No
hay botón que deba pender inútil; en la historia siempre está el ojal
dispuesto. Se sepa o no, sobresalga o no este abotonado, del silencio o la
distancia. Y de cuanto es sabido, se imponga o no la comprensión. En cabeza o
en corazón, aun en ambos –unos esponsales siempre difíciles, una cuestión
crítica al menos…-.
La
mujer está encinta y se le nota. Ha quedado expuesta a la peor opinión, en
medio de un escándalo con jugadores de fútbol que convocaron a varias mujeres a
“una previa” con abundante alcohol.
El
cronista le ha preguntado a la víctima denunciante de malos tratos a manos de
personajes públicos, qué le pasa en la cabeza cuando en los medios se la
presenta como prostituta con precio acordado, bailarina, víctima de violación, abuso
sexual y amenazas con arma blanca. Cuestiones que ella no denunció porque no
han sucedido.
No la
cabeza, es el corazón que se me ha roto, ella contesta. Porque no sabe qué
explicar a sus dos hijos escolarizados, con quienes duerme todas las noches, y
ellos se enterarán por fin de eso que la televisión dijo de su mamá…
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras imaginarias, 2018
Ilustración: Hugo Simberg (c)
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