Quintetos con agua
A espaldas de mis amaneceres algo se jugaba
Allí arriba: en el celeste ruedo los toritos fieros
Competían calibrando impactos. Al descender
El tiempo sellaba ritmo y dimensión un orificio
De salida sobre mi mesa lámpara y papeles.
Antes en la noche había flotado en aire tibio
Indeciso en peso y circunvoluciones. Canes
Hubo adivinando lunas chisporroteos sordos
Campanadas remotas raramente ampliadas
Trabajo de cadenas y sudor sobre mi pecho.
Al fin la intimidad cautiva cayó con la lluvia
Al frasco del feriado fue la angustia y goteó
La miranda franca en libertad sobre la tierra.
¿Hacia las corrientes negras? ¿Donde la carne
Se cuece corrompe y desaparece? Ya no:
Es precipitación del espíritu regazo materno
Antigua lengua idioma devuelto de mañana
Cuando la luz demora y opera el miedo.
Nada queda que el espejo ratifique: liviana
La lluvia alcanza conciencia de raíz y aseo.
© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012
Ilustración: Nicolás Lamas
2 comentarios:
Hola Carlos Enrique.
Se me complica la comprensión de esta poesía, quizás hoy estoy poco intuitiva, no lo sé.
Discúlpame.
Pero si sé que sabes bien de lo que hablo.
Un abrazo
Sucede en ocasiones que la sintonía entre nosotros varía. Además hay mucho ruido en derredor. Gracias por estar siempre de aquel lado. Mi cariño!
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