Iluminando el teatro
ciego
Domestiqué
espejos en los cajones cuando temía perder
Tactos
del alma entonces la piel entenó rugosidades ojos
Vacilantes
materia disuelta en la palabra. Pero ahora sé
Que no
apaga usinas en feriados o fiestas de guardar esta
Porosidad
con la que fuimos pensados por el padre río
De tierra
y aire: el que transita nuestra carne nocturna
Con pasos
de escarabajo y pone fuego en las antorchas.
Me he
parado sobre el puente de nuestro tiempo: brillas
Dentro de
los cajones en los libros que subrayo y bendita
En la
mano invadida que te dibuja con certeza creciente.
27 de
agosto
© Carlos
Enrique Cartolano. De Leyes, 2012
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