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31 de marzo de 2013

color





apago el ventilador a contracorriente de los casi treinta de interiores
echo vino en la copa
reúno la imagen de todos estos años y miro
                   para distinguir este recuerdo entre miles
toscana desde la ruta que busca siena y los girasoles la hamaca
amarilla el ocre        subiendo dignidad a cada espejo

después está el que guarda también quien rápido se olvida
                                      pero la realeza de color se queda

siento calor orillando el cuello todavía hay vino en la copa
quien debía venir no llega
la música no alcanza                    tampoco los recuerdos
el mismo vacío con girasoles me laceraba así cuando volví de siena
y ahora las palabras crecen como hierba chúcara

registro imágenes son pocas alguna más llegará
de aquí a las doce
cuando la lluvia arroje duendes contra el vidrio
quizás arribe entonces

su voz me arrastre contracorriente deshojando girasoles sea el amarillo
ocre la sinusoide de toscana que se despliega
en mí como una tromba
y su melodía


© Carlos Enrique Cartolano. Contracorriente, 2013-02-23

Ilustración:  Tomado de la red sin identificación de autor

30 de marzo de 2013

iceberg





tarde en la noche se comprueba la parte suave
del hombre que cargo
                   brisas sobre el paisaje áspero

y témpanos como crestas en franco bajo cero
un cepillo de yegua pule imágenes
                            porque no queda
hervor de brote

al despertar alguien apila versos sobre balanzas
                                      de mercado

y la palabra insomne aún arrastra el carro de estruendos

© Carlos Enrique Cartolano. Contracorriente, 2013

Ilustración:  Bradford William

suelto





las maneas de cuero estiradas voy
de la cama a la escritura    
                            la poesía no celebra feriados
ni va de compras ni está en venta
tampoco la vida
                  
hay precios más allá de mis posibilidades
tan terrestres
y resulta que termino rifado de remate
cuando intento pagarlos
         por eso

este verso es un rebelde armado que canta

© Carlos Enrique Cartolano. Contracorriente, 2013

Ilustración: Claudio Bado

29 de marzo de 2013

acedia




     … el poema abre el sentido del sinsentido…
                                                             Jorge Curinao –Nadando-

aquí resta en íntegra existencia bajamar
de quien no se entrega
                            prefiere del reflujo en la playa
un niño con su leche
el viejo de bastón
y todas las estrellas caídas este día

sobre la arena el botín marcado con sal

© Carlos Enrique Cartolano. Contracorriente, 2013

Ilustración:  Ricardo Alleman

28 de marzo de 2013

sembrador




ahora otros recogen y él continúa sembrando
luce fértil sabe de semilla
por lo demás
nada le impide cosechar

de qué sirven azada bolsa arado libertario
cuando germinan sin tasa
                   cereal letras y pájaros
hasta que envejece el sol

es tiempo de trasplantar manos del lecho al terrón

© Carlos Enrique Cartolano. Contracorriente, 2013

Ilustración: Darien Varon González
 

26 de marzo de 2013

cristal




… como arañas cruzando las estrellas…
Jack Kerouac


o como quien traspasó el ojo de una aguja
descubrió allí otra ciudad              obviedades del revés de su existencia

todo cuelga del punto de vista

será tal como contemplar en círculo faenas de vida y muerte
pero sin explicarse pertenencia al coro

ignoro el origen
cómo esperar el fin si no hubo principio

descreo de las sorpresas                       si hay final veré partida
otro viaje previsible
eso espero y no el aserrado de adoquines

hubo indicios de locura en la espontaneidad
                   sonrisas mirada inagotable espasmos por temor
todo cuelga del punto de vista

busqué el fondo en cada pozo siempre el salto disponible
amanecí por eso aterido empapado de pies y manos

con arena en las cejas en mis labios heredé la piedra
estaba pulverizada            era el tiempo y la ignorancia
veré quizás
la picada propia en el sacro arenal de huellas invertidas
volveré a escuchar del mar la voz de mi padre

aunque entonces alguien dirá que es un anuncio de dios
todo cuelga del punto de vista

© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013

Ilustración: Atribuída a El Bosco

ropa




en mi ventana y en mi soga imperceptible estás si llegas
te quitas la ropa cuando vuelves
o te vas                           húmedos todavía cuelgan como tu voz
trapos para tus manos para mi boca
ellas buscan afanosas
el premio que respira tras los ojos
el ángel de mis alas
y las alas de mi sueño

este tiempo en la distancia                     muda tesoros como de ropa
en tanto perdura el brillo en tu mirada
desnuda
pendiente gotea todavía
el velo de aromas sabor
y llueven diamantes
sobre el rico de tu amor     y de tus galas
 húmeda ropa nueva
que cuelga al sol

© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013

Ilustración: Emilia Nogales

mujer




                                                                  … oscuros cauces donde la sed eterna sigue
                                                                                  Pablo Neruda –Cuerpo de mujer-

tu piel es mi palabra
ésta te alza nutre te acaricia

tus caderas son mi lecho
él te soporta recibe te celebra

tus labios son mi boca
ella te roza besa te humedece

tus manos son mi cuerpo
ese te ama deseoso te despierta

tu cabello es mi refugio
en él ondeo flameo te descubro

tus pechos son mi nido
él te acoge en guarda te descansa

tus piernas son mi rumbo
ese te conduce y atrasa te adelanta

tus ojos son mi profundidad
ella te acuna mece te asegura

tu mirada es mi renegrido
él te pajarea eleva vuela te levita

tu ropa es mi frontera
la soga que contiene tus temblores

tus pies son mis surcos
ellos asisten tu semilla son donosos

tu mujer es mi piel y mis caderas
ella habita mis labios va en mis manos
se hunde en mi cabello
arde en mi pecho
corre con mis piernas y navega por mis ojos
es esta mirada ella
viste mi ropa
calza en mis pies

© Carlos Enrique Cartolano, Del riguroso delirio, 2013

Ilustración: Salvador Dalí 

fantasma





… Viendo,
sin espacio tu figura…
Fernando Pessoa


el tiempo aunque no exista suena popular fiable
de él no se descree            todos lo llevan de la piel al hueso

el espacio en cambio mi don juan de cada paso
que planta su percebe mudo inmóvil
renuncia al contenido                   se torna comburente sin imagen

prescindible en el aire en cada abrazo
él soporta palabras de la noche
adelgaza crustáceos           él suspira
su íntimo fantasma
y en negro me reclama

© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013

Ilustración: Link Mesh

frontera





culebrea la superficie del hombre en dos lo parte

                            esa línea incierta que trazó el origen

separando espacio vertical de plano territorio

ala de reptil

silencio de palabra en vuelo

comensal en taburete de tormenta de arena

motín obrero de intimidades del ministro

                                               democracia de piquete

yermo de ignorancia o calma fuente de su estuario





hubo fastos del fuego que ardía

a un lado de la línea y al opuesto la memoria hecha cenizas

corretearon los arrullos por canteros de la infancia

y la lírica canjeó mirada atrás por despojo de paredes

fue verano al otro extremo del invierno

las hojas muertas levitaron

                   todos los setiembres

 hizo espejo el amor

por ambas caras

aquí destila maravilla y más allá deslumbra

ya lo supe

la frontera divide lechos naves viñas del cielo los follajes

                                                        pero nunca parte el alma



© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013


Ilustración: Sol Halabi

20 de marzo de 2013

orden




la ventana abierta
                                                                                  para verte

habré de alterar horarios ponerle un regente a las mañanas
confesar esta crisis de las noches
sujetar cuanto quede de corona
es así                     el rebaño de imágenes al alba se dispersa
muda el centro del día hasta las tardes
cuando suben a mis manos oros verdes y ventanas

tu voz entonces brilla como ñandubaysal pasado el mediodía
se puebla de hojas nuevas
mi nombre en las fuentes de tu boca
acerca los llamados         
melodías interiores suenan en las yemas
de mis dedos puedo verte cuando escribo
ahora por las tardes en este corral de flamas y de sueños

