La maravillosa eternidad de los cuerpos
Si existe el paraíso individual esa dilatada búsqueda
Que compara experiencias felices con los policromos
De fieras apaciguadas y señorío indiscutible de la
pareja.
Si creemos más aquí de la oferta de Colón que viajar
Al edén es posible en algo más que cáscaras de nuez
O psicoanálisis o purgas del desenfreno. Si creemos
Que Dios nos piensa –eso es crearnos en todo momento
Sólo para amar- y habremos de ayudarlo preparándonos:
Entonces ya encontré la puerta le gané a la confusión
vi
La cerradura. Un
ángel sin tiempo me donó las llaves.
© Carlos Enrique Cartolano. De Leyes, 2012
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