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31 de octubre de 2019

Mi patria está ...




  Mi patria está donde respondo preguntas a Marco. Él quiere conocer estadística en mi poesía, cuando yo creía imposible el número en ella. Le digo: trato de escribir el único poema, y aún no lo he conseguido. Aunque lleve guardados cuatro mil, sin sentir que esa cifra sea número. Después recorro el último, introduzco varias modificaciones, descreo de su carácter porque vine extremando la forma, hice liviano y plástico el poema, para que volara, resistiera a flote, le dibujé manos y pies con qué sostenerse en la lectura, abrojos para contener adversidad y ráfagas, le planté superficie para visos de realidad y para el tacto que es compañía y tranquiliza. Finalmente, lo pongo en pie enderezándole el cuello. Pero creo que por hoy canto bajito y nadie escucha.

Estadística y poema


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Wiriko (c)

Solo se llega al ...




  Solo se llega al poder/ en otra bestia, dice Leopoldo-Teuco-Castilla. Es Ngorongoro, donde el poeta muestra testimonio de cuanto queda en África, la cantera del imperio.  Y otros dicen que suba a lo más alto del Mont Oké-Egnité para copiar la visión de los reyes mutantes, las cuarenta y dos colinas, Dassa-Zoumé que cuelga sin lugar a deslizamientos, y la sabana en torno. Allí todo vuelve a animarse en la mirada, y cada ser cuenta con múltiples versiones según esté, celebre rito, o se vista. Porque no hay disfraces sino prodigios de mudanza.
  Pero también ahora, el tiempo opera cambios en poderosos que cuentan proezas a la par del botín. Como en Benin, los potentados de mi tierra tienen claro qué depredar y salen de caza diariamente. Yo, que llevo mi cuerpo sobre piernas que ya no sirven para escapar, logro presenciar las metamorfosis y sus resultados en hienas, dragones de comodo, moscas tsé-tsé, leopardos, víboras gariba, arañas bananeras, pulpos de anillos azules, hipopótamos, cocodrilos de aguas saladas y mosquitos, en orden creciente de ferocidad.

África de Teuco
Ilustración: Dassa

A mi lado, la mujer...




  A mi lado, la mujer redime. Me hace lugar en su barca; rectora en los rescates, capitana de tormentas, reina la luna sin eclipse. Ahora he de escucharla y patriar en mi regreso.
Congreso argentino

Ilustración: Leila Amat (c)

También yo miro ...



 También yo miro mis manos, como si te viera. Los sarmientos recuerdan la edad de oro, mientras vierto el último licor y la miel licúa.

Sin terciopelos
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: También yo miro ...

Fue deuda quedarse ...




  Fue deuda quedarse, y morir donde indicaron. Cada una de mis cicatrices se abrió en herida.  A lo lejos vos reías sin presentir al victimario.

La existencia, base imponible
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Paraíso Feixista (c)

Mientras nos golpean ...


23 de octubre de 2019

Al cabo la ...




  Al cabo la vistieron filigrana y encarnados. La serpiente transitó su espalda, de cerviz a isquion.

Tatuaje es transparencia
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 20'19

Ilustración: Tatuajes 123 (c)

La realidad es otra ...




 La realidad es otra cosa. Carece de boca, jamás responde, lastima en palmas y rodillas. No para de gritar.
Gritos


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Gonzalo García (c)

Todavía me sabe ...




  Todavía me sabe el beso: su carga de profundidad recorrió el tablón de anuncios, memorias de la carne, clavas al deseo, nubes y más nubes que soplaban delirios. Después firmó con nombre y apellido; fue cuando miré sus labios.

Aquel beso


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Ilusionarte (c)

Tampoco dije que ...




  Tampoco dije que caigo. Es el amor, que letra a letra, de mí se desguaza. Cayó su ropa y después la desnudez. Las partes animales resisten todavía, aunque sé que precipitarán.
Qué precipita


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Antonio Berni (c)

No hablo de la muerte...




No hablo de la muerte. Ella dice en mí.

Acaso la muerte


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Hofburg (c)

20 de octubre de 2019

Sé que el tiempo ...




  Sé que el tiempo, los agentes corrosivos, el espacio, el punto de vista. Es cierto, pero mutancia cobra peaje a sus agentes. Lo efímero habita el hueso.
Deseterno


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Apolonio de Atenas

Cuando antes miré ...




