215.
Ya en terapia intensiva, cada una de dos noches prendido a los dictados de una consola a mis espaldas, continúo escribiendo. Esta tarea de todos los días no me abandona, pero ahora es diferente. Primero encuentro una imagen, y después pretendo sumarle el texto. Claro que es imposible. Todo sucede en el sueño, operando un teléfono que no tengo, y lamentando no estar sentado en mi escritorio. ¿Cuánto se habrá perdido? ¿Arrancaré unos pocos versos a la esclavitud de esta sala de cuidados intensivos?
Las enfermeras y sus
voces mínimas. Tras el mostrador, la jefa de piso, y su energía de voz baja.
Quejas de otros enfermos. Una mujer que ha sido operada de tumores cerebrales,
no permite que los demás enfermos duerman, ya que pide a los gritos que la
desaten una, otra vez, y mil veces. Tratan de calmarla, pero no la desatan. Le
explican que está atada porque antes se ha arrancado sondas y cánulas. Necesito
dormir, como todos los demás.
(c) Carlos Enrique Cartolano "Scherzo", 2021
Ilustración: Los cuentos de Panapa (c)
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