseppe de Santis, con Vitorio Gassman y otros.

(c) Carlos Enrique Cartolano "Scherzo", 2021

Ilustración: Mangano


Se dice que después de Homero ...


 

146.

  Se dice que después de Homero, Simónides de Ceos levantó la voz del griego: compuso en memoria y lectura, exigiendo paga por sus versos. Cantemos a los hombres dijo; o acaso los dioses no son sus semejantes. Templemos con humanos cada imagen; he aquí la metáfora primera.

  Ha de cantarse gloria tras la muerte, porque pidió ¡Que duerma también el mar/ y nuestra desgracia inmensa!, tras lo irreparable, y al cabo donó en epitafios su última palabra.

  La cuestión de puesta en valor de la literatura, y de la poesía en particular, es vieja como el mundo, tan anciana como los intereses económicos del hombre.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Kea -o "ceos"-



Obligado a defender ...


 

145.

  Obligado a defender la intimidad subvertida, el empresario reconoce que orden, futuro y propiedad es cuanto cada vez menos le importa. Teorema, de Pier Paolo Pasolini.

 

  El capitalismo romántico, del que fuimos privados en los sesenta. Impensable en este momento del mundo.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Paolo en el desierto -Teorema, de Pier Paolo Pasolini-


 


A las 10 am se apaga ...



144.

  A las 10 am se apaga el reflejo en la pantalla. Suena el Requiem de Mozart y recuerdo Teorema, de Pier Paolo Pasolini. Fue para mí primero el libro y después la película, diferente por cierto a otros casos. También fue antes la deconstrucción de personajes, que la muerte de su creador. Antes la parálisis de Odetta, Lucía prostituida, Emilia enterrada y Paolo cautivo del desierto. Mientras que Pietro, el último personaje, vivía su diferencia como una ironía más, experimentando la traición de Rimbaud. Creo que Pasolini quedaba de pie en este último personaje, hasta aquel 2 de noviembre de 1975, cuando su pubis fue destruido mediante repetidos golpes de una barra de acero, el cuerpo embestido por su propio automóvil, y quemado cuando aún había vida en él.

  La enfermedad y la muerte demuestran que no hay gratuidad en regresos de Rimbaud, ni por tanto queda espacio para poetas que hayan atentado contra el poder. Lacrimosa, por Pier Paolo Pasolini.

 

  Pasolini fue mentor para mí; sus películas indujeron mi escritura. Y no solo Teorema –lectura del libro primero; película después–, sino además El Evangelio según Marcos, y en especial Edipo Rey. Casi un tercio de mi primer poemario fue escrito tras asistir a la proyección de esta última película. Después fue su poesía, sus últimos films, las imágenes dedicadas al rapiñado continente africano (1).

(1)       Appunti per un'Orestiade africana


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Teorema -afiche del film y portada de la novela-


15 de junio de 2022

Descreo del cuerpo ...


 

143.

  Descreo del cuerpo porque se sume en la anarquía. Desgobiernos de la mente dicen; acaso voy acéfalo del propio lector. Concibo la esperada antología desde el título que pretende pacificar y justifica correcciones; se trata de reescritura a tono con el decurso. Otro tiempo manaba en río cuando el otro escribió, diferente confianza en el cuerpo, otro dios en él –casi adolescente, ingenuo, víctima de engaños–.

  Siempre pedía amor, y me sobraba darlo, hoy no encuentro cómo sostener la entrega. Del abismo trata esa antología, y de cuánto rodé buscando el fondo.

 

  La visión del cuerpo pasados los setenta. El trecho recorrido ha sido muy breve: fue menos complacido de lo que merecía, entrevió el fruto maduro del deseo, pero lo dejó pasar en la mayor cantidad de oportunidades. Lo perdió la belleza que creyó incorruptible, no encontró certeza en las palabras, conoció la superficie del amor, pero siempre se vio arriba o debajo de ella, vencido por las distancias. Desde la piel, escribió poemas de amor pronto desactualizados. Ahora comprendo lo que él acepta: de poco sirve recordar.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Milan Ivelic (c)


Con declive a escritura ...

