Aunque en la punta de mis dedos lleve todavía
Instalada la preferencia -un rumor de bocas
Trashumantes- volví olvidándome los nombres.
No quedaron humores de fatiga palabras vacías
Jadeo. Todo fue cautivado diente por diente
Perdido después entre páginas de un libro.
Sólo vuelve la lectura de reclamos y urgencias
Los roces necesarios el dulce en la garganta
Faroles olvidados lustres en el mármol negros
Extendidos sobre el albo de sábana y camisa.
© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012
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