sólo
me acostumbré a la herida/ el dolor
no
da treguas/ sin drogas ya que sometan
ajenidades
del mundo
el otro vaso/ mi
latido
más
claro camina al filo de la exclusión/ pocos
se
citan en derredor del poema y sobreviven
con
placer/ acaso fijman aún resista en cada
verso
del hospicio/ y en todo alarido mi artaud
revele
salud en los enfermos/ pero
debe cesar la doble
vida
los
mundos simultáneos confunden cuerpo
con
hálito/ en simultánea ardo y soplo las cenizas
busco
a quien prometa brote de plumas en mis alas
©
Carlos Enrique Cartolano, Las dos formas del sueño que soñamos, 2017
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