 


142.

  Con declive a escritura: ocho cero tres de mi mañana de sábado. Y no soy yo, son regentes cuatro extremidades. Las inferiores sujetándome asentaderas, y las de arriba latiendo al ritmo de mi coronilla.

  En El libro de imágenesLe livre d'images–, Jean Luc Godard dice –o reproduce– mucho de lo memorable. Pero esta frase se quedó conmigo anoche, y hoy me amanece: la condición del hombre es pensar con sus manos. Es cierto, comprendo que las manos son este idioma urgente que me ha puesto en vela para escucharme.

 

  Godard con la cámara, y pienso en mi hijo Marco, que hace y hará otro tanto. Yo con los teclados pintados con letras, y alguna vez empuñando lapiceras. Pero hace ya más de treinta años que mis manos perdieron la agilidad de la escritura; recuerdo que antes hasta me quedaba oportunidad para intentar la mejor de las cursivas.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Espinof (c)


Henri Bosco escribe ...



141.

  Henri Bosco escribe: Sin duda era la infancia prohibida, con la que ya soñaba cuando era niño. En ella me encontraba, extrañamente sensible y apasionado. Vivía en una casa calma y familiar, que nunca tuve, con compañeros de juegos, como los que alguna vez había deseado tener (1). Así, existe una memoria imaginaria, distinta de la memoria verdadera, y ya no pueden esperarse amaneceres a partir del psicoanálisis. Henri Bosco recomienda confiar en el poeticoanálisis, aunque para ello sea necesario ser tanto psicólogo como poeta.

  Esta suma de oficios, u ocupaciones, parece ser moda, y bien útil, últimamente. Gastón Bachelard amplía considerablemente el análisis de la cuestión.

(1)Hyacinthe

 

  Particular infancia del poeta, contrariado en mi caso, ya que durante mis primeros años me formé bajo la sombra de mi hermana mayor. Ella, pianista y alumna de mi madre pianista, era quien había llegado para ser artista. Yo no. De estas miserias de la infancia no logré conversar nunca con un poeticoanalista, pero afortunadamente sí con poetas que supieron comprender y legarme palabras. 


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Marcus Moller Bitsch (c)

Fernando Pessoa dijo ...

 


140.

  Fernando Pessoa dijo que debíamos recogernos del sueño, como de un trabajo visible. Porque en aquel realizábamos el aporte, tejiendo la ficción, diferenciando la mirada, alumbrando hijos de larga vida, embelleciendo el mundo.

  Borges agregaba que todo es ficción, aun los sueños. Y es uno el poeta. Cuando concebimos la línea de un verso, es el presente del mundo quien la encuentra. Sin que importen nombres; porque valen tantos heterónimos como haya reconocido Pessoa, y más todavía.

 

  Es consuelo pensar que vinimos a complementar la obra de los grandes poetas, desde los clásicos hasta aquí –digo complementar, porque no me atreví a suponerme continuador de nadie, y aún menos de los cientos de maestros que reconozco–.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Literal Magazine (c)



Mis progresos en el conocimiento ...

 


139.

  Mis progresos en el conocimiento son solo para el resto. Soy un simple fuelle del universo: absorbo y esparzo chispas en cuanto soplo.

 La tarea consiste en hilar recuerdos, pesar y podar la melancolía, volver al permanente inventario del pendiente. Y ponerse a un lado siempre, observando, escuchando; la contemplación sirva a usinas del arte.

 

  Acaso cumplo mi vocación al ser contemplativo. Porque el arte deviene del arte, y las diversas disciplinas artísticas, se suman para componer la más justa mirada.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración:  Michael Grab (c)


11 de junio de 2022

Me abisma la memoria...



138.

