Todo
es casual, salvo el azar. Cuanto no fue dicho, por indecible o aún velado, no
es inerte y decide. Después se vuelve fuente del por decir, porque mantiene
vivo el fuego, es contagioso y funda visiones prosiguientes. Pero lo azaroso siempre
parece inmanejable.
Azares del oficio
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018Ilustración: Wsimag (c)
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