Un té de melisa precede la siesta. Se duerme
Porque los sueños empujan por sobresalir
Y además porque son cicatrizantes. Ordenan
La mente al cuerpo –ahora desentonado-:
Sus túneles depuran limpian y domestican.
Sobre la piel no se trazan planes ni se tatúan
Parlamentos y acuerdos de la cabeza. Aletargan
Té y sueños porque el cuerpo escuche acate
Órdenes de lucha o retirada: en tierra arada
No caben rebeldías ni locura ni tan siquiera celos.
Vuelto del laberinto subcutáneo hay un recuerdo
Que vale más: generalmente un clima sensación
De compañía voces rodeando el conflicto. El faro
De la otra orilla enciende hasta que suba el telón
Pintado con historias previas: mañana y mediodía.
© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012
Ilustración: Rod Steiger en El hombre ilustrado
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