  Cuando antes miré, algo en mí pegó su imagen. Hablo de un agente, definido o no. Del objeto. Este mismo que contemplo ahora; cuando encima de él aplico la imagen previa. Vértice y borde sobre borde y vértice, buscando en cuatro referencias la coincidencia que no existe.
Lo visto muta


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Conciencia El Ohim (c)

Caer hacia arriba ...




  Caer hacia arriba como sostuve páginas atrás, o acordar con Newton en la manzana: simplemente derrumbarse. Pero siempre, caer. Nada más variable que la mirada, más cruel o benévolo, más parcial, menos objetivo. Caer con la mirada, entonces; desde ella hasta quién sabrá dónde. Los dioses –si es que pretendés una explicación divina– tampoco saben, porque ellos asimismo caen, y ¡cómo caen!.

Caer
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Web Farm (c)

El día en que nací ...




  El día en que nací, una mujer y su hija hallaron, mientras paseaban,  a “la Dalia negra”. En realidad encontraron su cuerpo seccionado. El descubrimiento fue en Los Ángeles. Aunque mamá y yo estábamos lejos de allí, creo que mi vida y la del resto tuvieron mucho que ver con el hermoso horror, los pájaros negros y probables pajareras de la voz.  Claro que, por cuestión de fechas, quienes nacimos ese día estuvimos especialmente implicados en la cuestión de desagravios al género.

Minotauro vencido por Ariadna


  El cuerpo desnudo había sido cortado por la mitad a la altura de la cintura y drenado de sangre, y su rostro estaba cortado desde la comisura de los labios hasta las orejas, al estilo de una sonrisa  de  Glasgow.     El cuerpo   había   sido  lavado -seguramente en una bañera- y seccionado limpiamente en dos. Ya en el solar la habían tendido de espaldas con sus manos por encima de la cabeza y sus codos doblados en ángulo recto. Le fueron arrancados el bazo, el corazón y los intestinos. Le mutilaron el pezón izquierdo, le cortaron el vientre un poco por encima de la entrepierna, le seccionaron un trozo del muslo izquierdo e insertaron el pedazo en su vagina, la asfixiaron y fracturaron las piernas con un bate, al igual que la cabeza. Pistas: En la tierra cercana, la huella del talón de un zapato masculino junto a la impresión de un neumático de automóvil y, al fondo del terreno, un saco de cemento vacío con algunas gotas de agua ensangrentada. © Wikipedia

(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración:  Minotauro - Man Ray (c)

16 de octubre de 2019

La pregunta por amor ...




  La pregunta por amor, vida y muerte, enfrenta con un tablero de múltiples conductos y contactos. La elección de llaves e interruptores –con el forzoso ejercicio ensayo y error– me deja sin aliento. Estoy para completar la historia y transparentar algún acierto. Lamento que muchas veces esto suceda mediante entregas frondosas.

La fronda

(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Spencer Tunick (c)

Ninguna lectura ...



  Ninguna lectura conforma en plenitud. Este es el tiempo del recortá y pegá. En toda manifestación hay falsas memorias, remedios ilusorios, excesos y reduccionismo. Vamos al rescate de lo auténtico; este camino es áspero y tortuoso. La creación permite oponer la propia realidad. Y ya en ella, los aires del poema causan vuelos por sobre tierra y agua, en verdad y satisfacción.

Mundo interior: única realidad


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: RTVE (c)

Único espacio ...




  Único espacio del infierno es lo privado, y en él coexiste con un paraíso asimismo personal. Quiero decir que hay tantas acepciones de impiedad, y tantas de belleza, como humanos convivimos. Por ubicuidad entonces, la maldad consiste en verter lo destinado al continente en otros; y la belleza en espejar la perfección de la naturaleza que nos rodea, sus interpretaciones y manifestaciones artísticas; siempre empieza por uno mismo para comprender al resto. Y esto último, sin cabo ni pausa.

Infierno y paraíso
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Purgatori (c)

10 de octubre de 2019

Sonaron ...




