supo en verdad homero no era
ulises falaz deshaciendo castigos
actuando su héroe ínfimo
ni tampoco aquiles traidor
incapaz de medios ciego de ira
o de deseo según
su dios
amaneciera
era héctor con su carro
también
a mí me mueven domadores
en esta tierra de caballos
y era Penélope que con su espera
estiró el poema la tragedia
sus días una a una frustraciones
nocturnas
maduro su sexo envilecía
por no cargar con muertos
con infieles hipócritas
troya
incendiada
embarcó sus odiseas
recaló en ítaca cada día
en cada vida
sin importarle quien regresa
ni quien desteje
tampoco pretendientes vengadores
troya es adrómaca
con su muerto
no apagado
y es la mujer que mira el infinito egeo
envejecida
© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela
–troyanas-, 2013
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