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15 de agosto de 2022

Casi todos mis días ..

 


204.

  Casi todos mis días son de la intertextualidad: cinco o seis seguidos-seguidores en twitter, bastantes más en facebook; ellos son qué leo, quienes me leen, la realidad multípara del poema. Reencuentros por la lectura, presentaciones entre comunes asiduos, recortes de Sergio A. Giuliodibari, que me permiten reescribir con sobrantes de la campaña anterior, recorridos, descubrimientos en seis direcciones, aunque el latido continúe siendo monocorde.

  Hoy repetí tras la ausencia de Jorge Paolantonio querido: es posible la neblina sobre el aguaviva del entendimiento/ que un domingo me levante y no sepa tu nombre/ ni qué hago en esta casa/ llena de recortes y libros. Por cierto, también aquí flamean o arden fragmentos en paredes, cajones, entre páginas de mis libros, en bastión de la memoria. Y otro lejano Miguel Veyrat, desde Sevilla exclama: A menudo/ la niebla me habita. / Con su abrazo rasga el fulgor/ a jirones de miedo/ - ¡Ah de la lumbre!, porque también él presta Instrucciones para amanecer. Ya se ve que sea bruma, niebla o neblina, es común el despuntar, que nuestros cantos vayan imperdibles al poema, sean únicos pretensión y combustible en la adánica Babel que reconstruimos.

  Nos queda la emoción, gemidos, un abrazo o su recuerdo, para proseguir el día de trabajo: eso sí    no me hagas caso si lloro   o te maldigo/no tiene caso dicen/ una vez que el nubarrón está instalado/ sobre el aguaviva del entendimiento, ha concluido Jorge. Y terminamos todos dispuestos, limpios para otro amanecer de la escritura.

 

  Mis guías en la escritura, estos tres geniales comunicadores de interior, que saben contagiar sus emociones, a despecho de tiempo y distancias. El poema es un viaje de solo segundos al punto más remoto en la galaxia.

(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021

Ilustración: Cultura inquieta (c)

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