Será este el momento
para estacionar, y es una pregunta aunque no lleve el signo. En medio de la
corriente, dije. Cuando la crisis es un amazonas de odio, y no sólo en mi país;
del más allá fluye su fuente. Habré de probar si sobrenado, si al cabo de estos
años la línea de flotación se mantuvo nítida, recta, de insobornable sequía.
Me
parece imposible mantener quietud de estanque. El miedo salpica. Acabo de
desayunar un testimonio, y en él leí que el coraje se alimenta con miedo. Eso,
entre otras cosas, para una historia de corrupción y descenso extremos, que
quizás hoy venga al caso. Porque en rigor admito haber nacido al destino
responsable en plena crisis, que la mutación pervive y se agiganta. Puedo ser
su víctima en uso de valentía personal, entonces.
Desorbito, creo, al contemplar la escoria que se apila en ambas márgenes
del río de cenizas. Antes elegía el borde para, aunque más no pudiera, clamar
desde él. Ahora es imposible decidir en cuál pararse, estacionar antes de que
arda Troya, sus mujeres se repartan como esclavas, el llanto alcance Argos y se
deleite otro lecho con Helena.
He de
mantenerme agitado y continuar escribiendo en tanto el meteoro cese.
Persecuciones políticas
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras imaginarias, 2018
Ilustración: Salvador Dalí (c)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario