105.
Hay
una hora de la tarde en que el cristal espeja y multiplica por dos o tres al
insecto. Me acerco y la mosca alza vuelo. La inexactitud gobierna a todo ser
vivo; nosotros, como el insecto, nos debemos a eslabones previo y posterior,
fuentes y destinos de la existencia. Jamás superamos referentes, y toda soledad
de espíritu es imperfecta. Pienso en las cartas que escribiré cuando parta con
regreso incierto. Joaquín Giannuzzi me asiste cuando versea: Un final inexacto, sometido/ a un
desesperado anhelo personal. Y mágica coincidencia: lo ha dicho en el poema
La mosca final.
Cumplo mi tarea, soy
eslabón del que mis hijos penden; me anudé a la existencia casi setenta y
cuatro años hace cuando mis padres estiraron la cadena. Fui inexacto antes de
nacer; tanto resistí, que ellos habían pensado en adoptar a un refugiado de
guerra –porque de la postrimería venimos todos; en mi caso, de la recién finita
guerra europea–.Ahora que me asomo al otro lado, la cadena afloja y me acompaña
a rastrón cuando camino.
(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021
Ilustración: El País (c)
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