148.
Aunque lo tengo a mi lado, él se escapa
volando entre colores del día. Debo proponerme verlo; es causa de la consabida
existencia del vecino, este olvido mío que lo invisibiliza. Ya me he propuesto
verlo; hablo del mar: la orilla más cercana del tiempo, donde el deseo apoya su
plexo para operar el salto.
Sopla
ahora del noroeste, y un vendaval se arma en escasos minutos. Agua sobre el
agua: insípido en salado, dos combatientes se esfuerzan por mutar a otros
colores. Al amainar la lluvia, algunos
jóvenes con trajes de goma corren descalzos hacia el mar, alzando sus tablas.
Este océano
vecino es madre de eternos puerperios.
Casi un año después, vivo algo
más lejos del mar. Ahora tengo el
ventanal abierto esperando la lluvia; porque aunque ella ocurre en el pasado
–dijo Borges–, no puedo sino desear carnal e interiormente su presente del
único confinamiento venturoso. La espero, la deseo.
(c) Carlos Enrique Cartolano "Scherzo", 2021
Ilustración: Alamy Stock Photo (c)
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