la flor abre distinto cuando el verano pierde muelas

© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013

Ilustración: Alicia Castilla

río



  
 
una de tantas es mi copa en ella escancia dios la ventura
del agua                 espíritu del origen no es otra cosa
                   lo que actuó sobre la tierra permitiendo al barro
ser materia de un hombre y al universo prometerle herencia

uno de tantos es mi nombre con talabarte ceñido a la cintura
no para espada                 no por sable ni ballesta sólo para pluma
                            la lengua es esa que oscurece el río la tinta
que penetra el agua y gesta la palabra traza un verso  

© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013

Ilustración:  Barroco austral

aria




aunque desvelado en lo oscuro
también te alcanzo y puedo verte

herramientas en reposo el martillo la pala
también libros a un lado del lecho señalan el norte
el amor dispone tareas arma su nido
        
aquí no hay fechas no amanece es continente
el océano entre cuatro paredes y todo el resto es
rumbo prendido a nuestras piernas

tampoco quedan canciones reconocibles o besos
que recuerdes o refresque somos del instante y sucede
en los peldaños el amor convida

se juega se sortea convocan hay trabajo no suertes
ni acertijos la intensidad monta coyuyos sus reflejos
iluminan fronteras de tu boca con la mía

tanto dolor cesante en licencias de amor el blanco
del papel junto a herramientas quietas el surco advierte
brotan semillas del amor allí donde se toca

y tu mirada da sentido ubicación a cada cosa aria vital
en tus manos siempre cuando sujetan al diálogo las almas
contigo mecen velas llave y puerto

vivo en tu respiración en mi aliento existes alcanzan
tu color y aroma pistas de mi verso crudos océanos silentes
en la caldera del amor ardiendo el astro reina

© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013

Ilustración:  Fernando Saldaña Córdova

mar




para qué correr por qué tinturas si desteñido resta
                                      este día y sus perros del hambre
mira por la ventana amor él está escúchalo en la costa
                                      si respira con todo su color mece
balsas del mundo panes del paraíso recíbelo
                                      descalza con tus pies de pino

se perdió el meteorito sin que lo mereciéramos ni nosotros ni la luna
y en rusia cayeron sólo piedras de las que abundan en museos
ahora fíjate en el mar él siempre vuelve
con sus mareas es la luna quien nos lava la cara
nos tiñe el alma
perros colores
y meteoros

dicen que el tumor salió junto con medio pulmón ahora hay que esperar
los laboratorios hablarán para eso es que estudiaron
quizás mañana vuelva a nadar y me mire distinto amor
sin pretender que las hojas caigan
el verano estire eterno como thelonious su teclado y bañe el mar
nuestra playa agujereada e incolora

© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013

Ilustración: Andre Bertunesque

19 de marzo de 2013

tierra




eso que se acaba no es el tiempo es otra cosa un film
algo imaginado desde lo tangible lo que sucede nada más
levanta polvo y humedece en la llovizna

como poemas que el sopor dispone en las fronteras
palabras que no asientan ni atinan a encontrar lugares
pájaros revoloteando en las cabezas amarillos azules escarlata

solo en lecho propio la memoria traza un plano directrices
diagonales del papel manchones del encuentro o la fricción
también dibuja muecas enrejados e ignora lo demás

alguien abaraja una reina de póker en la cama la mitad cubierta
es de picas y diamantes la radiante que sonríe
mirada extraviada de quien sabe qué voló qué permanece

dices eso es femenina la conciencia con chuzas bajo las cobijas
risas en exposición ojos de ternero degollado
entrepierna de madrépora y al borde vellos temerosos

hay quien queda en reposo juzga cuanto atan otros él dirime
cada verso y el poema convoca palabras en la jaula
de tordos cotorras gorriones piojitos renegridos

no siempre es sabio aquel parado que enfrenta la salida riesgos
hay en el aire en la corriente de arroyos interiores
y del más allá no vuelven testimonios ni barcas ni reflejos

© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013

Ilustración: Grabados del siglo XIX