De
noche es filo de agua, un borde el mar, al cuerpo un desafío, pura intemperie
la sonrisa del planeta. Ante él, uno y no visible, solo y anciano tras la
gloria. Por qué permanecer afuera si he de morir, por qué pregunto, no dar
voces al vacío mientras la piel torna a su humedad. El eco es posible, dicen. Y
al fin convengo mi regreso al abrazar el agua.
De
noche el mar es ciego a temores y festejos; se está solo en él, y antiguo,
único testigo de esta gloria.
Camino escasos
trescientos metros y entro en él
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras imaginarias, 2018
Ilustración: Video Hive (c)
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