Vuelto a casa hay luz corre el agua arde el gas
Su llama azul ya se ha secado mi ropa. La cabeza
También ha vuelto y bulle en imágenes por parir.
Es una lástima no tener aquí ángeles (doncellas
Blancas aladas en mi caso) con su polvo de cielo
Para completar mis líneas. Tomo una hoja blanca
La doblo al medio y entro en casa por el escritorio:
Tal es mi vida. Después desde el teclado mi ático
Terrazas al campo santo diviso vivas mis imágenes
Debatiendo con tinieblas sumergidas cloradas que
Blanqueando arman sus equipajes para partir. Ese
Es mi gusto: almuerzo de colores claros de arriba
Al mediodía y después me voy abandonando hijas
Ya crecidas: conversan sobre mí para olvidarme
Trasiegan sendas hasta llegar al mar sin permitirse
Perder pies en fosas de papel. Entonces es cuando
Bajo: cierro el grifo apago la llama y me quedo
En penumbras repitiendo nombres en voz baja
Tironeando y volviendo a bautizar tantas veces
Tantos ángeles de plumas contenidas ¡tantos!
© Carlos Enrique Cartolano, de Negro de hueso, 2012
1 comentario:
Esas hijas crecidas, quizás conversan sobre vos, pero es porque buscan la manera de mimarte.
Un abrazo
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