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10 de mayo de 2022

Hay una hora de la tarde...


 

105.

  Hay una hora de la tarde en que el cristal espeja y multiplica por dos o tres al insecto. Me acerco y la mosca alza vuelo. La inexactitud gobierna a todo ser vivo; nosotros, como el insecto, nos debemos a eslabones previo y posterior, fuentes y destinos de la existencia. Jamás superamos referentes, y toda soledad de espíritu es imperfecta. Pienso en las cartas que escribiré cuando parta con regreso incierto. Joaquín Giannuzzi me asiste cuando versea: Un final inexacto, sometido/ a un desesperado anhelo personal. Y mágica coincidencia: lo ha dicho en el poema La mosca final.

 

  Cumplo mi tarea, soy eslabón del que mis hijos penden; me anudé a la existencia casi setenta y cuatro años hace cuando mis padres estiraron la cadena. Fui inexacto antes de nacer; tanto resistí, que ellos habían pensado en adoptar a un refugiado de guerra –porque de la postrimería venimos todos; en mi caso, de la recién finita guerra europea–.Ahora que me asomo al otro lado, la cadena afloja y me acompaña a rastrón cuando camino.


(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: El País (c)


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