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22 de marzo de 2022

Diez cuarenta del viernes...

 


52.

  Diez cuarenta del viernes. –Deje  el cinturón desprendido y el cierre abierto, Carlos–  me dice la técnica de Diagnóstico por Imágenes. Los brazos arriba, bien altos y estirados, como para no poder sujetarme de nada, ni defenderme, ni hacer contacto con nadie. Y comienza el estudio. Pienso en Nadie Nada Nunca de Juan José Saer; pienso digo, que no pasa nada. Nada. No queda más nadie y la soledad me escupe en la cara, porque ella se ha refugiado en una salita contigua, desde donde comanda el tomógrafo. Pero en realidad todo pasa. Pasa de todo; la máquina está metida en mis interiores, mira, escarba, se queda. Para que la carne sea cosa juzgada.

  –Respire hondo, Carlos. –Respire Normal. Promedia el estudio. Veo que se acerca.

  –Levante la cola, Carlos. Me baja el pantalón y se me arruga la dignidad del resto. Descienden los pantalones, junto con la intimidad. Ella vuelve con el médico que me inyecta yodo en vena para establecer la transparencia. Para eso debían estar los brazos estirados, me digo. Descarta el derecho y se queda con el izquierdo. Aunque no es joven, sospecho que este médico debe ser de cabeza abierta; todos huimos de la derecha últimamente. Pero se equivoca y me llama Mario; después rectifica, pero es tarde; me ha demostrado que su impronta es la rutina y no el paciente.

  –Respire hondo; esta vez treinta segundos. Me cuesta pero llego. Resoplo liberando mis pulmones. –Ya está Carlos; puede levantarse los pantalones. ¡Ah! ¿Ahora me dejás a mí la función íntima? Ascienden los pantalones. Mis manos tiemblan al ajustar el cinturón. Soy otro, diferente al que fui a las diez de la mañana.

 

Las inspecciones se sucedieron, mientras la anunciada operación demoraba escalonándose opiniones, vistas de la obra social, recursos a distintos especialistas para confluir en el cirujano. La carne se marea, el deseo se diluye en oquedades, y se circula por yermos donde la belleza está siempre ausente.  Es tiempo de una palabra, quizás de un verso, pero el proyecto se dificulta y siempre olvido lo que no he apuntado. Se prolonga la  espera, esta confusión de la ciencia en otros, y la decisión parece ingobernable.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Blausen (c)

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