¡Oh! Este trabajo de dormir cada noche
Con un ángel ebrio que te vuelve la cabeza
De atrás hacia delante. Y van cuatro días
Abriendo elixires de malbec resucitando.
Ya no sé si es trabajo o mi esclavitud
En este tiempo de espinas y retoños siempre
Al sur de una pascua en primavera. ¿Serán sólo
Calvarios que impone el desposo de la luz
Y él –el ángel- un espectro morado del viñedo?
¡Tantas preguntas caben en anchura de cama!
¿Quién emborracha a quién? por caso o también:
¿Cuál de ambos recrimina? ¿Son dos espacios
O este ángel es simple prolongación de vuelo?
¿Acaso lo abracé desde siempre o sólo en noches
De jardinero fiel venido a regar el alma?
Los contemplo el ángel a mi lado y superpuestos
Dos tiempos convivientes: el sin palabras con otro
De hogueras que ha encendido el vino. Comparto
Con el ángel rostro torso los sordos beneficios
Materiales pero escribir tatuando ¡sólo si arde!
© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012
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