Sonaron últimos acordes y al cabo Mingus provoca a sus músicos predicando su melancolía. ¿Acaso nos ha servido el desenfreno tras la frontera? Después crece un murmullo, a un tiempo su color provoca y protege con ritmo y lengua reconocidos. Resta tensión de último orgasmo en su garganta, y el saxo rebuzna largo hasta afonía y derrame entre los pies. El baterista sugiere otro repique latino, pero después se detiene. Todo ha sido dicho, y sin embargo la causa musical adeuda otro cielo a su promesa. Eso sugiere Mingus con el último pellizco sobre la quinta en do. La castañuela se perdió y el amor pasa.

Ánimos Tijuana
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Charles Mingus


Supe de ella ...




  Supe de ella. Aquel dijo, y después agitó farolas tras su cuerpo. Alguien sabe del otro. Y nada impide que los mire, los deseos del tiempo alcen la pirca de sueños, que desde mí los llame y coloree. Pero nadie logrará desnudar de este siglo al otro, ni otro verá en mí por debajo del detrito de la historia, tras secuela de mareas y explosiones. Cuando nueva-mente sé, y todo suena diferente de una y otra margen del día. ¿Es ella? Los sentidos engañan, según ahora alguien repite.
Contraluz


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Guenter Knop (c)

Cuanto ardió ...




 Cuanto ardió, el fuego mismo y las chispas viajeras de brillo a opacidad, su consunción, cuanto a todo alcanza, aun a tiempo y palabras. El olvido de piel y labios, recuerdos que en otro ignoro, pérdida del abrazo y la oportunidad que pasó a mi lado, encalma de turgencias, soplos de noroeste. Cuando no resta vegetación en cadáveres de otoño, el más canoro enmudece y las persianas no sujetan mirada desde varias semanas atrás. Entonces vale el entusiasmo que acude al agua y hunde manos en la tierra. Por todo lo que evoquen las cenizas.

Manchado con cenizas


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Blog del fotógrafo (c)

Cuanso las respuestas ...




  Cuando las respuestas me abandonan, sé que la generosidad fue guillotinada. Y que el monarca engrosa en soberbia.
Sin respuesta. 8 de junio 20


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: ABC (c)

He necesitado ...


  He necesitado el concurso de agendas y manuales de sintomatología. Ahora el corazón sopla con ritmo diferente. Debo domar al nuevo dios del cuerpo.

Soplos

(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: William Blake (c)

Duele y azuliza ..,,.




  Duele y azuliza mi pierna derecha. El pellejo, o lo que queda de piel reseca, deposita diariamente detritos en playa de toallas y sábanas, tras impacto de mareas. También precipitan sobre el tapete los recuerdos más recientes. Me olvidan los goces, aunque paradójicamente sean los que más engrosan la memoria.
Las agujas del calendario



(c) Carlos Enrique Cartolano. PajarerasImaginarias, 2019

Ilustración: Lucian Freud (c)

Me identifico hoy ...




  Me identifico hoy con el epónimo de Leopoldo von Sacher-Masoch –Leópolis-Ucrania 1836–, aunque distante de la mutación sexual, refiero mi costumbre de informarme con últimas noticias. Y digo: hasta ayer me encontraba dentro de la boca del lobo. Hoy, creo que la bestia cerró su mandíbula aprisionándome. Ya me desgarran sus colmillos.

Libre flotación de bolsillos gobernantes


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imginarias, 2019

Ilustración: Infobae (c)

6 de octubre de 2019

Al atardecer ...




 Al atardecer nos regaló todos los epílogos. Continúa escribiendo con la voz ¿Podés escucharla al palpar? ¿Y leerla al contemplar? Dice otra vez: es lo que tengo, la caligrafía de las sombras como herencia. En Alejandra penetramos al nacer, y solo con ella confluimos por regresar.
Epílogos

En bastardilla, fragmentos de Los poseídos entre lilas, en Textos de sombra y últimos poemas -1982-

(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Caligrafía de las sombras (c)

Su reina loca ...



    Su reina loca oculta la corona, tras el muro blanco del fracaso. Sin poema, la princesa no nace ni ve. Solo a la protagonista privilegia la capacidad de extraer de sí la locura, pero todavía juega a ser esclava para ocultar su corona. Todos miramos, pero solo Alejandra ve; por eso ha llegado hasta aquí y encabeza el cambio. Ella: el tiempo que transcurre en nuestra piel.
Precursora

En bastardilla, fragmento de Extracción de la piedra de la locura -1968-

(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Oscar Larroca (c)

Tenebrosa o deslumbrante ...




