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24 de julio de 2016

yacimientos


Las palabras y las cosas
Michel Foucault

I.
llegada la confusión mi espera colma
su envase y aunque los viajes estiren la piel
el odio a la distancia siempre arruga/ el tiempo preñó
a la tierra y marcha su ejército de vermes: esos
que primero devoran desde el interior y cantan
palinodias del sueño/ alalá alalá* gritan también los otros
para atacar mi pulpa por alto de cortezas

qué resta pregunto sino palabras/ siete serán de pie
en cada puerta una por planeta y por destino
acaso alcancen/ la existencia se juzgue arqueología
porque la memoria no perdona/ descanse gato al sol
todo nace y muere por la semejanza

ahora voy de viaje con brújula astrolabio mi pantalla
sirve para exponer posibles/ también el raro holgorio
de improbables/ reina entonces la soberbia lo profano
es el olvido nuestro dios el inlímite lo eterno el disfraz
una voraz legión/ vienen en pie de guerra los gusanos

alalá alalá alalá


II.
ese era un canto de guerra/ Babilonia sin restricciones
nada existe sin espectador el vientre pródigo del mundo
que velázquez descubrió asomado al descorrer
de las cortinas/ la existencia consiste ahora en fama aunque
nadie vuelva de la muerte

la representación dice foucault/ es el calibre

las ciencias deberían echarle mano y piernas a la oportunidad
cambiar las ruedas por colchones de aire/ escribiría así
sin sobresaltos al cabo de 400 kilos/ volveremos acaso
al arte corporal por vencer miedos y a la estupidez

III.
pero el hombre mirador taciturno un ojo tan solo
dijo bataille/ monta crisis de su objeto en el mundo
es cosa su cuerpo y despidió a sus dioses
herido de muerte

atrás científicos/ atrás robots sus alalás
me quedan el arte la filología me gozo en ellos
sobrevivo/ al fin antes que el hombre el tiempo está en derrota
no hay progreso nada cambia/ sólo detritos de mirada
me rodean/ la voluntad al hombre lo único que muta
fugue con él/ gracias foucault maestro del final

habrás dicho alalá alalá: ahuyentaste a la academia

(*) Grito de guerra de los aqueos, según Hesíodo

© Carlos Enrique Cartolano. Patriapalabra, 2015


Ilustración:   Michel Foucault