con la última gota de melancolía
y el único cable suelto del pasado armo
breve mi día. algún proceso químico
me clavó al sueño tres horas más
acaso
fuera necesario
y cuanto me habita encolumna ahora
sin turno ni reserva.
espero tu llamado
esta fusión
planta en
la lengua
el tránsito de palabras e intenciones.
sé ahora que tu voz es cada día
diferente como
mi sed mutante
la noche que alarga
este despierto acotado
todo hiende reflejos del aire porvenir.
aunque hay un punto inalterable
fijo al culmen del nervio óptico. sólo él
manda y legisla
conoce de viajes custodia la memoria
vigila el fuego. nadie lo mueve ya
es la huella del amor siempre previa
al último paso
él nos consagre.
© Carlos Enrique Cartolano. La lengua es un pestillo,
2014
No hay comentarios.:
Publicar un comentario