… Solo conocí el suave viento de las hojas del manzano
el oro del sol jugando al escondite con el grano maduro,
y el lunar purísimo sobre su blanco, blanquísimo, níveo seno izquierdo.
P S Rege
Encuentro en las puertas del paraíso: luminosos
Quienes abandonan falacias de la memoria entran
A gozar certezas de su estadía. Pueden demorarse
Esos los lóbregos avaros de reflejos de primicias
Que alcancen en temporada breve. Porque no hay
Soledad sepultura suficientes más allá de la vida
Para mi peregrino subversivo éste que estalla por
Las noches en palabras letales con ritos de la carne
Y mordidas de lobo. Sólo este amanecer de amor
En tus ojos: las rescatadas puertas del paraíso.
© Carlos Enrique Cartolano. De Leyes, 2012
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