La ciudad junto al río la mía junto al mar el abismo
Que oculta gestos gritos y calor. Que mis manos surquen
Ríos del teclado la espada planee sobre la cama una
brisa
Devuelva perfumes antiguos jardines de casas que ya
No habito: serán palabras olvidadas de un tierno amor.
Vuelve el niño cautivo por las tardes: despierta abusador
Del tiempo y los recuerdos ocupa espacios que
resultaron
Angostos se trepa en manos hombros pelvis huele sabe
Cunde revolución es anárquico inconformista grita
empuja
Sólo lo sostiene una madre: dialogan labios de suave
llama.
© Carlos Enrique Cartolano. De Leyes, 2012
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