  Me abisma la memoria del compromiso con la escritura. Todo por decir hace más de sesenta años. Tanto queda por escribir sesenta años después. Y al cabo de este tiempo, ¿de qué certeza sujetarme? ¿O es que no hay roca que me sostenga?

  Supuse que coronaban reina mis ediciones de este año. Pero me abruma haber encontrado tal cantidad de errores, en las versiones finales de esos libros.

  Acaso vivir varias veces la existencia, engrosar al infinito la suma de experiencias, sin que importen aciertos y frustraciones. ¿Con qué sentido? Solo si pensamos en la herencia.

  Es tiempo de herederos entonces.

  Porque confío en que quienes me sucedan, aprendan de mis experiencias, sean hijos, amigos, quienes con menor edad hayan vivido en cercanías. El tiempo de la cultura se mide con generaciones y no con hombres, eso es claro y sin discusión.

(c) Carlos Enrique Cartolano. Scherzo, 2021

Ilustración: Kim Seok Jin (c)


Ahora veo que ...

 


137.

  Ahora veo que mi vocación resultaba ser el estudio de las lenguas. Tarde comprendo que cada idioma está relacionado al carácter de sus hablantes y determina modalidades del pensamiento colectivo. El pragmatismo y la frialdad del británico; la fatuidad del carnal francés; el cerebral aunque rústico alemán; la gula del doméstico italiano; la tiranía del antojo en el nuevo rico americano; la ironía del apasionado español. Y también el equilibrio de sintéticos y sencillos japonés e idiomas indoamericanos.

  Producto de mi tiempo –años cincuenta y sesenta–, fui alumno de inglés. Me desviví intentando aprender francés, la lengua de poetas que leía y releía con admiración; me sorprendió el aprendizaje y docencia de alemán de mi hermana mayor. Viví en España y radicado en Andalucía, me juzgaban madrileño por cómo me expresaba. Tras estas experiencias, la única lengua en la que profundicé mi estudio fue la nativa: el español.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Aureliano Parra (c)

 


Los años del silencio ...


 

136.

  Los años del silencio, tras cortinas con densa trama, arrojando pedruscos al agua por escuchar el sonido, lejos del magnetismo de los libros, inmaduro en seducción y lenguaje, lento para la libertad, infantil para el sexo. Ese tiempo es lo que más me pesa en estos días de inventario y propósitos. La pérdida no cesa aún, tras condena de culpables; la responsabilidad es sólo mía.

 

Aunque por cada minuto de tiempo perdido, habrá siempre una experiencia ganada. Atesoro, y en mi existencia hago lugar para el desquite, para hacer más próxima la sabiduría –aun incompleta,  aun desafiando la capacidad humana–.


(c) Carlos Enrique Cartolano (c) Scherzo, 2021

Ilustración: Tribuna de Ciudad Real (c)

 


Concluyo el año ...



 

135.

  Concluyo el año pensando; es mi trabajo, jamás postura. La fonética, los límites de la realidad, el abrazo de la ficción, mi potencia de amor –esta y la anterior–, la entrega con la mirada a punto. Con los sentidos en sintonía.

  La forma es sinfín de experiencias. La belleza, búsqueda de cincuenta siglos. ¿Acaso compartir consiste en celebrar acuerdos? El año próximo iré otra vez tras la satisfacción del deseo, si los animalitos del tiempo se me someten, si son del remanso los arribos.

  Un año concluye con tres entregas: cuaderno siete,  pajareras imaginarias y La imitación de Marc Chagall, de regreso a las mayúsculas, y pensando al lector. La realidad es universo para todos, aunque a cada cual impacte en forma personal. Ensayos para la forma, en suma de experiencias. Nótense las bastardillas. El año siguiente, por ahora es del ensayo, desde Scherzo y Recuerdos del olvido. Por todos iré tras Afrodita; gracias por los estímulos recibidos.

  La belleza, el genérico que no se confunde con lo bello, sino que lo incluye y califica. Esta es la búsqueda mayor, una respuesta a la mayor parte de las preguntas. El fondo, el centro, el destino que con mayor dificultad se alcance.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Ares y Afrodita

Vuelvo a la cama...

