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EL SANTO EN MEDIO DE MÍ (Os, 11)
He sido peregrino en el desierto;
hoy vienes caminando junto a mí.
Despojaste de piedras mi camino:
soy peregrino de la eternidad.
Tu palabra ocupó mi corazón;
lograste seducirme y me someto.
Restaurado tu reino, eres El Santo,
mi fuente de agua viva, el salvador.
Me alcanzaste, me alzaste en tus brazos
estrechándome contra tus mejillas,
te inclinaste y me diste de comer:
soy peregrino de la eternidad.
BIS
BARTOLOME DICE
Juan 1, 45-51
Me reconociste bajo la higuera
y acepté tu reinado y señorío:
eres el hijo de Dios y mi Rabí.
Vos creíste Señor en mi servicio
y he ido feliz de pueblo en pueblo
con tu suave brisa a liberar.
Antes mi corazón te presentía:
pero sabiduría no explicaba
la fatua y ultrajante soledad.
Vos creíste Señor en mi servicio
y fui feliz de hombre en hombre
con tu suave brisa igual a igual.
Colgaste tu escala en mi corazón
(vos conocés su fondo y su anchura)
mis latidos repiten tu palabra.
Vos creíste Señor en mi servicio
y fui feliz orando en el espíritu
con tu suave brisa abrasadora.
Tus ángeles recorren la escala
y tu palabra escapa de mi boca:
Vos sos mi luz, mi verdad y mi vida.
Si creíste Señor en mi servicio
ya soy feliz y amo en la tierra:
tu reino es suave brisa triunfadora.
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