144.
A
las 10 am se apaga el reflejo en la pantalla. Suena el Requiem de Mozart y recuerdo Teorema,
de Pier Paolo Pasolini. Fue para mí primero el libro y después la película,
diferente por cierto a otros casos. También fue antes la deconstrucción de
personajes, que la muerte de su creador. Antes la parálisis de Odetta, Lucía
prostituida, Emilia enterrada y Paolo cautivo del desierto. Mientras que
Pietro, el último personaje, vivía su diferencia como una ironía más,
experimentando la traición de Rimbaud. Creo que Pasolini quedaba de pie en este
último personaje, hasta aquel 2 de noviembre de 1975, cuando su pubis fue
destruido mediante repetidos golpes de una barra de acero, el cuerpo embestido
por su propio automóvil, y quemado cuando aún había vida en él.
La
enfermedad y la muerte demuestran que no hay gratuidad en regresos de Rimbaud,
ni por tanto queda espacio para poetas que hayan atentado contra el poder. Lacrimosa, por Pier Paolo Pasolini.
Pasolini fue mentor para mí; sus películas indujeron mi escritura. Y no
solo Teorema –lectura del libro
primero; película después–, sino además El
Evangelio según Marcos, y en especial Edipo
Rey. Casi un tercio de mi primer poemario fue escrito tras asistir a la
proyección de esta última película. Después fue su poesía, sus últimos films,
las imágenes dedicadas al rapiñado continente africano (1).
(1) Appunti per
un'Orestiade africana
(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021
Ilustración: Teorema -afiche del film y portada de la novela-
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