Cuál es la puerta que
eligió el poema en parición. Por qué punto del cuerpo volcó. ¿Será de éste, de
un volumen histórico, o de cuanto ya algún porvenir presiente en mí? Será
quizás acá, donde la esperanza engrosa, del deseo en la mirada, del plato con
uvas dulces, transparentes, o el zigzagueo en él de una abeja, que han venido
nadando en mi consciente desde hace un buen rato. O será allí donde mi dios
nunca envejece: en la palabra, al fondo de la boca, por donde trago o desde el
que escupo. ¿Por dónde llega el hijo al mundo? En qué conjunción de espacio y
tiempo se adhiere a la existencia para que marquemos paso juntos. O es todo lo
contrario: nada de conjunción, sino que el poema es hiato, arista de la quebradura,
su ancho, altos de su abismo, y grito en la caída.
He
pensado por fin que soy yo quien vuelca. El poema me precede, viene patriando
mi existencia: es esta cueva donde primero amanece y jamás alcanzo noche en
soledad.
Jueves de recuerdos: la
relectura
Ilustración: Humberto Valdez (c)
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