4.
Mi
escritura sensualiza. Es cierto, aunque primero lo hace conmigo, y quizá después lo
haga con otros. Mueve. Descubre que no hay contenido que endulce hasta que no
se lo vuelque en alguien especial; el que merece ser amado, digo. Aunque sin
nombre, sin previo conocimiento, con la posibilidad desnuda existo y penetro.
Porque soy pájaro y el mismo disfraz de pájaro. Todo lo que la y supone, me parece escucharle a Jorge
Marín, admirable, desbordado escultor, un dios de gigantes, dos alas de sombra.
Sus cuerpos sensualizan multitudes,
dibujan seducción de serpientes en la carretera. ¿Por qué no un préstamo del
portugués, si no tenemos verbos que describan algo que no es justamente
erotizar? Sensualicemos entonces.
Sobre el gigante de Jorge Marín, puedo volar hasta la Villa de los Misterios, en Pompeya, catedral de la sensualidad. Allí, finalmente, nos reconoceríamos.
(c) Carlos Enrique Cartolano. Szherzo, 2021
Helmut Newton (c)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario