Cuando amanece, busco
razones para aceptar
que la vida es una
fiesta,
y abro una ventana al
domingo anterior.
Ángeles Mastretta. El mundo iluminado.
Eriza la
piel gastada la duda que salpimenta soba encrespa
Sacude
pero es hija de la noche y rehúye resplandores al primer
Ramo de
albahaca desafiante. Ella cae por debajo de los tobillos
Cuando la
recolección apunta se calibran la luz con la mirada
La razón
del día fluye explícita. Porque ya festeja su verde el mate
Hay
exteriores cifrados: no se confunde este sol con el destino
Ni
conjura sentimientos mi poema. Flota estrecha en sobrenado
La duda
con esposas ¿Preguntan por futuros? No conoce la piel
Las voces
de mañana. El hoy estira queso blanco en pan moreno
Se
desmemoria resucita. ¿Quién podrá imaginar qué continúa?
© Carlos
Enrique Cartolano. De Leyes, 2012
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