La
palabra ocurre en mí entre disparos de Weissenegger-Alfred-Georg. Imágenes punto
a punto distan más de doce mil kilómetros, o quince horas de aéreo. Pero la
única sesión enhebra pariciones de forma en simultáneo. Ahora amanece balbuciente su lectura. Recorro el
álbum fotográfico y me sorprenden tacto en la mirada/ materiales, superficies,
brillos y fondos. Modelos son; concelebran arte. Las letras agotan el propio
espejo rectangular que torna a comprobarme esta mañana. Ellas son las de
numerosas piernas/ brazos, el múltiple pezón y bocas abrochadas en extremos.
Persiste mi perplejidad.
Sucede
de mañana. Enero desviste la serie de imágenes y el número cercano en la arena asegura
encuentros. Un ojo europeo y otro sudamericano, aunque brota el mismo guiño.
Alfred Georg
Weissenegger (Austria, 1950), fotografía la piel.
Y mientras yo escribo,
él edita
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