 


134.

  Vuelvo a la cama. En la mirada corren guadalquivires, entre manos el hálito que cumple condición de vuelo si suenan stradivarius, y me carga un corazón de atleta sobre respiración entrecortada. Día de inocentes, ocho de la mañana, arriba truena celeste y en los cristales murmulla la lluvia cien llantos infantiles. Sé de un avión que aterriza de emergencia en un campo de maíz, sé de nueve renacimientos un veintiocho de diciembre, soy propenso a esa paz, al óxido en las armas, llevo lodo en pies y ruedas.

  La existencia consiste en que el amor me elija, que vista, tacto y latidos por fin se le sometan. Te oigo, te huelo, porque estoy cerca/ a dos páginas de ti dice Ana Gavilá en The learning wife. Es hoy. Hay maridaje entre poema y entresueño.

  Porque todo sobreviene tras la lectura, y mucho sucede a propósito de la reciente lectura. Sueño y entresueño, la realidad, sus dientes, el contacto virtual, la amistad con quien conocemos, y la curiosidad por otros a los que seguimos. Tal el caso de Ana Gavilá, española, poeta, psicóloga, yogui (no sé cuál será el orden preferible en la enumeración de actividades).

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Barrancopolis (c)


Es tiempo de otro foco...


 

133.

  Es tiempo de otro foco en la mirada. Admirar, digo, y admiro: ciertos pasos de gacela, brillos de la piel bajo el vestido, vuelos de gorrión entre las manos. ¡A ver si me entienden! Quiero decir: ahora propone la memoria por sobre el hecho y su demora.  En una huelen todas las mujeres, y con cada imagen es próximo el edén.

  Delicias de estar vivo, memorioso, y en la gloria si hay lectores.

  Sin ser Funes, reconozco el otro lado de la vida en la memoria. Y la propiedad de un volante mágico, que me permite ir deatrasalante y dealanteatrás –el neologismo es de Juan Gelman, admirado–, renaciendo y reviviendo.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Bosque de espinos (c)

3 de junio de 2022

Ama Mujeres del Mar...

 


AMA Mujeres del mar

2007

 

  Me interesa indagar el origen y sentido de las fotografías de Eishin Osaki (1920-¿?), y en tal búsqueda asisto a la proyección del documental Amas Pescadoras de Japón, producción de CanalSur de Andalucía. He concluído que el límite más cruel de la existencia común reside en lo incompleto del conocimiento humano. Y en este hallazgo lo confirmo.

  Siempre me ha interesado la palabra ecúmene, tanto por ella misma –su sonido, su sugerencia–, como por su significado amplio y en consecuencia engañoso: tierra habitada. Conocemos el medio físico en el que vivimos, aunque quizás no totalmente, porque viajamos, contemplamos, dialogamos para compartir certezas, intentamos documentar nuestros descubrimientos a través de la escritura –en lo inmediato confirmado, y también en lo mediato supuesto y entrevisto–, pero todo esfuerzo es insuficiente. Preguntémosle al admirado Leopoldo Teuco Castilla, viajero incansable, ¿acaso su conocimiento alcanza lo que razonablemente podríamos llamar totalidad? Seguramente no.

  Decir ecúmene, significa además insinuar anaecúmene –lo aún no habitado–, palabra que dice de la incapacidad humana por ocupar, conquistar y desentrañar el sentido de lo existente, eso que llamamos naturalmente, y con algún desinterés, realidad.

 Anaecúmene que atribuimos a las mayores alturas de la tierra, y a las profundidades del mar, a ciertos seres vivientes, a ciertas reacciones de la psicología humana, a los alcances del amor y sus opuestos desamores. Y claro: a partir del siglo XX, con esta palabra nos referimos al espacio exterior, del cual sabemos poco y casi nada.

