eso que se acaba no es el tiempo es otra cosa un film
algo imaginado desde lo tangible lo que sucede nada
más
levanta polvo y humedece en la llovizna
como poemas que el sopor dispone en las fronteras
palabras que no asientan ni atinan a encontrar lugares
pájaros revoloteando en las cabezas amarillos azules
escarlata
solo en lecho propio la memoria traza un plano
directrices
diagonales del papel manchones del encuentro o la fricción
también dibuja muecas enrejados e ignora lo demás
alguien abaraja una reina de póker en la cama la mitad
cubierta
es de picas y diamantes la radiante que sonríe
mirada extraviada de quien sabe qué voló qué permanece
dices eso es femenina la conciencia con chuzas bajo
las cobijas
risas en exposición ojos de ternero degollado
entrepierna de madrépora y al borde vellos temerosos
hay quien queda en reposo juzga cuanto atan otros él
dirime
cada verso y el poema convoca palabras en la jaula
de tordos cotorras gorriones piojitos renegridos
no siempre es sabio aquel parado que enfrenta la
salida riesgos
hay en el aire en la corriente de arroyos interiores
y del más allá no vuelven testimonios ni barcas ni
reflejos
© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013
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