Edad
de oro le llamaron y comienza por los dedos, con su dios en la boca. Cuanto
queda a espaldas del amor, cuando el espectador decide y el lector enriquece.
Porque la mujer supo despertar a la divinidad.
Un dios en la boca
Ilustración: Maureen Bisilliat (c)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario