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8 de febrero de 2022

El poema llega ...


 

19.

  El poema llega mientras me ducho, o antes, al levantar la persiana de mi habitación. Es como alzar un muerto, o descolgar un ángel,  girar la roldana cuando tira la correa. O después, al escuchar el chasquido de explosiones fragmentarias, cuando los chorros de agua golpean sobre mi cuerpo, el piso y las paredes. Supongo que estos hechos son palabras sin lengua, un idioma adánico al que alientan los chirridos y que todavía desconozco. El poema llega también con el corcho, con la lágrima o el chorro, con un silbido, o aun con los tres o cuatro últimos ladridos del can lejano, antes de que me tumbe el sueño. Y al soñar: llega el resto del poema. Mis barras gráficas son cuchillos que guillotinan, tronchan pies y tiempo. Es cuando ata en blanco la memoria, y yo desciendo por una escalera de carrara donde cada escalón lleva un nombre. Por debajo la noche, ese océano que sobrevive gracias a comer sus bordes, me habla.

  Es el otro, que habla una lengua diferente a la mía.  Ese que impulsa el sueño, como si fuera una muestra cinematográfica u operística, o un texto multisensorial, para que mi amanecido conozca y en consecuencia diga.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Arno Brecker (c)

 


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