108.
Del
amor, se dijo que es una entelequia.
No lo discutí entonces, y ahora lo razono; claro que, como en muchos
significantes del idioma en uso –sea cual fuere la lengua–, hay múltiples
significados. Así, el amor, pero
también la felicidad o el gozo, el sexo, la personalidad
en sentido de imagen, la pareja humana, y tantas más –simplemente
enumero–, son entelequias.
En
una primera acepción, así se llama a toda cosa, persona o situación perfecta e
ideal que solo existe en la imaginación. Pero también denomina a todo aquello
vago e impreciso, al margen aún de la realidad, que en un futuro más o menos
inmediato puede hacerse preciso. La paradoja del amor y de la felicidad, como en
todas las entelequias, reside en que culturalmente nos conformamos –al menos
provisoriamente– con los estándares que alcanzamos, sin perder de vista los
ideales de profesión.
En
su segunda acepción, entelequia es el modo de existencia de un ser que tiene en
sí mismo el principio de su acción y su fin. Dijo por primera vez Aristóteles: el alma, entelequia del cuerpo orgánico. Y Leibniz llamó entelequias a sus mónadas, aunque en este caso el
filósofo deja en manos de un dios histórico –mónada primera–, y al margen de
substancia o situación, la generación de esencias derivadas.
En
el sistema de creencias biológico, conocido como vitalismo, según Hans Driesch, las cosas vivas están animadas por
una entelequia similar al concepto
freudiano de id, el Elan vital, el Qi, el prana, o el orgón según Wilhelm Reich. Aunque en
estos últimos estados, entelequia se
confunde con energía.
Finalmente Hegel se refiere a entelequia
en su obra Fenomenología del espíritu;
y aquí comulgamos de buena gana, si es que reemplazamos el dios anónimo o de
turno, por el espíritu creador.
Es necesario a veces el paso atrás; en mi caso abrazar a Hegel, cuando sumo más de sesenta años pensándolo superado. En cuanto al amor, es aquello que vivimos con la más sana intensidad del cuerpo habitado. No sé si eso y entelequia son la misma cosa.
(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021
Ilustración: Irán Carpet
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