Se llamaba Couvé-Adolfo, y tenía cincuenta y ocho años. Acababa de concluir la escritura de su novela Cuando pienso en mi falta de cabeza. Horas antes de suicidarse supo del plan familiar para internarlo, y comprendió que estaba escrito el réquiem.
Falta de cabeza
Ilustración: Adolfo Couvé (c)
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