nueve años dentro del vientre ceñidos con tablas
de abeto por
renacer a troya en los pies
no fue el miedo quien puso escalas sino ulises
él hizo de sí el centro cuando abandonó el caballo
acaso pueden olvidarse las caricias del parto las luces
que quiebran cada vientre
no al derroche de pies
antes las troyanas habían vuelto al escamandro
llevaron flores
sordas a
los presagios
adornaron esclavitudes de la muerte
y sentencias de casandra
porque sólo el príncipe espartano lleva pies ligeros
y
económicos
la pasión lo toca enciende por delante corre su luz
helena propietaria del brillo funda códice y poema
© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela
–troyanas-, 2013
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