la ventana
abierta
para
verte
habré de alterar horarios ponerle un regente a las
mañanas
confesar esta crisis de las noches
sujetar cuanto quede de corona
es así el
rebaño de imágenes al alba se dispersa
muda el centro del día hasta las tardes
cuando suben a mis manos oros verdes y ventanas
tu voz entonces brilla como ñandubaysal pasado el
mediodía
se puebla de hojas nuevas
mi nombre en las fuentes de tu boca
acerca los llamados
melodías
interiores suenan en las yemas
de mis dedos puedo verte cuando escribo
ahora por las tardes en este corral de flamas y de
sueños
la flor abre distinto cuando el verano pierde muelas
© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013
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