  Tenebrosa o deslumbrante, la luz del sueño pertenece al silencio. El silencio siempre, las monedas de oro del sueño, aun cuando boye en la niebla, sin principio ni recuerdo.
Brillos al despertar

En bastardilla, fragmento de
Extracción de la piedra de la locura -1968-
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019

Ilustración: Steemit (c)

No se trata de sombra...




  No se trata de sombra, sino de huella, dice Marco –mi hijo–, y por fin creo que todo consiste en buscar una Alejandra en cada cual. Y seguramente veré que la imagen recuperada difiere al infinito, porque  tal  es la condición de primicias del poema –¿todos o solo uno, al cabo de treinta y seis años? –. Recorro mi cuerpo con las yemas de los diez dedos; puedo leer, como si la palabra me alcanzara en braille. Yo transito mi Alejandra. Porque también en mí: el centro/ de un poema/ es otro poema/ el centro del centro/ es la ausencia/ en el centro de la ausencia/ mi sombra es el centro/ del centro del poema. Y habré de volcarme en cada paso.
Centro en cada paso.

En bastardilla, fragmento de Los pequeños cantos, en
Los trabajos y las noches -1965-
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019}

Ilustración: Bored Panda (c)

1 de octubre de 2019

La caída que ...




    La caída –que antes dijimos ascendente–, el tránsito o regreso de las Alejandras que escriben hasta la única autora –esta que revelan las obras completas–, ¿qué nos permite encontrar?. Dejaste lo escrito, como pequeños fuegos para quien anduvo perdida en lo extraño. Hasta reconocer en la estación siguiente: Hablo en mí como en mí se habla. No mi voz obstinada en parecer una voz humana, sino la otra que atestigua que no he cesado de morar en el bosque.  Y terminamos tatuados de cuerpo entero.

Huellas

En bastardilla fragmentos de El poeta y su poema, en Prólogo a la antología consultada de la joven poesía argentina, y de Extracción de la piedra de la locura.

(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018

Ilustración: Alejandra Pizarnik

Y no es revelación ...




  Y no es revelación. Nos pasa a todos, aunque haya una Alejandra. Es que solo vos lo dijiste así. En vos hubo una mujer de carne y hueso absorta ante la muerte, y lo tuyo hoy parece irreproducible, pese a que nos alimente y lo pensemos completo. ¿Cuánto más no escribiste? ¿Qué permanece oculto hasta ahora? ¿Cuál fue la capacidad de contenido en tu mirada, y hasta dónde podremos suponer, al margen de la crítica?

Suposición de totalidad
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018

Ilustración: Paul Burgos (c)

Quién ve y el objeto ...




  Quien ve, y el objeto aludido giran en torno; después escribís. Como tejer mallas del idioma a lo inexplicable, lo que no puede ser dicho sino por quien vive oculto en tu poeta: una producción gestada en ausencia. Esos ojos no te pertenecen… ¿de dónde los tomaste?  Sin abandonar extrañezas, el pasmo fugaz del poeta, te expresaste con el otro al notar que Alguien proyecta su sombra en la pared de mi cuarto/ Alguien me mira con mis ojos que no son los míos. Es íntima esta locura que alcanza con visiones de otro mundo. Y contagia.

Otros ojos

En bastardilla, textos de Alejandra Pizarnik: fragmentos de nota sobre un cuento de Julio Cortázar: El otro cielo, y Presencia de sombra, en Textos de sombra y último poemas.


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018

Ilustración: Alejandra Pizarnik

Si te miramos ...





  Si te miramos fue para explicar. Y continúa sucediendo. Contemplamos desde esta cultura nuestra tus delirios, el desvarío, cada milagro de espanto, tus propias miradas al silencio de la página, tu reflejo en los que te interesaron, hasta en los restantes lectores. Porque ¿acaso puede pensarse en una poética de tu psicosis…? ¿y puede alejarse la razón hasta el extremo imprevisto de tus poemas? Aunque pregunto: ¿por qué explicar? Tan solo se trata de la escucha, de tu constante relectura; de esto hablás todavía. No hay que mirarte a vos; contemplemos las palabras, su movimiento sin pausa, cómo desde Alejandras pueden tatuarnos, y de la ineludible simbiosis que desataste.

Rótulos, acaso


(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018

Ilustración: Rebloggy (c)