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10 de mayo de 2022

Restan doce días

 


104.

  Restan doce días, pero el verano ya se muestra en piel y ventanas. Mis vecinos sacan medio cuerpo afuera al asomarse, y se despojan de cuanto les molesta en las manos. Yo soy el inferior, y pareciera que gobernara leyes de la gravedad en mi edificio. Pero no; recibo involuntariamente los desprendimientos vecinales. He pensado en detallar un inventario de planta baja; es fácil consignarlo en torno a mis ventanas. A saber: medios broches de ropa; bollos de papel tissue, estrujados tras usos diversos; colillas de cigarrillos a granel de largos diversos; algodones y gasas multicolores, utilizados para quitar pintura de uñas,  maquillajes, y vaya a saber qué otras substancias que fugazmente cubrieron cuerpos superiores; comprobantes de compras o pasajes; faltantes de despensas y heladeras; envoltorios varios de alimentos;  latas de cerveza; bolsas de espesores y colores siempre caprichosos, algunas que denuncian orígenes comerciales; cajas deformadas; tapas de cajas que permean la humedad; cáscaras de frutas; restos de polvo; sobrantes de materiales de construcción; trozos de azulejos y otros revestimientos; heces de animales, tan reiteradas como las colillas de cigarrillos.

  Las quejas son inoperantes; los carteles son causa de burlas, tachaduras y groserías por escrito. Todo es aquí tan anónimo como los factores naturales, la desidia se contagia y envilece, la voluntad individual no alcanza para contener la lluvia de elementos. Y cada cual se abstrae en sus problemas de existencia, sin que sepamos si pretende resolverlos o endosárnoslos. En algunos casos, los vecinos demuestran ser conscientes.

  Un ejemplo: con motivos obvios y reiterados durante la jornada, a las nueve de hoy salí con mi perra, y coincidí con el dueño del perro blanco que suele desprenderse del contenido de intestinos frente a mis ventanas, y no en el espacio verde que pertenece a su edificio. Al verme, el vecino, atónito, sólo atinó a tomar distancia y buscar un espacio alternativo.

 

A un año y medio de habitar el edificio, la situación se mantuvo sin cambios. El terreno se ha contaminado bajo mis ventanas; los senderos pavimentados están poblados de heces caninas. Se trata de un reducido retrato del mundo contemporáneo; y a las quejas suceden impotencia y silencio.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Los protegidos (c)


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