  Pero vuelvo a las Ama –mujeres del mar–, las recolectoras de perlas de la costa de Shima, en Japón. Digo, a las fotografías de Eishin Osaki. Yoshiyuki Iwase o Fosco Mariani, y digo a los innegables aportes del arte para desvestir la realidad y echar luz sobre los nudos de la sociedad humana. Estas mujeres que se sumergen en las profundidades con solo un cuchillo entre los dientes, son el retrato de una comunidad matriarcal que existe desde hace más de mil años, tal como lo revela una primera constancia en el poemario Manyóshu, datado en el 759 dC. Las Ama comienzan a formarse en el oficio a los 13 años, alcanzan la plenitud profesional a sus cincuenta, y trabajan hasta pasados los setenta.

  La tarea se realizó desde sus orígenes en parcial desnudez, para facilitar libertad y rapidez en los movimientos. Sin embargo, la ecúmene incorpora una mirada cultural crecientemente occidental, que en el afán de conocer más y más, acaba por mutar aun las tradiciones milenarias.

  Y lo banal, la sensualidad, común denominador de nuestro tiempo, todo lo confunde.

 

Tradicionalmente, estas mujeres eran recolectoras y mariscadoras, y el hallazgo de una perla era un golpe de fortuna que podía garantizar  el bienestar familiar durante varios años. Esto cambió cuando el empresario local Kokichi Mikimoto consiguió cultivar las primeras perlas de manera artificial. A partir de entonces, muchas Ama comenzaron a trabajar en el cultivo de perlas, siendo las encargadas de extraer las ostras a la superficie, donde se les insertaba el núcleo extraño que daría origen a la perla, y devolverlas al lecho marino para su posterior recolección. La actividad pronto comenzó a atraer al turismo extranjero, y Mikimoto solicitó a sus empleadas que comenzaran a cubrirse con paños blancos, debido a la contrariedad que producía entre los turistas su desnudez.

 

David B Gil, en El peso del aire, blog de internet

 

 

Corriente arriba

llama a su amor la rana.

Se hace de noche,

tiene las mangas frías:

¿dormirá con su amada?

 

Fragmento de El Man’yoshû, “Colección de las diez mil hojas, o las diez mil generaciones”, la más antigua colección de poesía japonesa, recopilada alrededor de 759. Esta serie de poemas aparece en el libro X, 2161 - 2165. Japón es tal vez el único país para cuyos poetas las ranas no croan, sino cantan. Es que no se trata de las ranas de los arrozales, sino de las de los bosques, que en efecto tienen una voz similar a la de las aves.

 

Aurelio Asiaín, traductor


(c) Carlos Enrique Cartolano, "Recuerdos del olvido", 2019/ 2022

Ilustración: Fotografía de Eishin Osaki


Llegamos alumbrados ...

 


132.

  Llegamos alumbrados en la semipenumbra de Néstor Alonso, o alimentando semivigilias de Silvina Vuckovic. Razón y poiesis compiten en aire y territorio. La verdad es de solo un hueso, que habré de arrancarle a la noche. Sin aceptar condena a cicatrices, barcos abandonados, cuerpo, alma y memoria desmembrados por tanto tironeo de mutancia.  Jamás sonó más profundo mi silencio.

 

  Porque dicen que el verdadero silencio es el de la bruma. La razón de quien se pierde en laberintos del aire, porque está forzosamente solo y con sentidos despojados de toda certeza.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Eugene Delacroix



Cuaderno siete ...


 

131.

  Cuaderno siete concibió la puerta que creo abrir en Pajareras Imaginarias. Sin embargo, continúo dilatando bordes al paso de mi infancia. ¿Será suficiente la abertura?

  Cómo preguntarme, cuando desiertos y armadura cifraron sendos cascarones tras mis oídos, indemnes a la lluvia. De una vez, permítanme llegar a ustedes descalzo, pisando el terreno común, corazón en alto. Mi cuerpo es individuo autónomo, en constante demanda por cuidado.

 

  Pero restaban vallas, varias en cada uno de los puntos cardinales. Y creo haberlas derribado con Scherzo.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Tapa de Pajareras Imaginarias


Me siento una aguja ...



 

130.

  Me siento una aguja de sismógrafo en propio temblor libre. Así, cuando vida y obra descargaron setenta años en ánima y poiesis. Viví y vivo para escribir el poema liberador, ese que abra una puerta trasera en mi casa de la infancia. Porque a medida que envejezco, el pasillo de entrada se hace más y más estrecho. 

 

  Hoy, 21 de octubre, creo acertar si digo que mi cuerpo no supera ya la prueba del pasillo de mi infancia.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Fox 59 (c)

Nuestros yoes fantasmales ...


 

129.

  Nuestros yoes fantasmales –concluye Steiner–, que oyen y responden cuando les dirigimos las corrientes léxicas, gramaticales y semánticas del discurso silencioso. No puedo sino reproducir al autor de Gramáticas de la creación.

 

  Sabio e inspirador George Steiner, a quien leo por recomendación de Rafael Felipe Oteriño.

 (c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Elcado de Chorche (c)



También ha dicho George Steiner...


 

128.

  También ha dicho George Steiner, que el soliloquio no verbalizado, contiene de hecho la mayor parte de los actos de habla. Siempre será más lo que recuerde que lo que diga y aun escriba; la memoria, alentada por un amor vocacional e indelegable, es pulmón del universo individual. Continúa diciendo Steiner que, en este tiempo de reparación, ese soliloquio es la elocuencia inaudita, el rencor y la poesía de innumerables mujeres. ¡Cuán cierto; es necesario reconocerlo! A la poesía femenina me debo; ella me abastece, y sitia varios estantes de mi biblioteca.

 

  Si algo agradezco es vivir este tiempo en que finalmente, parece haberse encontrado el criterio de perfectas igualdades y diferencias, en géneros y responsabilidades. Esta larga lucha que vienen batallando nuestras madres, dará frutos, sin dudas, en el presente siglo.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Psicodrama (c)

 


Dice Roberto Bolaño ...


 

127.

  Dice Roberto Bolaño, y apruebo en mí: De lo perdido, de lo dulce irremediablemente perdido, sólo deseo recuperar la disponibilidad cotidiana de mi escritura. Ahora escribo carne en mi recuerdo, y continúo viviendo en aquella casa del gran patio trasero y entrada a través de un pasillo estrecho.

  Me duele todavía esa única puerta que daba paso a un corredor: sala de espera y consultorio odontológico de papá a la derecha, la cancel al rematar el pasillo, para después: a la izquierda, la puerta que comunicaba con el living comedor de los abuelos, y a la derecha, el comedor diario y estar de mi casa. Allí había una radio, casi siempre encendida, un hogar de leña que nunca se encendió. Sobre este, el reloj de péndulo de mi tía italiana María Luisa, y el piano a su izquierda, donde mamá y mi hermana desgranaban Scarlatti, los estudios de Chopin, y mucho más, cada mañana. Todos los ambientes –los cuatro dormitorios, comedor y cocina– llevaban por cristales y puertas al patio, al jardín y a la huerta. ¿Acaso habré perdido algo de la casa de mi infancia? Solo una puerta, tal vez solo la puerta trasera que aún le falta. La veré en mis sueños, la plantará el poema. Porque el arte de perder se domina fácilmente, dijo Elizabeth Bishop y en mí hoy lo compruebo.

 

Cuántas veces, desde entonces, me dije: no es este el lugar adecuado para mi escritura, y hube de continuar buscando.  Creo ahora haberlo encontrado unos veinticinco años atrás, cuando ya maduro, mis hijos habían crecido y recorté espacio y tiempo propios. Adónde fue todo lo que había perdido hasta entonces, y dónde lo que ya no recuerdo. Creo haber ganado mucho más de lo perdido; mi memoria es copiosa y reproduce diariamente.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Bill Viola (c)