Hay noches que desatan incendios bajo la ropa de cama
Olor de primaveras en la carne insomnios glaucos
pintas
En la frente como estrellas y un invierno que claudica
tal
Como el último elogio entre mis dientes. Son esas
noches
Que vigilan profundidad y peso en las huellas con un
color
Que germinó cristales bajo párpados con postigos del
sueño
Desplegados y preguntas bajo cero apuntándome sus filos.
Es entonces amor cuando reclamo tu presencia nuda:
roces
De tu rosal brotado estrechez en tus oídos cuando te
levanto
Pluma a pluma entre los brazos y susurro tu nombre
¡fuego!
© Carlos Enrique Cartolano. De Plumas y susurros,
2012
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