La ciudad que recorro que respiro o me transpira
Convoca hogueras y oleaje en paridad de fuerzas:
Sin extinguir las vanidades el mar se reitera feroz
Sobre brasas humanas redivivas en la rémora. Hay
Humo en los pinceles hay angustia en todo espejo.
En tiempos de crisis –ya se sabe- van en cúmulos
Apilándose cenizas nauseabundas duelen escozor
En la piel y las conciencias ponen murallas y sitio:
Otro médano otro océano aunque fósil disecado
Inunda con mariposas negras asesina las miradas.
Para escribir me refugio en el salón nocturno lejos
Del fuego sin humo ventanas abiertas recibiendo
Embates del océano continúo habitando la ciudad
Sus galerías secas: Idealmente libre en pleno vuelo
Aunque respirara duraría menos que un canario.
© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012
Ilustración: Alberto Pancorbo
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