CONTENIDO DEL BLOG


28 de mayo de 2022

Tras de mí las cicatrices ...

 


126.

  Tras de mí las cicatrices, barcos abandonados, cuerpo, alma y memoria desmembrados en quince viviendas, otros tantos nombres, calles y vecindarios, al cabo de setenta y tres años. Por cierto: siete ciudades, dos países, y tan solo una vida. Por la noche, en sueños, recorro pasillos, habitaciones, patios y jardines, abro y cierro puertas  y ventanas, escucho aullar al viento y hay fragor de lluvia en los techos de chapa. Y cuando recuerdo –porque no siempre los sueños caben en la memoria inmediata–, sin dudarlo reconozco la segunda de mis casas, aquella de mi infancia, la que ocupé con mis padres entre los cuatro y trece años. La primera parte de la vida –aseguran, y he podido comprobarlo– nos signa y determina. Si como dice Carlos Fuentes, los sueños que no recordamos son los que gobiernan la escritura, seguramente en mis poemas vivo con ficciones o recuerdos del olvido en aquella morada de los primeros años. Por eso, la interpretación en mucho de cuanto me sucede ahora, la forma con que resuelvo mi escritura, mi propio razonamiento, me parecen francas alegorías de la infancia.

  Aquella casa –o mejor dicho, aquellas dos casas, porque hablo de la de mi familia inmediata, junto a la de mis abuelos paternos– tenían enormes jardines, patios embaldosados, bien atrás las huertas que atendían mis padres y mis abuelos.  Frutales generosos, gallineros, multitud de animales, recorrían el ciclo vital varias veces por año. Me parece ver todavía las incubadoras, criadoras y comederos, mi padre arrodillado contemplando los nacimientos, mi hermana y yo preparando alimentos para los recién nacidos.

  Había allí una diaria cosecha de tesoros, y yo no lo supe hasta mucho después, cuando la existencia hizo lugar en mí a un ser adulto.

 

Es posible continuar cosechando tesoros; de hecho, más allá de los muros de mis quince casas, y allende siete ciudades. Siempre el arte me miró de frente; fui rico en hallazgos y sorpresa.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Bill Viola (c)


No hay comentarios.: